(XX)

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Un grupo de adolescente caminaba con tranquilidad por el viejo barrio, las mansiones relucian transportando a los jóvenes a la época de sus abuelos, pero el objetivo de aquella excursión se encontraba a la vuelta de la esquina. Las ramas cresidas de los árboles cubrían la vista y las enredaderas de adorno ahora cubrían el muro sin control, los cuatro jóvenes pasaron entre las rejas medio abiertas y siguieron el camino empedrado cubierto con maleza, pasando entre las pocas estatuas que adornaban el jardín, los jóvenes veian como estas se habían desgastado con el tiempo dejando a su paso expresiones y muecas aterradoras en las caras de lo que pudieron haber sido ángeles, y después de andar por el poco visible  camino divisaron la mancion que se alzaba frente a ellos, aún conservando esa imagen de superioridad, los años no pasaban por ella pues sus colores y adornos se veían intactos, creando un gran contraste con el jardín descuidado y muerto a su alrededor, tenia ese toque atrayente hacia cualquier baldalo que quisiera grafitear sus paredes o romper alguna ventana.

—¿y están seguros de lo que hacen? —pregunto una joven de cabellos dorados y lacios.

—¿tienes miedo Vanesa? —cuestionó  un chico con chaqueta de algún equipo de americano.

—¡no seas estúpido Tomas! —exclamó la chica — mi padre hace entregas algo extrañas para el dueño del lugar.

La chica se habrazo así misma mirando el tétrico lugar, una sensación extraña la recorrió, la idea de ir ahí le había parecido divertida pero ya estando en el lugar el entusiasmo se le avía ido.

—enserio te crees todas esas historias —hablo otro joven de cabellos largos que cargaba una bolsa negra con latas.

—¡claro que no!, lo que me preocupa es que el dueño llame  a la policía.

—mira cariño, si no estás cómoda nos vamos —hablo otro chico detrás de ella abrazandola por la espalda.

—si romeo, por que no mejor te llevas a tu novia cobarde —se quejo Tomas.

Ambos chicos ofendidos se marcharon después de discutir un rato con sus amigos.

—quién los necesita de cualquier modo —murmuró Tomás mientras seguía su camino.

—concuerdo contigo, —lo apoyo el joven de cabellos largos —y que tienes planiado Tom.

El mensionado sonrió a su amigo pidiéndole la bolsa con un jesto de su mano, ambos sacaron votes de pintura en aerosol, el joven de chaqueta roja se recargo en la gran puerta listo para comenzar a pintar pero esta cedió ante el y con diversos sonidos de campaniñas se abrió para ellos.

—viejo la casa esta abierta —lo palmeo su amigo.

—creo que es nuestro día de suerte Lian.

Ambos entraron con cuidado viendo cada aspecto de la lúgubre estancia, las telarañas cubrían el techo y un candelabro, el polvo era notorio en el piso pero lo que llamó la atención del par de jóvenes era un camino de huellas que se dirigian hacia el segundo piso.
Tomas comenzó a subir las escaleras seguido de su compañero algo temeroso, si las campanillas en la puerta le parecían curiosas las diversas figuras pintadas en las paredes con un rojo deslavado comenzaban a inquietarlo.

—Tomas creo que deberíamos regresar, hay que pintar la entrada he irnos.

—vamos, ¿no quieres saber que esconde la casa de un asesino?.

Su amigo no contestó a la pregunta y lo siguió sin comentar nada más, las escaleras acabaron en un largo pasillo oscuro donde la única luz provenía de una habitación un poco más adelante, ambos llegaron hasta ella y con cuidado empujaron la puerta.
La habitación era iluminada bor velas, sin señal de alguna ventana, la decoración y el piso estaban limpios a diferencia del resto de la casa, avian lámparas, un armario y una amplia cama con sábanas rosas, el par de amigos vio todo a su alrededor como si de un museo se tratara, uno de ellos encontró una foto dentro de un marco desgastado.

🌹..Todo y nada..🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora