veinte

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Llego al hospital con las emociones a flor de piel, con la respiración agitada y los pies doloridos de caminar rápido y sin descanso. Leo el mensaje de Laura una y otra vez, tratando de ubicarlas a ella y a mi sobrina, pero el lugar tiene tantas puertas y pasillos que me siento perdido en el medio de un laberinto

Logro verlas al final de un pasillo; Laura con Maite sentada en sus piernas. La primera con el maquillaje un poco corrido y con su espalda totalmente estirada en la silla azul

Maite es la primera en verme cuando me acerco y se baja de las piernas de su madre para saludarme. No sonríe como siempre, pero cuando me agacho para abrazarla, su agarre es igual o más fuerte que de costumbre

Cuando me separo, tomo su rostro entre mis manos y veo un pequeño pedazo de gasa tapando una herida arriba de su ceja

Me sonríe levemente y dejo un beso en su mejilla

-Lo siento- le susurro

-Estoy bien- responde ella levantando sus hombros

Observo a Laura, que nos mira desde la silla, y me acerco a ella. Le doy un abrazo, y a los dos segundos, la siento llorar en mi hombro

-¿Qué pasó?

-Entró preguntando por Margarita, dijo que nosotros sabíamos donde estaba y que la estábamos ocultando de ella- explica- Tiró las cosas al suelo, gritó tan fuerte, Juan

Sacude su cabeza como si rememorar ese momento doliera, y acaricio su espalda

-Estaba descontrolada, empujó a Maite al piso y ahí fue cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Se quiso escapar pero la encerré en el baño y llamé a la policía

-¿Te hizo daño?

-No, a mi no- contesta- Cuando llegaron les empezó a confesar todo, y luego se desvaneció

-¿Dónde está ahora?

-Está en la sala nueve

Solo a unas puertas de la sala que se encuentra frente a nosotros. Lo justo y necesario para ver a dos policías frente a la puerta

Veo la mirada preocupada de Maite por detrás de la espalda de mi hermana y el pecho se me llena de angustia

-Tendria que haberme quedado- digo

-No diga bobadas, Juan- responde- ¿Cómo le fue?

-Hablé con sus papás- contesto y nos separamos del abrazo

Limpio sus mejillas mojadas a causa de las lágrimas y me regala una sonrisa breve

-Margarita era la tía de Alaska

Su sonrisa se borra por completo, y se transforma en una mueca a medida que le voy contando todo lo sucedido

Luego pongo la mochila en mi falda y busco la foto que me dio Luisa

-Ella es Alaska- digo y les muestro la foto a ambas

-Es hermosa- comenta Laura, acariciando mi hombro  

-¿Es su novia?- pregunta Maite con sorpresa

Largo una pequeña risa y siento mi rostro arder

-No, no lo es

-Mmh, que mal- responde la de rulos

-¿Qué tiene escrito aquí?- cuestiona Lau, mostrándome el otro lado de la imágen

-La dirección en dónde está- digo y sus ojos se abren con sorpresa

-¿Cuándo va a ir?

-Cuando vuelva todo a la normalidad

Victoria - Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora