dieciséis

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Laura mueve su pierna impacientemente de arriba hacia abajo, y yo me he obligado a parar de morderme las uñas

Hace dos horas que estamos esperando a Christian, en el bar y a la hora que acordamos para juntarnos a hablar; pero él no ha aparecido por el momento

Mi hermana trató de llamarlo unas tres veces, pero su celular está apagado, lo que me resulta extremadamente raro

A la par de un resoplido lento, recuesto mi espalda en la silla con cansancio y ella me observa con una cara de decepción

-Voy a asesinarlo- murmura refregando su rostro

-Algo habrá pasado- intuyo y nos miramos en silencio

Ambos estamos pensando en lo mismo, pero creo que el miedo a que sea real, es lo que nos impide decirlo en voz alta

Y todo tiene que ver con nuestra madre

-¿Sabe que? Vamos a casa- dice tomando su bolso

-¿Está segura?

-No voy a esperar a que se digne a aparecer, sin ni siquiera saber que va a decir- sentencia y asiento dándole la razón

Salimos del bar y el sol me pega directamente en la cara, lo que me hace entrecerrar los ojos. Hay un viento fresco que hace mover las hojas de los árboles a la par, y solo pienso en lo lindo que sería recostarme en el pasto, al menos, por un rato

El sonido de mi celular informa una llamada y atiendo aún sin mirar quién está del otro lado

-¿Hola?- saludo

-¿Juan Pablo?- pregunta una voz masculina y frunzo el ceño

-Si, soy yo- digo- ¿Quién habla?

-Soy Valentin- se presenta y abro mis ojos con sorpresa

Laura me mira confundida a causa de mi reacción, y modulo el nombre del rapero en total silencio

-Disculpa, no vi quien llamaba- río un poco- ¿Cómo está?

-Todo bien- responde con su acento argentino- Vi tu mensaje, hace un rato que llegué a Bogotá, perdón que no pude contestarte

-No pasa nada- me apuro a decir

-Mirá...si estás libre, nos podríamos juntar en una hora- propone- ¿Te parece bien?

-¿En una hora?- repito incrédulo

-¿Tenes que hacer algo?- cuestiona

-No no, está bien- aclaro

-¿Todo sea por Alaska, no?

Me quedo mudo ante su pregunta y una sonrisa se forma en mi cara sin ni siquiera quererlo

Voy por el buen camino

-Exacto- respondo con una sonrisa

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.

.

Estamos en la cafetería del hotel donde se hospeda con su equipo, cuando el argentino me dice que se alegra de que haya podido contactarme con él

Tiene una risa que me parece absolutamente contagiosa, y su energía positiva me hace acordar a Alaska

Agarra algo de su mochila roja y saca algo de ahí

Cuando lo estira hacia mí y lo deja en la mesa blanca, me doy cuenta que es el cuaderno que ella me dio. Sonrío con nostalgia y paso las páginas rápidamente, encontrándome con la letra de El Color del Ayer

Victoria - Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora