Un par de días después me levanté hacia las doce del mediodía y fui a casa de Miguel Angel. Me abrió la puerta él mismo.-Mi madre ha llevado a Graham al cine -me dijo.
-Podríamos hacer algo -le dije.
-¿Puede ser ese algo jugar a videojuegos para ciegos sentados en el sofá?
-Sí, es exactamente lo que estaba pensando.
Nos sentamos y durante un par de horas hablamos juntos a la pantalla y nos adentramos juntos por aquella invisible cueva laberíntica sin un solo rayo de luz. Lo más entretenido del juego era sin duda intentar que el ordenador entablara con nosotros conversaciones graciosas.
Yo: Toco la pared de la cueva.
Ordenador: Tocas la pared de la cueva. Está húmeda.
Miguel Angel: Chupo la pared de la cueva.
Ordenador: No lo entiendo. ¿Puedes repetirlo?
Yo: Me tiro a la húmeda pared de la cueva.
Ordenador: Intentas tirar la pared. Te das un golpe en la cabeza.
Miguel Angel: No tiro la pared. ¡Me la tiro!
Ordenador: No lo entiendo.
Miguel Angel: Colega, llevo semanas solo en esta cueva oscura y necesito aliviarme un poco. ME TIRO LA PARED DE LA CUEVA.
Ordenador: Intentas tirar...
Yo: Empujo la pelvis contra la pared de la cueva.
Ordenador: No lo...
Miguel Angel: Hago el amor con suavidad a la cueva.
Ordenador: No lo...
Yo: VALE. Me meto en el camino de la izquierda.
Ordenador: Te metes en el camino de la izquierda. El paso se estrecha.
Yo: Me agacho.
Ordenador: Te agachas cien metros. El paso se estrecha.
Yo: Me arrastro.
Ordenador: Te arrastras cien metros. Un hilo de agua te recorre el cuerpo. Llegas a un montículo de piedras pequeñas que te cortan el paso.
Yo: ¿Puedo tirarme ahora la pared de la cueva?
Ordenador: No puedes tirar la pared sin haberte levantado.
Miguel Angel: No me gusta vivir en un mundo sin Adrien.
Ordenador: No lo entiendo.
Miguel Angel: Yo tampoco. Pausa.
Miguel Angel tiró el mando contra el sofá.
-¿Sabes si le dolió?
-Creo que le costaba mucho respirar -le contesté-. Al final perdió el conocimiento, pero parece que no fue demasiado bien, claro. Morirse es una mierda.
-Sí -respondió Isaac. Y tras una larga pausa-: Pero parece tan imposible...
-Pasa todos los días -le contesté.
-Pareces enfadada -añadió.
-Sí -dije yo.
Nos quedamos en silencio largo rato, y me pareció bien. Yo pensaba en el primer día que vi a Adrien, en el corazón de Jesús literal, cuando nos dijo que le daba miedo el olvido, y yo le contesté que le daba miedo algo universal e inevitable, y que en realidad el problema no es el sufrimiento en sí ni el olvido en sí, sino el perverso sinsentido de ambas cosas, el nihilismo absolutamente inhumano del sufrimiento. Pensaba en mi padre diciéndome que el universo quiere que lo observen. Pero lo que queremos nosotros es que el universo nos observe a nosotros, y la verdad es que al universo le importa una mierda lo que nos pase, no a la idea general de vida sensible, pero sí a cada uno de nosotros como individuos.
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Nefertari
RandomNefertari Merienmut es una adolecente de dieciséis años que tiene cáncer terminal. Ella sabe que esta muriendo ya que pasa su vida pegada a un tanque de oxígeno y sometida a constantes tratamiento, lo que la lleva a entrar a una depresión. Para cons...