veinticuatro

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Amanecer en la misma cama que Alaska

Esa, esa es la frase

Y posiblemente, mi plan de vida predilecto hasta que sea viejo y muera

Después de una hora de abrazos, enredados entre sábanas blancas, Victoria hizo un desayuno para los dos y caminamos hacia la playa nuevamente

Como si la lluvia hubiera limpiado cualquier rastro de nube gris, el sol brilla fuerte y las olas son mucho más calmas

El viento fresco sigue allí, pero no nos importa mucho

Me saco los zapatos y dejo que mis dedos se hundan en la arena tibia, mientras ella eleva sus brazos y juega con el viento

Sonrío cuando me atrapa mirándola y se acerca a darme un beso dulce y corto

Luego se pone detrás de mí y me abraza por la cintura

-Allí- señala una de las tantas casas que hay en fila- Vive un señor que se llama Juan Pablo

-¿Enserio?- río y ella asiente sonriente

-Si, la casa en donde vivo le pertenece, y fue con quien hablaron mis padres para que me pudiera quedar- explica- Cuando supe que se llamaba así, casi enloquezco, creí que era una señal

-¿Una señal?- repito mirándola de reojo

-Si, como si la vida me dijera que aquí iba a estar segura- dice levantando sus hombros

Sonrío un poco y esta vez soy yo el que la hace dar unos pasos hacia delante, y encierro mis brazos por sobre sus hombros. Una brisa revuelve su cabello negro y lo tomo entre manos con delicadeza, para que no le molestara en su bello rostro

-En la de allí, viven dos señoras, que se llaman igual- indica- Se llaman Denise, y no las conozco mucho, pero el primer día que llegué me regalaron una torta de coco

Luego señala una casa desde el otro lado de la carretera

-Y allí, vive mi amiga- señala- La conocí en el café donde trabaja, y no pude no acercarme a ella

Largo una risa, porque su aclaración viene con un dejo de culpa y ternura a la vez

-¿Cómo se llama?

-Se llama Andrea, pero yo le digo fantasmin- responde- Es muy divertida, me hace acordar a usted

-¿Por qué fantasmin?

-Porque puede desaparecer por un rato, pero cuando vuelve te mejora el día- explica- Prometimos trabajar juntas en mi café

-En Lo de Alaska- recuerdo y sonríe ampliamente, subiendo su vista a mí

-Lo recuerda- murmura sorprendida

-Es su sueño, ¿Como lo voy a olvidar?- contesto obvio

-Me falta descubrirlo aún, pero su café sería tan dulce como usted, principito- dice dándome un beso

Caminamos agarrados de la mano, dejando nuestras huellas en la arena mientras escuchamos el mar de fondo

Noto que la playa seria un lugar ideal para vivir cuando esté más viejo, y que me imagino aquí con uno o dos niños jugando a mi alrededor

Y con Alaska todavía agarrada de mi mano

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Después de un rato volvemos a la casa; Y ni bien llega, Victoria prende su parlante a todo volumen, para luego correr los muebles de la sala a un costado con rapidez e invitarme a bailar

Victoria - Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora