diecinueve

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Ángel me ha traído una taza de café, y le sonrío agradecido cuando la deja con cuidado en mis manos

Encuentro a Alaska en ese olor específico, en ese gusto. Pero descubro que la encuentro más cuando me detengo a ver a sus padres

En el pelo negro oscuro de él y hasta en sus gestos

En las pecas y en los ojos celestes de su madre

En la forma de hablar, en sus sonrisas; un poco escondidas a causa del dolor pero resplandecientes al intentar mostrarlas con orgullo

Valentin tiene razón, que la vida me haya hecho encontrar con Alaska es una casualidad horrible. Pero el hecho de que ella haya vuelto todo bonito sin ni siquiera saber las historias que nos persiguen, me da más fuerza para buscarla

-Lamento lo de Mauricio, Juan- dice Luisa con un tono triste

Acaricia mi mano y una media sonrisa sale de mi boca

-Lamento lo de Margarita- respondo- Sé que eran muy buenos amigos

-Eran como hermanos, no se separaban nunca- comenta con una pequeña risa

-¿Por eso mamá creía que los engañaban a ella y a Christian?

-Margarita no engañaba a Christian, eso hasta lo puedo jurar- afirma- Pero si, Clemencia desconfiaba de cualquier persona que se le acercara a tu padre

Golpeo la taza levemente con mis dedos, ansioso, y las palabras salen mi de boca solas

-¿Puede contarme que sucedió?- pregunto en un tono bajo

Luisa me observa por unos segundos, y el silencio de la casa me hace pensar que el tiempo se detuvo por completo. Ella larga un suspiro y su marido se sienta a su lado, acariciando su hombro

-Un mes después del incidente en Buenos Aires, cuando la policía dictaminó que solo había sido un accidente, Christian apareció llorando en nuestra casa...- explica- Pensé que seguía triste y eso era todo, que venía a desahogarse, pero llegó a explicarnos que Clemencia había planeado todo

Luisa me cuenta lo mismo que Christian nos contó en el hospital. Que mi padre había sido advertido por él y que no quiso creerle; Pero luego, en el hospital y a punto de morir, le había hecho prometer que no le diría nada a nadie

Hasta que no aguantó, y en un ataque de desesperación, fue a decirles a Luisa y Ángel

-Claramente, nuestro plan era contarle todo a la policía...pero aunque no parezca, tu mamá es muy inteligente- dice- Apareció en casa, nos amenazó con matar a Victoria si contábamos algo. Al principio no estábamos muy seguros de quedarnos callados, pero sus llamadas y visitas eran más recurrentes...y si pudo matar a su marido, podía matar a la sobrina pequeña de Margarita

Aislaron a su hija de todo y todos, siempre con una protección encima que ella no comprendía en lo absoluto hasta que se hizo más grande, y que le robó bastantes años de la libertad que soñaba tener

Se mudaron de su casa, en la que tenían de vecinos a la señora Carmela y su familia, con el propósito de protegerla, y llegaron hasta aquí, a Cartagena. Su lugar predilecto cuando se querían ir de vacaciones, y donde Valentin y sus padres vivían

Asi fue como desaparecieron del mapa de mi madre por muchos años; Pero como dije antes, Alaska deseaba tener una libertad que no lograba alcanzar jamás, gracias su constante resguardo. Después de muchas discusiones, decidieron que su hija vuelva a su antigua casa, pero esta vez sola.

Trabajó en una cafetería, en la misma que yo la conocí, que le ayudaba a pagar algunas de sus cuentas

Vivió allá tranquila, por algunos meses... hasta que llegué yo

-Cuando nos contó todo, se tomó el primer vuelo para aquí, y en lo primero que pensamos fue esconderla de nuevo- habla Ángel

-Christian me contó que mi madre piensa que Margarita sigue viva- digo- ¿Piensan que cree que sea Victoria?

-Son muy parecidas, pero eso no quita que su mamá esté muy mal, Juan- dice Luisa y la observo

-Lo sé, él la ayudó a modificar sus exámenes, y también los míos

-¿Los suyos?- cuestiona el de pelo oscuro

-Inventó que tenía esquizofrenia para distraer a todos de su enfermedad, con ayuda de Christian, lo ha estado amenazando todo este tiempo- respondo- De hecho, gracias a eso, por muchos meses pensé que Alaska era tan solo una creación de mi mente

Ambos se miran impactados, pero aún así, creo que no les sorprende mucho que Clemencia haya sido capaz de hacer algo de ese nivel de crueldad

-¿Y Chris como está?- pregunta Ángel

Les explico todo lo que sucedió con él, lo que sé hasta ahora de su estado de salud, y los ojos de ellos brillan de pura tristeza

Hablamos por un rato más, hasta que Luisa se levanta de su lugar, y unos minutos después llega con un álbum de fotos bajo el brazo

Me lo entrega con una sonrisa leve, que se ensancha al ver una foto de su hija en la primera página

Nos entretenemos viendo las imágenes por unos minutos, pero mi lengua vuelve a picar con nerviosismo, y las palabras vuelven a salir con un poco de temor

-¿Hay alguna manera de que la pueda ver?

Los dos levantan su mirada del cuaderno y se miran

Siento como mi corazón palpita con fuerza a la espera de una respuesta

Luisa asiente un poco con su cabeza y le susurra algo a su marido que no puedo escuchar, pero que hace que Ángel se refriegue la cara con una queja de por medio

-Es buen chico, Ángel- murmura ella acariciándole la mejilla

-Lo sé- responde él en un susurro que está vez si logro oír

Trago fuerte antes de hablar

-Nunca haría nada que la lastime- digo y llevan su vista hacia mí- Quiero a Victoria, demasiado, y no se imaginan los esfuerzos que hice y hago todo el tiempo para poder volver a verla. Sé que es difícil y que quieren cuidarla a toda costa, pero les pido que confíen en mí, y en el cariño que le tengo a su hija, por favor

Él suspira, ella lo mira

Ángel asiente y Luisa agarra una foto del álbum, sacándola del plástico transparente que la cubre

Escribe en la parte de atrás de la imágen con un bolígrafo de tinta negra y luego me la entrega

Una sonrisa se me escapa de la boca cuando veo una dirección

-Parece que Mauricio crió a un gran muchacho- habla él y levanto mi mirada a ellos- No nos haga creer lo contrario, Juan, por favor

-Lo prometo, señor- aseguro

Mi celular vibra en la mesa de madera y cierro mis ojos con fuerza al ver el nombre de mi hermana escrito en la pantalla

Como siempre, no eran buenas noticias

Nuevos Mensajes: Laura

Mamá volvió a casa, entró a los gritos y rompiendo todo lo que tenía en su camino

Lastimó a Maite y llamé a la policía

Confesó todo, Juan

Victoria - Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora