capitulo dieciséis: Los dias de paz terminan

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La noche se había llenado de nubes oscuras, como si los dioses tratarán de advertir acerca del suceso que cambiará y en King's landing por primera vez en mucho tiempo la alegría pareció apagarse, como si en su corazón sintieran que la desgracia estaba cerca.

King's landing era un pueblo ruidoso, ese día en particular hubo solo silencio, había gente andando por las calles, pero la mayoría iba cabizbajo y sin interés en nada más que llegar a sus casas y refugiarse de los peligros que ahora enfrentaría la ciudad.

Ese día antes de la media noche el pueblo quedó desierto, incluso en los burdeles más bajos de la calle de la seda, a pesar de estar funcionando no habían escándalos como el resto de días.

Aemond no podía dormir, daba vueltas en la cama inquieto, al inicio creyó que era su añoraza a Lucerys pero eso no tuvo mucho sentido, no podía ser el clima porque este estaba fresco, tal vez era el silencio pero era normal pues la hora no se prestaba para que la gente haga ruido en el palacio.

Frustrado sin poder dormir se levantó y encendió algunas velas, una sensación extraña removió su cuerpo entero, era como si estuviera esperando algo, aunque no sabía que.

El sueño no llegaba a él, su cuerpo lo mantenía en un estado de alerta, algo había mal en el ambiente, una brisa fría le removió el cuerpo entero causando escalofríos en él.

Se preguntó si él era el único que lo sentía, después de todo el día en sí había estado tranquilo todos estaban en silencio y las actividades que se realizaban normalmente no se habían hecho con el mismo ajetreo de siempre era extraño, el castillo hasta daba la sensación de estar abandonado, el movimiento de los caballeros era tan suave que ni con todo el silencio se llegaba a escuchar de forma correcta.

Aemond dudo mucho en escribir una carta a Lucerys, y al final lo hizo pero terminó quemando esta misma, algo le decía que no debía comunicarse con él, que no era correcto.

*****

Durante la cena Lucerys le había preguntado a Lord Corlys si había sido correcto enviar a la princesa Rhaenys a King's landing para tener una audiencia con el rey.

Su abuelo no supo contestar su pregunta, desde que la princesa partió una extraña sensación de ansiedad y nerviosismo lo invadió y él tan solo esperaba que no sea El día, porque no estaba preparado, nadie realmente, pero no sería una sorpresa pues no sólo él se había visto afectado por ese ánimo gris y decaído.

Era tan fuerte que incluso su dragón se había inquietado y buscaba salir a vuelo lo llamaba, tal vez sintiendo lo cerca que estaban del día, pues cuando todo esto comenzó su dragón empezó a sentir su incomodidad y su preocupación.

Fue durante la noche que aquella sensación se intensificó y ahora su ansiedad era tanta que estaba atento a cada paso que se daba fuera de su habitación, como si estuviera esperando algo en específico y por mucho que quisiera negarlo, él sabía lo que esperaba.

Los días en los que la paz reinaba estaban a nada de terminar, solo le queda prepararse para lo que vendría.

Pasó la noche en vela, esperando alguna señal de que ya había pasado, pero nada, aunque el ambiente se volvió aún más pesado y su corazón latía rápido.

Lord Corlys ingresó a sus aposentos, para decirle que partirán a Dragonstone, no le dio razones para hacerlo pero le dijo que se diera prisa, Lucerys lo hizo no perdió tiempo.

Las criadas lo ayudaron en lo que pudieron, se vistió y se reunió con Lord Corlys quien ya estaba en su barco esperando por él.

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