Navidad - Hogwarts
El Gran Comedor se transformó en un lugar resplandeciente, con los habituales doce enormes árboles de Navidad que casi tocaban el techo encantado, el cual, reflejaba un cielo invernal lleno de estrellas. Algunos árboles estaban decorados con luces parpadeantes, otros con adornos encantados que se movían o cantaban suavemente villancicos mágicos. Guirnaldas de acebo y muérdago colgaban por toda la sala, junto con velas flotantes que emitían luz dorada, bañando la sala en un ambiente acogedor. Los rayos de sol se asomaron por el horizonte, cruzando las aguas verdosas hacia la sala común de Slytherin. Los murmullos de los estudiantes que despertaban comenzaron a escucharse, tanto barullo al abrir los regalos. Kirlly se desperezó y luego saltó a la cama con agilidad para llenar de baba las mejillas de su dueña.
—No, ya. Déjame. —Dayra trató de taparse la cara con la sábana, pero su perro fue muy insistente—. Está bien. Ya voy —refunfuñando se levantó, haciendo caso omiso a los regalos que había en su cama.
Entró al baño vacío de las chicas; se cepilló los dientes, y luego se lavó la cara, el agua fría le vino un poco bien para despertar por completo. Al regresar al dormitorio, se encontró a Matt recostado en su cama, jugando con Kirlly, quién le llevaba una pelota nueva para que se la aventara. La lanzó, pero ésta cayó en la cama de Charlize y el perro saltó encima provocando que la chica despertara sobresaltada y terminara en el suelo.
—¿Estás bien, Liz? —Dayra se apresuró a ayudarla a levantarse.
—Auch, sí —respondió sobándose la nalga y mirando feo a Matt y a Kirlly—, ¿sabes que está prohibido que entres al cuarto de las chicas?
—Para eso está Day —comentó muy divertido; ella hizo un gesto mientras tomaba un cepillo de entre sus cosas, sin prestarle atención a los paquetes.
—¿Y bien?, ¿qué haces aquí? —preguntó la chica regresando a su cama.
—Vine a desearles una feliz navidad. —Luego tomó dos regalos y se los entregó a ambas. Charlize abrió el suyo, todavía algo resentida, pero ese sentimiento desapareció cuando vio la caja de música con una bailarina.
—Guau, está hermosa. Muchas gracias, Matt. —Sonrió bastante alegre—. Espero que también te guste el mío. —Por alguna extraña razón se sonrojo. Ambos se observaron hasta que Kirlly ladró, eso hizo que ambos se acordaran en donde se encontraban.
—¿Tú no vas a abrir tus regalos, Dayra? —El chico carraspeó tratando de fingir que nada había pasado.
—No, lo haré más tarde —respondió indiferente mientras se terminaba de arreglar.
—A lo mejor Andrea te escribió...
—Sí, quizás... —Charlize también trató de subir el ánimo, siendo algo cauta—... te extraña.
Dayra los miró sin saber qué decirles, sin embargo, sus pensamientos la llevaron a esa discusión. Sintió el resentimiento correr por las venas; no había olvidado cada palabra, cada reproche ni reclamo, pero a la vez, sentía esos recuerdos borrosos como si no hubieran sucedido. Como por acto instinto, rebuscó entre los paquetes que los elfos le habían dejado en su cama, notó el nombre de sus padres, de sus amigos, incluso, un obsequio de sus abuelos, pero...
—No, no hay nada —respondió con fastidio, aunque a una parte de ella le dolía no saber nada de Andrea. Ni una disculpa, ni mucho menos, una nota—. Es claro que mi hermana no me extraña. —Las emociones se le arremolinaron y las lágrimas amenazaron con desbordarse, pero logró contenerlas—. Yupi, qué emoción. Feliz navidad.
—Day...
—No, Liz. —Se le formó un nudo en la garganta que trató de tragar—. Andrea y yo podemos compartir la misma sangre, pero es evidente que ya dejé de importarle.
ESTÁS LEYENDO
El vuelo del fénix
AcciónEs momento de enfrentarse a la vida, la clases y calificaciones terminaron. Es momento de aceptar las consecuencias si no estás en el bando correcto. Lo que uno haga perjudica en la familia; prejuicios y errores del pasado alterarán el presente y qu...