Las cárceles siempre me parecieron un lugar frío, o al menos eso siempre percibí viéndolas en la televisión.
Descubrí que, por lo menos, aquí no estuve tan errado y que hay una mala energía en el aire que definitivamente no es de mi agrado. Los tonos son grises en todos lados, para donde sea que mi vista se sitúe
Mi cabeza actuó en plan de autosabotaje e intentó convencerme de que irme a mi casa era la mejor idea posible. Pero echaría para atrás toda la falsa valentía que construí como armadura
Y además sería malagradecido con Sofía, que moviendo sus contactos, nuevamente me ayudó y estoy aquí ahora
Por aquí, me refiero a la cárcel en donde está Blas
El oficial me lleva hacia una sala; hay una ventanilla rectangular que deja ver hacia el otro lado de la pared, donde están algunos presos hablando con sus familiares a través de un teléfono
Parece una escena de película
Hay cuatro asientos en fila, todos ocupados menos uno en la esquina, así que me dirijo a ese. Estoy un poco nervioso de más, así que, cuando ya estoy en mi asiento, recorro con mi vista el lugar, en silencio.
Hay un hombre mayor rezando, con lágrimas cayendo en su rostro. Lo hace junto a otro hombre preso un poco más joven que él, que por lo contrario de llorar, tiene una leve sonrisa en la cara
Luego hay un chico, que conversa a las risas con otro hombre encarcelado. Éste último con una herida gigantesca en su labio inferior que me hace revolver el estómago
A mi lado hay una chica pelirroja, de ojos verdes. Lleva en su falda una bandeja de pastelitos con cerezas, y sonrío, porque están tan delicados que me transmiten ternura. Ella no habla con nadie, está esperando igual que yo
Siento un ruido enfrente mío y miro hacia allí
Trago fuerte porque veo a Blas con los ojos entrecerrados, sentándose lentamente sin sacar su vista de mí
Si la herida del anterior preso me había impresionado, la cantidad de moretones y lastimaduras que tiene Blas en su rostro, me hiela la sangre
Agarramos el teléfono casi al mismo tiempo, y mientras a mi me tiemblan las manos, su semblante duro y frío ni siquiera tambaleó
-El héroe- habla con una risa seca- ¿Me viniste a visitar, acaso?
-Vengo por Alaska- digo y él vuelve a reír
-Claro...Alaska- asiente risueño- Parece que se hicieron amigos, ¿Eh?
-¿La mató?- pregunto sin más, con miedo a la respuesta
-¿Te enamoraste de ella, niño bonito?- habla burlesco y muerdo mi labio inferior con rabia
-Responda- contesto, haciendole caso omiso a su pregunta
-Claro que te enamoró- dice levantando su vista al techo- ¿Y luego te dejó sólo, como a mí?
Una pequeña sonrisa se forma en su rostro cuando no contesto, y me dan ganas de atravesar el ventanal, para terminar de desfigurar su cara con mis propias manos
-Típico de esa niña estúpida- ríe negando con su cabeza- Te envenenó, y tu sigues detrás de ella. A mi me hizo lo mismo, me dejó solo y mira donde estoy
-Quizás lo dejó solo porque la trataba como un animal- digo
-Es lo que era, un animal mentiroso- escupe
-¿La mató si o no?- insisto
-¡Ojalá la hubiese matado!- exclama con furia
Su rostro se vuelve rojo y el tono de su voz me erizó la piel por completo. Los presentes en la sala lo miran con cierto impacto, y el señor que antes rezaba le grita algo desde el otro lado que le hace bajar la cabeza
-Lo hubiera hecho si la hubiese encontrado- dice con la voz baja- Pero huye, siempre huye como una rata
-Huyó porque la maltrataba- excuso inmediatamente
-Huyó porque le descubrí sus mentiras- contraataca
Mis cejas se fruncen y mis rodillas comienzan a doler de tanto temblar
-¿De qué habla?
-Me mintió todo el tiempo, a todo el mundo, incluido a ti, por lo que veo- responde- No es tan buenita como parece
-¿De qué habla?- repito sin paciencia
-No se llama Alaska- niega con su cabeza
Largo una risa, porque seguramente son bobadas y no tendría que estar confiando en él
-Ya fue suficiente- digo con la intención de terminar la charla, pero me detiene
-Me importa una mierda esa chica, voy a estar encerrado aquí de por vida ¿Por qué te mentiría?
Por primera vez, veo seriedad en su rostro
-Se escapa y miente porque sabe que si la encuentran la van a matar- explica- Y ojalá lo hagan, porque se lo merece
-¿Quién la busca?
-Nunca me lo dijo- dice recostandose en el respaldo de su silla
-¿Y por eso le pegaba?- cuestiono
-Le pegaba porque era una psicótica, tenía que mantenerla tranquila de alguna manera- responde levantando sus hombros
Cierro mis ojos con fuerza y resoplo
-¿Cómo se llama?
Sonríe burlón otra vez
-¿Qué pasa si no te digo nada?
Junto paciencia y me inclino para levantarme de la silla
-Espera- dice y lo observo
Su vista se va hacia la pelirroja de al lado, más precisamente a la bandeja que tiene entre manos
-Consigueme uno a cambio del nombre- propone
Asiento sorprendido pero aliviado, porque no era un problema hacerlo
Blas se refrierga un ojo, con una mueca de dolor, y luego cierra ambos, parece rendido
-Victoria- responde- Se llama Victoria
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Victoria - Juan Pablo Villamil
FanficTodos guardamos algo en un cajón Todos buscamos algo en qué creer (segunda temporada de Alaska)