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Por el Resto de Mi Vida - Andrés Cepeda

Abro la puerta de vidrio y mis ojos virotean por todo el lugar con intenciones de encontrarla

El sol está cayendo y el café está a tan solo unas horas de cerrar sus puertas, así que queda poca gente aquí.

Mis pensamientos se pierden en un déjà vu; en la primera vez que la vi, mientras trabajaba en otro café un poco alejado de aquí

Hasta que me doy cuenta que me he quedado parado en el medio del local como un tonto, y la de rulos no hace mas que mirarme confundida desde la caja, mientras una sonrisa crece en su rostro

-Hola- saludo sonriente y ella ríe bajito

-Hola, Juan Pablo- dice Estefania- ¿Cómo estás?

-Muy bien, muchas gracias- respondo- ¿Usted como está? ¿Cómo han venido las ventas?

-Increíblemente bien- responde sonriente- Comienzo a pensar que Victoria nos trae buena suerte

-Yo pienso lo mismo- contesto risueño- ¿Dónde está?

-Está cambiándose- dice guiñando un ojo

-¿Me veo bien?- pregunto nervioso y vuelve a reír

Se acerca a mí para arreglar el cuello de mi camisa blanca, y me da unos leves golpes en el brazo cuando me ve suspirar

-Estás espléndido, quédate tranquilo- murmura con ternura y le sonrío

Estefania, o Nia, como le decimos todos; es la jefa de Victoria y, desde ya hace un tiempo, una amiga. Así que, al tenerle una confianza bastante grande,
no dude en contarle mi plan y pedir su ayuda para poder concretarlo

-Ya la maquillé, está casi lista- dice una chica colorada, saliendo de la puerta de un pequeño galpón

Me detengo a mirarla por unos segundos, y ella hace lo mismo conmigo, y entonces sé que no estoy tan errado con la idea de haberla visto anteriormente

-La conozco de algún lado, ¿No?- cuestiono

-Los pastelitos de cereza- responde con una pequeña sonrisa

-Orianna- recuerdo y asiente

Ella fue la chica que me regaló el pastelito de cereza que me pidió Blas, cuando fui a hablar con él a la cárcel

Me lo pidió a cambio del nombre de Victoria, y ahora, Victoria es su compañera

El mundo literalmente es un pañuelo

-No sabía que trabajaba aquí- comento

-Es mi socia y abogada de confianza- dice Nia abrazándola por los hombros

-Basicamente soy la razón por la que no está presa- simplifica ella y río

-Buenas...

Oigo su voz y la busco con la mirada, hasta que la encuentro y mi corazón empieza automáticamente a latir con fuerza

Tiene puesto un vestido bordó de mangas largas que apenas le llega a las rodillas, y su pelo largo y negro está recogido en un moño bajo, con algunos finos mechones de pelo que se salen de su peinado a los costados.

Orianna le hizo un maquillaje sencillo, fiel al estilo de Alaska, pero que resalta sus faros celestes de una manera que hace que mis ojos se llenen de lágrimas sin ni siquiera quererlo

Victoria - Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora