capitulo once: Marcas

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Los rumores de que algo no estaba bien con el reciente matrimonio tío/sobrino, se expandía entre los sirvientes como pan fresco, llegando estos a los oídos de la reina, quien escucho de esto de su dama, Lucerys hacia tres días no pisaba los aposentos compartidos y si lo hacía era cuando Aemond no estaba, la reina se puso nerviosa al saber de ello, le aterraba pensar que su hijo haya soltado la lengua y este arruinando sus planes, era necesario tener a Lucerys para sus planes, de otro modo Rhaenyra no daría su brazo a torcer y no quería tener que matarla.

Pero tras esos cuatro muros de la habitación Aemond daba vueltas pensando que cosa haría, por ese día que seria el cuarto decidió que no saldría a ningún lado, no entrenaría y pediría la comida, sin embargo no fue hasta más tarde ese día que Lucerys apareció.

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Hace tres noches, se refugiaba en los brazos de sus hermanos, durmiendo con Joffrey o Jacaerys, sus padres claro que se habían dado cuenta, sin embargo preferían no preguntar dejando que Lucerys resuelva su problema, si en caso llegara a pedir su ayuda ellos estarían listos para brindarla hasta entonces solo le darían su amor.

Ese día Lucerys los sorprendió con su pedido pues exigía que se le diera una habitación separada a la de Aemond, incapaces de negarse se lo concedieron, durante toda la mañana Lucerys estuvo verificando y ordenando la que sería su nueva habitación, dejando esa tarea solo para sus lecciones.

Lucerys muy en el fondo sabía que extrañaría dormir con Aemond estos cuatro días no pudo descansar correctamente era más una obligación tener que dormir, sin embargo no estaba dispuesto a volver ese dormitorio, cuando acabaron sus lecciones, se encaminó hasta allí con un grupo de tres doncellas que lo ayudarían a llevar su ropa y sus cosas.

Se sorprendió al encontrar a su tío allí, sentado haciendo puré a una manzana, caminó sin prestarle más atención decidido a no quedarse mucho tiempo.

"No se demoren mucho, no son tantas cosas" las doncellas se miraron y obedecieron la orden del joven príncipe, Lucerys quedó apoyado a una pared mientras miraba a las doncellas hacer su trabajo.

"¿Qué están haciendo?" Pregunto Aemond muy confundido seguramente, al ver como se llevaban su ropa.

Pasaron minutos que para él se sintieron horas, no entendía como pasó de ser cómodo compartir ambiente con Aemond, a esto lo único que desea era salir de ahí sin mirar atrás porque le dolía ver a su tío. Ahora tal vez podía entender un poco a Aemond, no es fácil compartir espacios con quien te ha lastimado, si bien él lo hizo de forma física y no se comparaba a todo lo que Aemond sufrió por ello, su tío/esposo lo había herido de forma emocional, Lucerys no confiaba mucho en personas fuera de sus padres, hermanos y abuelos, sin embargo le había dado su confianza a Aemond y estaba dispuesto a entregarse a él, y aunque el sentimiento aún estaba ahí, su corazón lloraba y sangraba al saber que confío en la persona equivocada.

Las doncellas salieron en fila con sus cosas en los brazo y el trato de seguirlas más la mano fría de Aemond detuvo su camino, en cuanto su tío lo vio parar quitó su mano.

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Aemond no esperaba que Lucerys se detenga así que no sabía bien que decir y aunque deseaba decir que quería que se quedara, que no deseaba alejarse de él, que estas noches sin sentirlo a su lado sintió que le faltaba algo, no pudo, porque parte de él, disfrutaba un poco del sentimiento de saber que Lucerys al menos estaba sufriendo un poco de lo que él, cuando quedó mutilado.

"Lucerys yo..." las palabras se negaban a salir de sus labios tenía a Lucerys mirándolo expectante.

"¿Lo sientes?" Aemond asintió aunque no podía decirlo "Ni siquiera puedes decirlo ¿Es difícil no? Cuando sabes que lo hacías porque lo creías correcto"

Aemond se calló no había nada realmente con lo que pudiera negar que lo que decía Lucerys era verdad, en su momento creyó que actuaba de forma correcta, entonces cayó en cuenta de que Lucerys lo dijo porque él también lo había vivido cuando le quitó un ojo, en su momento se vio correcto, para salvar a su hermano, ambos estuvieron en las mismas, ahora tal vez entendía porque nunca le llego una disculpa.

"No lo entiendes" fue lo único que pudo decir, simplemente Lucerys no seria capaz de entenderlo, no podía odiar a su madre, por Lucerys, ni siquiera sabia que sentía por Lucerys, solo que era fuerte e intenso que hacía desbocar sentimiento nuevos en él, sin embargo no se veía capaz de ponerle nombre y no iba a traicionar a su madre por algo como eso, así como Lucerys no iba traicionar nunca a la suya.

"Es cierto no lo entiendo, pero me parece que tu tampoco" Lucerys trato de irse y lo hubiera logrado, más en contra de eso algo lo detuvo, Aemond se asustó cuando lo vio caer sobre sus rodillas, soltando un quejido del más puro dolor.

No preguntó nada solo lo ayudó a levantarse, Lucerys se fue de ahí sin volverse a mirarlo mientras él siguió sus pasos hasta que no pudo verlos.

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Durante estos días Lucerys no se lo había dicho a nadie, pero las marcas en su piel ahora aparecían constantemente generando mucho más dolor, la noche anterior había asustado a Jacaerys cuando este lo despertó, estaba sudado y gritando, su hermano asustado había llamado a su madre y el aprovecho para revisar su abdomen y ahí estaba aquella marca pero ahora sangraba, y aunque sabía que sólo podía verlas en su cabeza, se sentían tan reales que a veces ardían de solo tocar ahí.

Pidió que le preparen un baño, para tener una excusa de quitarse la ropa, cuando lo hizo se sorprendió a encontrar su estomago con marcas de dientes desgarrando su piel, era como un pedazo de carne al que desgarras con los dientes al estar muy dura, Lucerys se asustó, el miedo se instaló en su cuerpo haciendo latir su corazón.

Tomó el baño para que lo ayudara a relajarse, las marcas ardían, salió cuando el agua se enfrió, esta vez ya habían desaparecido casi todas, una aún seguía ahí, una marca en su piel, en la noche cuando se puso la ropa de dormir está aún seguía ahí, sin desaparecer, lo más extraño es que una de las doncellas que lo ayudó a colarse correctamente en jubón la había visto y preguntado, aquello fue lo que más le aterrorizó ahora eran visibles, como viejas cicatrices realizadas en algún entrenamiento.

El paseo que dio en la tarde no había bastado así que en la oscuridad de la noche recorrió los pasillos casi oscuros de King's landing, siendo guiado por sus pies, había llegado hasta la sala del trono, lo cual fue muy extraño, aun así el trono de hierro yacía imponente siendo iluminado por la luz de luna que bañaba cada espada de plata haciendo brillar estas tan hermoso como peligroso.

"Luke" la voz dulce de su tía lo hizo voltear encontrando a la princesa parada detrás de él.

"Tía" Helaena le sonrió y se acercó levantando su camisa de lino, delineando la cicatriz con sus manos.

"El dragón verde tomará una decisión, con ella sellada quedará el destino del dragón blanco, sigue el camino y la vida te espera, si se desvía el extraño feliz te abrazara" Helaena volvió a sonreír pero esta vez con algo de tristeza y aprensión, así que su vida depende de otro, no es para nada reconfortante saber eso, de todas formas por como iban las cosas era mejor prepararse, al parecer Aemond lo llevaría a su muerte y al solo le quedaba aceptarlo, y continuar sobrellevando todo desde las pesadillas hasta la marca solo esperando el día.

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El drama de nunca acabar, pero bueno tampoco iba dejar que todo sea bonito y color de rosa y tenga final de cuento de hadas donde viven felices por siempre no, no, aquí hay drama tras drama.

Espero que les guste<3

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