Monica llega a la agencia enfundada en el vestido de Vanesa y con el recuerdo de una noche perfecta.Es consciente que más tarde tendrá que enfrentare a Rafael, pero ahora necesita centrarse en el trabajo.
Tiene dos horas antes de la reunión, y ya en su despacho repasa la campaña a la que le ha dedicado tantas horas.No puede negar que ella y el equipo han hecho grandes avances, pero al anuncio le falta algo que lo diferencie de los demás.Conoce lo suficientemente bien el mundo de la publicidad como para saber que la idea es lo más importante y que si quieren causar sensación deben ir un paso más allá.
En su mesa tiene los diseños y elstoryboard del anuncio, para el que esperan contratar a alguna actriz famosa que sea la imagen del perfume, pero, por más que mira la propuesta, no está del todo convencida.Sigue dándole vueltas a la idea, a los conceptos que quieren vender:pasión, olor, deseo...Entonces, sin darse cuenta, vuelve a estar entre los brazos de Vanesa y recuerda cada detalle de la velada.Siente cómo le late el corazón; empieza a excitarse al pensar en el cuerpo de Vanesa, en sus caricias y sus besos.Saca el teléfono del bolso y con una sonrisa en los labios le escribe un mensaje.*No puedo dejar de pensar en ti.Me vuelves loca...*
Tras enviarlo, apoya su espalda en el respaldo de la silla y cierra los ojos para sentirla más cerca.
Entonces su ayudante llama a la puerta para anunciarle que los clientes han llegado. Mónica se incorpora de golpe y se recoloca el vestido de Vanesa, que no deja de acompañarla ni un solo instante en su pensamiento.Coge los diseños y respira tres veces para serenarse antes de salir del despacho.
Al llegar a la sala de reuniones, Antonio la piropea, le dice que la ve diferente. Mónica sabe el motivo, pero no quiere ni puede compartirlo.Antes de que puedan comentar la propuesta a la que el jefe ya le dio el visto bueno, la ayudante de Mónica entra en la sala con los clientes. Mónica y Antonio los saludan efusivamente y, tras un silencio expectante, todos los ojos se fijan en ella. Mónica empieza a hacer la presentación y parece que está gustando, pero cuando está a punto de acabar de exponer una idea que posiblemente aceptarán, se detiene y mira al infinito.Antonio y los clientes no entienden por qué no concreta los últimos detalles, pero entonces Mónica coge aire y les dice que esa propuesta no la convence, que tiene una mejor.Ante la sorpresa de Antonio, Mónica les aclara a los clientes que, si eligen la campaña que acaban de ver, conseguirán unas ventas decentes pero cree que no deben conformarse con eso, que deben arriesgar.Les pide firmemente que confíen en ella y les dice que espera que apuesten por una campaña que tiene en mente y que, aunque todavía está por pulir, está convencida de que es lo que necesitan.Les sugiere hacer un anuncio distinto al que hacen las otras marcas, un anuncio capaz de dejar la misma huella que su perfume y con una seguridad que la sorprende incluso a ella les describe unspot protagonizado por dos mujeres —que si quieren pueden interpretarlas dos actrices famosas— que se encuentran en un bar y se sientan en silencio en una mesa apartada.Tras algunas miradas, una de ellas alarga el brazo y le coge la mano a la otra para acercársela a la cara.Entonces le besa la mano, le huele la muñeca a la otra, que la mira con deseo, y le susurra:
«Cómo he echado de menos tu olor».Y en ese momento aparece la marca del perfume.
Se hace un gran silencio, nadie reacciona ante lo que acaba de narrar.Antonio mira a Mónica con un aire reprobatorio que le indica que después quiere verla en su despacho.Ella ve que ha arriesgado demasiado y teme haberse equivocado y haber puesto en peligro un contrato que supondría un gran ingreso para la agencia.Pero finalmente los clientes reaccionan y se muestran encantados con la nueva propuesta.Le dicen que ha captado como nadie lo que estaban buscando, algo sexy y que no deje indiferente, y la felicitan por su trabajo.Están impacientes por saber más detalles de la campaña, que sin duda alguna es suya. Mónica respira aliviada y Antonio, sorprendido por una reacción que no esperaba, se cuelga medallas diciendo que ya les había prometido que contaban con la mejor publicista de la agencia.Los clientes se levantan dando por zanjada la reunión y saludan a Mónica mostrándole una vez más su satisfacción.
Cuando Mónica y Antonio se quedan a solas, él reconoce que por un momento pensó que había perdido la cabeza y le dice que no sabe de dónde se ha sacado la idea, pero que ha vuelto a demostrarle que merecía el ascenso.En lugar de estrecharle la mano como suele hacer cuando la felicita por algo, esta vez Antonio le da un fuerte abrazo que también sirve de disculpa por haber dudado de ella.
Mónica sale hacia su despacho pisando con fuerza, sintiéndose más valiente que nunca, y se deja caer en su silla orgullosa y aliviada.Disfruta unos minutos de su éxito y entonces escucha el sonido de su teléfono indicándole que ha recibido un mensaje.