EL VÍNCULO: CUANDO UN LOBO TE QUIERE

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Louis siempre me venía a buscar al club con una expresión seria en el rostro y una mirada atenta mientras bajaba las escaleras

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Louis siempre me venía a buscar al club con una expresión seria en el rostro y una mirada atenta mientras bajaba las escaleras. Se detenía cerca de mí, olfateaba discretamente el aire y se inclinaba para acariciarme el rostro contra el suyo; aprovechando para volver a olfatearme y asegurarse de que no había «otro Macho más que Louis». Él sabía lo mucho que me molestaba que lo hiciera, así que se aseguraba de olisquearme de la forma más sutil que podía; pero era Louis, y mi lobo no era conocido por ser especialmente discreto ni sutil, aunque lo intentara. Aquella noche, como todas durante el mes, le entregué el dinero y el sello para que lo guardara, pero le detuve cuando se fue a dar la vuelta para irnos hacia el coche.


—Niall quiere hablar contigo. —le dije, señalando la entrada del local.

Louis gruñó con cierta molestia. Estaba hambriento y, por las marcas en sus nudillos, había sido una noche movida. Me indicó con la cabeza que entrara y me siguió de cerca por el pasillo de posters hasta la puerta de entrada. Ya estaba casi a punto de cerrar y el club estaba más vacío, como solía pasar cuando la noche se alargaba. Quedaba gente bailando, algunos en la barra, pero casi nadie subiendo y bajando de las escaleras hacia el piso superior. Los lobos ya habían follado y visto a todos los humanos que querían ver, dando la noche por concluida y reuniéndose en el sillón más grande y alejado. Yo creía que aquella era toda la Manada, pero resultaba que solo eran los Machos solteros. Louis me lo había explicado una vez en casa cuando le había preguntado por qué ya no iba al Luna Llena.

—Louis ya no necesita el Luna Llena. Tiene a Harry. —me había respondido con la cabeza alta y cierto enfado, como si le hubiera ofendido que le hubiera preguntado aquello.

Yo había soltado un murmullo y había seguido fumando al lado de la puerta de emergencia, acallando esa voz dentro de mí que me decía: «eso es peligroso, Harry, y lo sabes. ¿A qué cojones juegas?». Después me había reunido con el lobo en el sofá nuevo, mullido, cómodo y que él había pagado, y le había dado besos en el cuello hasta que se empezó a poner cachondo como un perro.

—Niall. —saludó Louis al enorme pelirrojo, sentado en el centro del sofá y rodeado del resto de Machos, ya que era el Primer Beta y, a falta del SubAlfa y el Alfa, poseía el mayor rango en la Manada.

—Louis. —le saludó este con una sonrisa,—, Harry—añadió, dedicándome un asentimiento. —. ¿Qué tal noche?

—No tan emocionante como la tuya, supongo. —respondí sin demasiadas ganas.

Eso le hizo gracia y se rio como él se reía, con una ruidosa carcajada y echando la cabeza atrás.

—Espero que no, o Louis se va a enfadar mucho —me advirtió antes de guiñarme un ojo—. ¿Te importaría dejarnos un momento? —me preguntó, ahora más en serio, dándome a entender que se trataba de algún asunto de la Manada y no de una visita informal.

Humano [Larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora