tres

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Estoy en la misma parada de autobús de aquel día y todo se siente tan nostálgico que hasta llega a doler un poco. Esta vez, el clima se encuentra cálido y el sol me pica en los talones, no hay una sola nube en el cielo

Para mi madre y mi hermana, estoy en la casa de los Isaza

Para mis compañeros de banda y Olivia, estoy yendo a la casa de Alaska

Si quiero encontrarla, debo ir al principio de esta historia, que parece sacada de un cuento de magia...o de terror

A veces me pregunto si esto de verdad vale la pena, si estoy buscando a alguien que de verdad existe allí afuera

Y que quizás no quiera verme, porque huyó de mí la otra noche. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados y dejar que su recuerdo me mate todos los días lentamente

Porque no quiero que ella sea un recuerdo

Ni un invento, y sé que no es así

Y necesito respuestas

Necesito verla

Esta vez tengo suerte, el autobús no se detiene en el medio de la nada. Sin embargo, me bajo en la parada que recuerdo mas cerca de la casa, y camino hacia allí

Mi nuca se moja de sudor, y no tengo claro si es por la brisa cálida que atraviesa el pequeño pueblo, o porque el nerviosismo me está afectando de más. Tengo que parar en mi lugar y tomar aire, porque la sensación de desmayarme parece estar a la vuelta de la esquina

Literalmente

Camino unos metros hasta que estoy frente a mi destino

Veo las rejas verdes de afuera, la entrada llena de plantas que dirige el camino hacia la puerta, y las paredes lilas de la fachada que contrasta con la puerta de madera oscura

Recuerdo cuando me trajo hacia aquí, el frío que hacía, las nubes grises encima de nosotros que amenazaban con romper en lluvia

Su sonrisa, siempre

Las plantas están descuidadas y el lila de las paredes de alguna forma también. En la reja hay un candado dorado, y mis esperanzas se terminan de escapar de las manos

-¿Busca a alguien?- siento a mi lado

Hay una señora parada a unos pasos, de quizás la edad de mi madre, que me mira con los brazos cruzados y una expresión desconfiada en la cara. Sin embargo, su voz es tan dulce que su postura seria no me parece afectar en lo absoluto

-Hola- saludo levantando mi mano- Busco a Alaska

-¿Alaska?- repite ella aún más confundida

Parece que lo piensa unos segundos

-¿La chica morocha de ojos celestes?- cuestiona

Una pequeña sonrisa aparece en mi rostro y suspiro asintiendo con mi cabeza

-Se fue hace un largo tiempo, querido- niega apenada

-¿La conocía?- pregunto con interés

-De vista, mi hija se juntaba a jugar con ella a veces cuando eran pequeñas- levanta sus hombros

-¿No sabe hacia donde se fue?

-No tengo idea, lo siento- responde apretando sus labios

-¿Y su hija, cree que puede saber?- trato de averiguar

-No lo creo, no volvieron a hablarse después de niñas- dice- Sus padres se fueron hace años, y luego se fue ella

Largo todo el aire contenido y vuelvo a observar la casa

Victoria - Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora