Capitulo 1.

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Pasado.

Bosque de Băneasa, un lugar privilegiado por la naturaleza.

-Juleka dime algo no te parece precioso este lugar.

-Mi lady si lo permite creo que debería cubrir su piel del sol así...

-No te fijes en eso y disfruta del aire fresco, cuando regresemos a Transilvania no saldremos tan seguido de esa vieja y solitaria mansión. -Dije mirando el precioso bosque.

La doncella miraba a la jovencita de larga cabellera marina que caía en cascada trás su espalda.

-Lady Apafí ya debemos volver, lord Michael debe estar buscándola señorita.

Suspiré derrotada ante tantas restricciones escogí a Juleka cómo mi doncella porque era la más joven, creí que en ella encontraría una amiga y una cómplice lastimosamente no fue así.

-Juleka juguemos a las escondidas y si me encuentras, tú ganas y nos iremos a casa. -Hablé tratando de convencer a Juleka.

La doncella miró incrédula a la astuta jovencita que en un tono convincente trataba de persuadirla a ella su chaperona.

-No es buena idea que este sola este bosque es muy grande y...

-Y nada además no caminaré tanto Jul, así que no exageres amiga.

La doncella rendida ante la muchacha terminó cediendo a la petición pedida, solo quería volver a casa y salir de aquel endemoniado bosque estaba cansada su vestido estaba sucio y sus pies dolían.

Apenas la albina se dió la vuelta, la peliazul se fue caminando rápidamente quería respirar un poco y Juleka era como su sombra.

Llegué a un pequeño lago de aguas cristalinas las piedrecillas podían verse bajo el agua miraba a los lados asegurándome de estar sola y que Juleka no estuviese por ahí espiando mis pasos como siempre.

Levanté un poco la vaporosa falda de mi vestido color lila, seguidamente me despoje del calzado dejándolos en una roca. Para luego adentrarme a las cristalinas aguas un poco más arriba de mis tobillos.

-Ojala pudiera sumergirme por completo el agua está deliciosa. -El agua me hacia sentir libre plena sin ataduras, pero eso no era posible debía ceñirme a las reglas de la corte.

La veía juguetear en el agua como una chiquilla, quería acercarse más pero sentía que de hacerlo arruinaría tan enternecedor momento.

-Sabes que no es bueno jugar con la comida. -Susurró una voz femenina con burla.

Volteó de inmediato, creyó estar solo, pero esa era la especialidad de Anka ser como el viento, ella está en todo, pero nadie sabe dónde está ella era su especialidad ser un escudo imperceptible ante los demás, además de sentir las emociones y su poder más codiciado era el poder tener visiones tan exactas como perturbantes.

-Sabes que no consumo sangre humana -respondió hastiado entornando sus ojos-, dime no tienes a nadie más a quien molestar.

-No, solo estaba aquí buscando una presa, esa que estas mirando jugando en el agua como ganzo tiene un rico aroma, aunque ví que la mirabas y pensé que podíamos compartir. -Dijo la albina relamiéndose sus labios carmesi.

Miró a su recién llegada compañera con repudio la sangre humana nunca fue de su agrado y ella lo sabía perfectamente por eso le molestaba tanto.

-¿Porqué esa cara? -arguyó la vampiresa con fingida inocencia-. Zoisite hasta cuándo evitarás lo inevitable, no negaras que el aroma de esa chica es deliciosa, encajar los colmillos en esa tersa piel de alabastro ¿No te parece exitante? -cuestionó ella burlesca acercándose al rubio invadiendo su espacio personal.

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