veintidós

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Alma Dinamita - WOS

Mi mano juega con la arena fresca mientras que la otra sostiene firmemente la de Alaska. Mis ojos están sobre el agua, sobre las olas, y vuelvo a pensar en que quizás lo picado que está el mar es un augurio de una tormenta

Aún así, pienso en que si me encuentro en el medio de un huracán, no me importaría con tal de seguir a su lado

La miro de reojo; Sus mejillas pálidas se tornaron coloradas y sus ojos celestes fríos tienen un brillo inexplicable. Creo que se da cuenta de que la miro cuando acaricia el dorso de mi mano con su pulgar, y una sonrisa leve se dibuja en su cara

-Pasé toda mi vida mintiendo, para tratar de protegerme de los demás- dice de la nada, y esta vez giro mi cabeza para prestarle atención- Tuve que mentirle a cada persona que me conoció; A los pocos amigos que tuve, a mis profesores, a mis jefes...a usted

Saca su vista del horizonte y la lleva hacia mí

-Siento haberle mentido- se disculpa y esta vez soy yo el que le regala una caricia su mano

Baja su mirada a ellas y larga un suspiro corto. Entralaza sus dedos con los míos, y encajan tan bien a la vista y a la sensación, que parecen un rompecabezas

-Cometimos un error cuando nos conocimos- digo y sube sus ojos- ¿Recuerda nuestro pacto? El de contarnos las cosas buenas del otro y no las que nos habían hecho mal

-Lo recuerdo como si fuera ayer- responde y sonrío

-Quiero conocerla, y quiero que me conozca, con defectos, problemas y todo incluido- afirmo- Creo fuertemente que eso es lo que la hace ser más usted

-¿Más yo?- cuestiona

-Siempre me pregunté como hace para repartir tanta alegría estando tan triste por dentro

Su boca se curvó en una sonrisa, mientras que su labio inferior era prisionero de sus dientes. Una sonrisa triste, que volvió su gesto un poco apagado, y que le quitó su preciado brillo a sus ojos

-Empecemos de cero- propongo y ella asiente

Suelto su mano, y luego de unos segundos, la ofrezco para estrecharla. La morocha ríe fuertemente y una sensación de plenitud me invade completamente

-Hola, me llamo Juan Pablo- me presento- Me dicen Villa

-¿Villa? ¿Por qué le dicen Villa?

-Porque tengo un amigo que se llama Juan Pablo, y para diferenciarnos, nuestros otros amigos usaron nuestros apellidos- explico- Villa, de Villamil

-Sus amigos son muy creativos- halaga y sonrío cuando toma mi mano- ¿Me van a quitar a mi principito?

-Jamás- niego y sonríe conforme- ¿Me va a decir su nombre?

-Me llamo Victoria- contesta- Me puede decir Vicu, Vic, jamás me diga Vicky

-Anotado- respondo asintiendo

-Tambien me dicen Alaska

-¿Por qué Alaska?

-Mi tía solía decir que mis ojos eran tan fríos, que vivir dentro de ellos sería como vivir en Alaska- explica y me regala una sonrisa nostalgica- De pequeña me gustó tanto esa palabra que no podía dejar de repetirla, y se convirtió en mi apodo

Luego gira un poco la cabeza y recoge su pelo negro entre manos, dejándome ver el costado de su nuca

Señala con su dedo la margarita tatuada

Victoria - Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora