Parte 16

8 1 0
                                    


—No quiero que esto te asuste, Dominic —dijo la extraña.

El bastardo ya está asustado.

Y esto es raro para Ámbar, porque por un segundo piensa en decirle "su nombre es Kas" como si solo ella pudiera herirlo y nadie más tiene ese derecho.

—Me asignaron este caso. Yo no lo pedí.

—¿De dónde lo conoces? —pregunta la abuela.

Romina voltea a verla. Casi todos se olvidan que ella está ahí en un rincón.

—Me asignaron el caso en Estados Unidos. Fui por la embajada. Siento mucho si esto interfiere con mi trabajo. Puedo pedir me reemplace alguien más.

—Está bien así —dice el bastardo—. ¿Qué quieres?

Le habla con un poco de rabia. Quiere salir pronto de este trámite y desaparecer.

Romina le habla esta vez solo a Ámbar.

—Soy psicóloga infantil y adolescente. Me han asignado este caso.

—¿Qué caso? —pregunta niña bonita. Sigue echa un pequeño bulto en el sillón—. No quiero esto otra vez. Ya hablé lo suficiente.

—Lo sé. No te preguntaré nada de eso. Escuché todo lo que tenía que escuchar de ambas partes. No sé si entiendes Ámbar que la acusación que hiciste contra Dominic es muy grave. Si bien ambos son menores de edad, estamos hablando de abuso sexual e intento de violación. Esto podría llevar a un juicio y para Dominic sería perder toda su vida. ¿Sabías esto? ¿Sabes que tu acusación trae consecuencias?

Ámbar no entiende. Sabe que trae consecuencias y por eso la ha hecho. Pero esas preguntas no logra procesarlas. Tienen algo diferente, un matiz especial.

Asiente, pero no está muy segura.

—Dominic, por tu lado, ¿sabes que si hiciste lo que te acusan es un hecho gravísimo?

—Sí, pero no lo hice.

—Conociendo ambos esto. ¿No quieren confesar nada? ¿No quieren decir algo nuevo a sus declaraciones?

—No —contestan al mismo tiempo.

—Bien —revisa unos documentos que lee—. Cada palabra y acción tiene consecuencias. Esto significa tener que ir a un juicio. Declarar ante un jurado. Tener abogados que los representen. Significa Dominic que obviamente ya no podrás vivir acá.

—Bien.

—Eres inocente hasta probar lo contrario. Por ley tienes derecho a un abogado.

La psicóloga mira un rato a Ámbar al terminar de hablar. Vuelve al bastardo.

—Como no tienes familiares cercanos, tendrás que ir al SENAME hasta el juicio.

—Bien —vuelve a repetir él. Ya lo sabe, no es nuevo en estas burocracias.

—¿Nada que decir Ámbar?

—No —responde.

—Bien. Si me lo permiten, me gustaría hablar un momento a solas contigo Ámbar y revisar algunos detalles de tu declaración.

—-

La psicóloga es muy bonita. Es como de esas personas que se niegan a envejecer. Todo en ellas parece vivo y nuevo.

Niña bonita la observa con atención. Se demora mucho en hablar y se siente estresada.

—¿Sabes la situación de Dominic, Ámbar? ¿Sabes lo qué pasó en Estados Unidos? ¿Sabes lo qué pasó con sus padres?

Niña BonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora