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Mónica no sabe cómo se las ingeniará para poder estar en el hotel al mediodía, pero tiene muy claro que no renunciará a Vanesa una vez más.Desde que ha recibido el mensaje, es incapaz de dormir, así que pasa la noche en vela tramando un plan para escaparse de sus obligaciones del día siguiente y acudir a la cita.Después de valorar y descartar varias opciones, la que le resulta más apropiada para no levantar sospechas es ir a la agencia y decirle a su ayudante que al mediodía tiene una reunión con unos posibles clientes.Es una excusa que ya ha utilizado en los últimos días pero, tal vez cegada por su deseo de ver a Vanesa, le parece la más convincente, y eso consigue relajarla un poco.Ahora solo le queda esperar que amanezca para intentar aparentar una normalidad que hace días que dejó de serlo.
Cuando finalmente suena el despertador, Rafael ya se está arreglando en el baño para afrontar un nuevo día, ajeno a los planes su esposa.Ella se despereza y observa a su hija dormida a su lado, y teme que sus elecciones puedan afectarla pero, para reafirmarse, decide que algún día lo único que valorará Alexa será ver que su madre es feliz.La despierta con suavidad para que inicie un nuevo día con su sonrisa habitual, y cuando la niña abre los ojos le recuerda que debe prepararse para ir a la escuela.Mientras Rafael sigue con lo suyo, Monica se ocupa de su hija y se tranquiliza al ver que está de buen humor y que ha olvidado la pesadilla. Rafael aparece enseguida oliendo aaftershave, Monica le besa en la mejilla, les desea a ambos un feliz día y se retira a la habitación para arreglarse.
Sabe que no es un día cualquiera, así que elige su ropa con esmero para su nuevo encuentro con Vanesa.Tras descartar varios conjuntos, opta por un pantalón de tallo alto negro que resalta su cintura, una camisa roja de seda con un pronunciado escote y unas sandalias negras de tacón que muestran sus uñas perfectamente esmaltadas en tono granate.Después se da una ducha rápida porque el tiempo apremia, se deja el pelo suelto para que se seque al aire y se maquilla un poco para disimular la falta de sueño.
Hoy no le apetece meterse en el metro y mezclarse con la gente, por eso se permite el lujo de coger el primer taxi libre, indicándole al conductor la dirección de la agencia.Por suerte para Mónica, el dinero nunca ha sido un problema, pero siempre que puede intenta ir en metro para estar al día de las tendencias de la calle y, por supuesto, para ahorrarse atascos.Cuando llega, su ayudante la piropea por su estilismo, y eso la hace sonrojarse porque teme que sea demasiado evidente que se ha arreglado para una ocasión especial, pero acepta el halago con timidez y se oculta enseguida en su despacho.
Revisa las propuestas de sus colaboradores para el anuncio del perfume al que tanto tiempo ha dedicado y que mañana debe presentar ante los clientes, pero hay detalles que no la convencen y le comunica por mail a su equipo que espera algo diferente y tentador.Sabe que se juega mucho y que debería quedarse trabajando hasta tarde, pero la idea de la campaña está clara y, de no ser así, ahora tiene otras prioridades.Desearía mandarle un mensaje a Vanesa para hacerle saber lo impaciente que está por verla, pero ya se han escrito un par de veces para concretar la cita y prefiere tomarse las cosas con calma.
A la hora de comer, Monica le comenta a su ayudante que tiene una reunión por la tarde con unos clientes —mentira— y que no volverá al despacho hasta el día siguiente.Después recoge sus cosas, apaga el ordenador y sale del edificio con prisas.De nuevo opta por coger un taxi y se dirige al hotel, el lugar donde hubiera querido estar desde que recibió el mensaje de Vanesa.Cuando entra en el hall, avanza decidida hacia el ascensor para no tener que dar explicaciones y, al llegar a la habitación donde la espera lo que más desea en el mundo, se detiene y no se atreve a moverse.Se queda un buen rato observando el número grabado en la puerta y piensa en lo que está en juego si la cruza.No sabe si llamar con fuerza, si rozarla con los nudillos o si debería salir corriendo antes de que sea demasiado tarde, pero entonces su teléfono anuncia la llegada de un mensaje.

                     *¿Dónde estás?*

Pregunta Vanesa.

                              *Aquí.*

La vida da muchas vueltas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora