capítulo cuatro: pesadillas

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Aemond se quedó leyendo un poco, no podía dormir, no cuando sus sueños le recordaban el beso que tuvo con Lucerys y el estúpido ataque de celos que le dio, su sobrino ahora descansaba  en su cama la cual compartían por ahora, se veía tan tranquilo a comparación de él, seguramente el no tenía sueños impuros con ese beso, sueños que en estos dos días que pasaron no dejaron a su mente en paz, el deseo recorría constantemente su cuerpo al ver a Lucerys, siete infiernos, Aemond quería consumar el maldito matrimonio pero eso sería condenarse el mismo, no podía desear de ese modo al bastardo de su sobrino.

Al menos desde que las doncellas lo vieron ese día con Lucerys, su madre había dejado de molestarlo con preguntas, ahora solo le daba miradas curiosas, otra cosa que cambió fue lo sobreprotector que se había puesto cuando alguien se acercaba a Lucerys, como la doncella de ahora que se acercó para dejar una vela al lado del príncipe menor y cuando trato de acomodar las sábanas, Aemond detuvo su mano.

"No lo toques" la doncella salió de ahí rápido, la piel de Lucerys se veía brillante y hermosa a la luz de las velas, sin pensarlo Aemond lo tocó se arrodilló ante él y acaricio la piel del que ahora era su esposo.

*****

Volvió a sentir esa sensación de vacío, sintió morir a Arrax para luego seguir él, sintió los dientes de Vhagar atravesar su cuerpo, no tuvo ni fuerzas para gritar, el dragón lo mato incluso antes de que pueda hacerlo.

Se levantó asustado y sin querer su mano había golpeado a su tío en la mejilla, tanto fue su miedo que incluso no midió su fuerza, miro a su tío y vio las marcas de sus dedos marcando su piel blanca, no podía hablar ni disculparse, estaba en pánico igual que ese día en la cena, tenía al causante de su muerte frente a él, eso hacía su pesadilla más real, tomó las sábanas y se cubrió con ellas repitiendo que solo había sido un sueño y que estaba vivo.

Aemond se hallaba confundido en primer lugar por la fuerte cachetada que recibió, sentía la piel latir y arder aún, seguro estaba marcada con los dedos de su sobrino, en segunda el estado de Lucerys lo vio de esta misma forma en el día que los comprometieron para bien o mal, su mente había grabado como su media hermana Rhaenyra había calmado a su hijo, se acercó y se sentó a su lado, muy inseguro sobre como Lucerys recibiría ese acercamiento, las sábanas de seda se deslizaron suavemente por el cuerpo de Lucerys dejando ver a su esposo que se encontraba asustado y casi temblando, sin realmente esperarlo sintió compasión y empatia, no le gusto verlo así, quería saber el motivo de sus lágrimas y eliminarlo del mundo.

Dos brazos cálidos lo rodearon, al principio fue incómodo, algo tenso, desconocido y había cierto grado de desconfianza, nadie a parte de su familia lo había abrazado y aunque si lo piensa bien su tío y esposo eran su familia desde que son pequeños no se habían visto y no se habían dejado en buenos términos, aún así dejo de ser incómodo luego de unos segundos, donde Lucerys decidió aceptar el abrazo, tenía que calmarse un sueño no podía afectarle así todo el tiempo.

Aemond pegó a Lucerys a su pecho y sus respiraciones lograron sincronizarse en una sola, un extraño ambiente los invadió a ambos como si ese momento estuviera congelado y no avanzará jamás, era un paz y tranquilidad que ambos casi no tenían en especial Aemond, recostado sobre su tío como estaba, subió sus manos para trazar líneas en el dorso de su tío, trazando las cicatrices que había en estas, el toque era delicado y curioso ¿será que su tío tendrá más cicatrices?

Aemond sintió a Lucerys delinear las cicatrices que cubrían sus manos, era mejor mantenerlo entretenido y si ver sus cicatrices lo entretenía de su dolor, él estaba dispuesto a mostrarle el resto, claro que eso no tenía nada que ver con que el toque suave de su sobrino le gustará, para nada, era todo por el bien de Lucerys.

"¿Te dolió cuando te las hiciste?" Pregunto su sobrino, no podía ver su rostro porque estaba de espaldas.

"Tengo otra más grandes, estas no son nada" respondió Aemond lo cual era verdad, eran solo raspones para él.

"¿Puedo ver?" Pregunto Lucerys inocente y curioso, aunque podía dudar un poco de lo primero.

En lugar de contestar quitó sus manos, por un momento Lucerys pensó que su tío se quedó dormido, pero luego volteó y lo encontró quitando en jubón que traía.

Aemond se quitó el jubón con algo de dificultad pero lo consiguió y en todo momento tuvo la mirada de su sobrino sobre él, lo cual hizo que se le formará una sonrisa, Lucerys vio y analizo el cuerpo desnudo de la cintura para arriba de Aemond, su tío estaba en buena forma, su piel blanca, los músculos marcados, la vela hacia que la piel de su tío brillará y adquiriera una leve tonalidad dorada.

"¿Nunca viste el cuerpo de alguien mas?" Creía saber la respuesta por lo que quiso molestar un poco de su sobrino.

"Eres la quinta persona" respondió en automático sin pensarlo siquiera, el ojo de Aemond volvió a tener la misma chispa que es día cuando lo vio con el caballero.

Antes de que pueda decir algo Lucerys se acercó hasta él y comenzó a trazar una cicatriz que tenía cerca del pecho, Aemond suspiro por ello, no estaba acostumbrado al toque de alguien más pero no le desagradaba.

Lo dejo tocar y explorar cada una de sus cicatrices no eran muchas pero a Lucerys le gustaba trazar un camino entre ellas, y se trago cada suspiro o jadeo que quería escapar de sus labios, cerrando los ojos para no ver a Lucerys.

Lucerys sabía que su tacto provocaba un estremecimiento en su tío, decidió jugar un poco, subió lentamente acariciando a su tío, lentamente, subió más hasta su cuello y bajo hasta donde llegaba el pantalón, subió esta vez al rostro de Aemond y quitó el parche para delinear la cicatriz de su ojo y bajo igual de lento solamente que esta vez llegó más abajo del pantalón siendo detenido por la mano de su tío.

"No vayas directo al fuego" recién cayó en cuenta de lo incómodo que debía estar en pantalón de su tío, de su agitada respiración, de la leve tonalidad rosada en su piel y de su ojo dilatado.

"Tal vez quiera quemarme" Lucerys fue derribado a la cama, siendo besado con deseo por su tío, que se acomodó entre sus piernas, un gemido escapó de sus labios cuando Aemond los mordió hasta que lo hizo sangrar y siguió besándolo, Lucerys elevó las caderas rozando las de su tío pero este lo detuvo, negando.

"No puedo aún no" y así como la otra vez su tío se levantó de su encima pero no se fue a ningún lado solo se quedó a si lado.

Aemond supo que Lucerys lo haría dudar de su lealtad a su madre, si continuaba así.

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Actualizando solo por ustedes.

Espero que les guste<3

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