ocho

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Es miércoles de mañana, afuera hay una lluvia tan intensa que tuve que sacarme los zapatos para entrar. Estamos en el consultorio de Olivia, y como de costumbre, me espera con un café

El café siempre me hace recordar a Alaska

Y en aquella noche en la que me confesó que su mayor sueño era tener un café. Donde cada bebida tenga el nombre de un famoso y que su sabor reflejara la personalidad de ese mismo

También me dijo que cuando sea famoso iba a crear el mio

Me pregunto si en donde sea que se encuentre ahora, sigue tratando de descubrir ese sabor

Si sigue pensando en mí, si me dejará otra pista pronto

La lluvia de afuera también me hace acordar a ella; porque toda la madrugada en la que hablamos sin parar, la tormenta estaba presente

Las flores, por su tatuaje justo debajo de la oreja. Pero en especial los jazmines, por el olor que había en su casa, difícil de olvidar

Ese día escribí El Color del Ayer, y mi mente tampoco pasa de largo por su recuerdo cuando la gente me habla de la canción. Porque ella fue la que me incentivó a escribirla, a sacar cada pedacito roto dentro de mi pecho y plasmarlo en una canción

Porque ella fue la que tuvo fe en mi, fue la que me grabó y ayudó a subir la canción a YouTube, sin ni siquiera imaginar lo que pasaría luego

Fue la primera que la escuchó, la que lloró y me abrazo por horas luego de hacerlo

Porque, probablemente, sin Alaska no estaría donde estoy hoy

Y no puedo irme de este mundo sin agradecerle por eso, sin darle otro abrazo, sin volver a ver esos ojos celestes tan fríos y cálidos a la vez

Sin escuchar sus palabras llenas de positivismo, ni su risa dulce y desinhibida

Hace bastante tiempo que ya no pongo en duda su existencia, pero sin embargo aquí estoy, esperando el correo con mi diagnóstico, junto a Olivia. Tengo una sensación de nerviosismo en todo el cuerpo, porque soy consciente de que esto podría desencadenar muchas cosas de las que todavía no estoy listo para afrontar, y porque también terminaría de resolver un montón de dudas

Una de ellas, su existencia

Nuestra mirada está en mi celular, que reposa con la pantalla apagada en la mesa de madera que mi psicóloga usa como escritorio. Hace aproximadamente veinte minutos que estamos así, y el tiempo parece ir cada vez más lento

Hay un silencio que nunca jamás escuche aquí. Mac tiene apoyada su cabeza en mis rodillas, y larga un suspiro cuando acaricio su pelaje que me hace reír bajito

Sí, también tengo que tomar un antialergico para venir al consultorio de Olivia

El sonido de una notificación resuena en mi teléfono y nos miramos simultáneamente. Lo tomo entre manos y lo desbloqueo rápido con mi pulgar

Mis manos se vuelven un poco torpes, y Liv me acaricia el hombro para relajarme

El correo del hospital había llegado

Observo la notificación con miedo, y ella lleva su vista hacia mí, expectante

-¿Quieres que lo haga yo?- pregunta suavemente y asiento- Okay, lo haré

Le entrego el celular y ella suspira antes de empezar a leer. No miro la pantalla, solo veo su rostro y trato de analizar cada facción

Alza sus cejas y siento una puntada en mi abdomen

-Lo sabía- susurra negando con su cabeza

-¿Qué?- cuestiono con lo que me queda de aire

Me mira con una sorpresa que trata de minimizar

-No estás enfermo, Villa

Mi pecho se estruja fuertemente y Olivia abre sus brazos hacia mi, para acercarme a ella y abrazarme

-Por Dios, Olivia- es todo lo que puedo decir en un suspiro- ¿Qué carajo está pasando?

-Tranquilo- murmura cuando una primer lágrima cae en mi mejilla

-Es que no lo entiendo- niego y se separa de mí, para agarrar mis manos con fuerza- ¿Y qué pasa si esto está mal? ¿Si en realidad éste es erróneo?

Olivia me mira con su cabeza inclinada, y acaricia mi mejilla con su mano tibia

-Cielo, ambos sabemos que lo raro está en el otro estudio- contesta- Tenemos que contarle esto a la policía, tienen que investigarlo

-No, déjame hablarlo con él- digo negando y ella frunce su ceño

-Pero...

-Mamá se enterará, no podré hablar con Christian si sabe que la policía lo investiga por mí, no va a querer hacerlo- explico- No quiero poner en riesgo todo lo que sabemos, necesito encontrarla, Liv

Me mira con cierto temor, pero finalmente asiente

-Okay- responde

.

.

.

-Pero me dijeron que volvería hoy de su licencia- excuso y la recepcionista asiente

-El doctor Alonso iba a volver hoy, pero pospuso su retorno por unos días más- explica la muchacha

-¿Y podrías decirnos cuando vuelve?- cuestiona Liv con amabilidad

-Lo siento, no puedo darles esa información- responde apenada y resoplo- Puedo comunicarme con él y dejarle un mensaje de su parte, si gustan

-No, muchas gracias- niego con una sonrisa falsa en mi rostro

-¿Algo más en lo que pueda ayudarlos?- cuestiona ella

-No, gracias...Tatiana- habla Olivia leyendo el cartel que cuelga del saco de la chica

Ella sonríe en grande

-A las órdenes- responde y nos alejamos del mostrador

Liv me mira con un poco de pena, y deja una caricia en mi hombro

-Ey, levanta la vista- dice alzando mi mentón con sus dedos- Ya lo encontraremos, Villa

-Ojalá- digo sin entusiasmo

Su celular suena y lo saca de su bolsillo. Sonríe al ver la pantalla y luego me mira

-Isaza y Martín están cerca de aquí, preguntan si queremos ir a desayunar con ellos- yo largo una risa

-¿Qué es esto, una invitación a una cita doble?- bromeo y ella ríe- Dígales que sí

-Que raro que Moncho no esté con ellos- comenta preocupada por su cuñado

-Nathalia- explico divertido y ella sonríe

Simón nos presentó a la pelirroja hace unos días, y aunque se esfuercen demasiado por aclarar que son amigos, sabemos que es cuestión de tiempo para que su relación cambie de status

Son tal para cual

Esta vez mi teléfono es el que suena y mis cejas se fruncen al ver una notificación de correo, enviado por un desconocido

Abro el mensaje, y freno en seco cuando veo su contenido

No hay asunto, ni ningún mensaje escrito, solo un documento

Era un libro, en pdf

El Principito

Victoria - Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora