CAPÍTULO 17: Daphne

2.7K 222 13
                                    

La Noble y Antigua Casa de los Greengrass era un poco más antigua que Hogwarts, en el 1022, Terius, había vencido y acabado con los Ylter, en un batalla sobre un campo verdísimo, el cual no se había manchado con ninguna gota de sangre. De aquel campo, Terius, tomó el apellido para su familia, Greengrass, creó su lema, El césped siempre es más verde, y sobre él creó la residencia ancestral de su familia, El Castillo Verde. A lo largo de los siguientes mil años, los Greengrass se habían mantenido neutrales en la mayor parte de los conflictos, y habían sido astutos e inteligentes, lo que les había permitido convertirse en una de las familias más ricas y ascender políticamente.

Cuando Phillipe Greengrass había hecho el contrato de matrimonio con Hesper Potter, jamás había esperado que una de sus descendientes podría convertirse en Reina de la Gran Bretaña Mágica. Pero para lo Greengrass el césped siempre era más verde.

Daphne se despertó sudada, y nerviosa, se había vuelto en lo más común, desde hacía casi una semana. Respiró profundamente y se incorporó. Fue el baño y se lavó la cara. Se sentó en uno de los sillones de su habitación mirando hacia afuera.

Estaba comprometida, sabía que algún día esto pasaría, pero no así, no a través de un contrato con más de 200 años de antigüedad. Y estaba obligada a tener casi diez hijos. Pero eso no era lo peor, su esposo era Harry Potter, no, negó, Caelum Potter. Posiblemente, el hombre más poderoso de todo el mundo mágico.

El sol, apenas salía, Astoria y sus padres todavía estaban durmiendo, por lo que tenía todavía algún tiempo a solas.

Había sido criada, para ser perfecta, era la heredera de una antigua familia antigua, y no esperaría nada menos de ella. Sobre sus hombros recaía el peso de continuar con el legado familiar. Joder, pensó. En aquellos momentos no sabía cómo ser perfecta. No cuando en menos de un mes se casaría, no cuando sobre sus hombres no solo recaía la supervivencia de su línea, sino también de ocho más. Antes de que se diera cuenta, sería madre, mujer, esposa. Lady de un montón de casas y tendría otro montón de niños para cuidar. Atrás quedarían sus sueños sobre hacer investigaciones, sobre hacer una Maestría en Pociones o convertirse en Medimaga. La vida se estaba riendo de ella, y soltándole un cubo de agua fría en su cara.

A diferencia de ella, Astoria estaba entusiasmada. Era un año menor que ella, pero completamente diferente. Astoria estaba encantada con casarse, con su amor de la infancia, aunque ya no se llamara Draco, sino Acrux, pero aun así ella lo halló más guapo. Su hermana era adorable y molesta a la vez. Le cortaría los genitales a quien intentara hacerle algo. Sonrió, por lo menos no se separarían.

Pronto dejaría sus habitaciones en la residencia de su familia, para convertirse en la señora de un montón de castillos y casas, en la Lady de la Noble y Ancestral Casa de los Potter, y otro montón de familias tan antiguas como la misma magia. Pero no se sentía triste, ni enojada, solo melancólica, y algo excitada, pero nada más.

No albergaba ningún tipo de sentimiento hacia su marido, y no esperaba hacerlo. Una buena esposa sangre pura jamás mostraba sus verdaderas emociones, y si llegaba a sentir algo sería guardaba bajo diez llaves en su corazón.

Pero para ser sinceros, tenía miedo, estaba aterrada, sus padres, sus abuelos y su hermana era lo único que había conocido en esta vida, nada más, eso, y las maravillosas historias de amor, caballería y sacrificio de los libros. Las maravillosas canciones de los magos valientes y poderosos que se habían enfrentado a los brujos oscuros por sus amadas. Pero sabía que aquella no era la realidad, no habría demostraciones de amor, ni flores, ni regalos, ni poemas de amor, ni cartas. Se había resignado. Este era su deber, y si no lo cumplía las condiciones serían costosas para ambos. No que él le importara mucho. Pero apreciaba mucho su magia, su riqueza, su poder y su estatus social cómo para dejarlo ir. Podría haber sido peor, Nott, Crabbe o Goyle, o un viejo 40 años mayor que ella. Al menos, Caelum Potter era guapo, mágicamente poderoso, y asquerosamente rico.

Los últimos PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora