Parte 4

12 3 0
                                    

El huérfano se pone de pie. Ámbar  empieza  a llamarlo en su cabeza "bastardo" pero no lo dijo en voz alta.

Es muy alto. Está flaco. Viste como marginal. Huele peor. Tiene grasa en las manos. Su pelo está seboso.

—Me voy —dice. Niña bonita sonríe—. No quiero asustarlos. Ustedes han sido muy buenos conmigo.

La abuela va y le toma la mano.

"¿Qué es esto?" Piensa niña bonita. Mira todo con reprobación.

—Toma —la anciana le pasa plata—. Gracias por tu ayuda.

Ámbar resopla. Ahora solo falta que el bastardo rechace la plata. Lo mira con detenimiento. Si la devuelve es un estúpido sin duda.

¿O está fingiendo?

Lo examina. Ámbar conoce a la gente que miente y utiliza a los demás. Ella es así, una experta. Este chico puede estar jugando lo mismo.

Quizás no hay padres muertos.
No hay orfanato.
No hay incendio.
No hay nada.

"Dale toma la plata y ándate", piensa Ámbar muy fuerte. Casi moviendo la boca.

—Gracias —la recibe.

"Al fin", vuelve a pensar la niña malcriada.

—¿Dónde te quedarás esta noche? —pregunta el abuelo. No espera respuesta—. Hay una cuarto abajo en el subterráneo. Es un poco oscuro y frío, pero lo podemos acomodar por esta noche. ¿Qué piensas María?

La abuela mira a Ámbar que niega con la cabeza. Está de brazos cruzados. María no sabe qué hacer, entre el chico bastardo, su esposo gentil y su nieta caprichosa.

—Solo por esta noche. Está muy frío afuera.

—¡¿Es una broma?! —grita niña bonita—. Definitivamente ya lo senil... —y se queda callada, no termina la frase.

—No he dicho que sí —comenta el bastardo. Ámbar lo mira y está segura que él le sonríe a ella. Los abuelos no lo ven, pero es una sonrisa triunfadora—. Sería un honor. Gracias.

Los abuelos se van a prepararle la pieza de abajo. La más oscura y aterradora. Donde seguro hay ratas y quién sabe qué más.

El bastardo sigue sonriendo.

—¿Qué te causa tanta gracia? —le pregunta.

—Cuando te enojas, te pones bien fea.

Niña BonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora