El llamado de su madre a desayunar, no lo extraño, hacia tiempo que no hablaba con ella, desde un día antes de la boda, lo único que habían intercambio eran unas cuantas palabras de saludo y cortesía, nunca fueron conversaciones reales, así que dejando a Lucerys que aún dormía camino, en silencio hasta la torre de la reina.
"Buenos días, mi príncipe" El leal caballero a su madre Sir Criston lo saludo con una sonrisa, mientras se inclinaba ante él, y abría la puerta.
"Madre" su madre tenía su vestido verde con sus adornos dorados, que tenían implícita la fe de los siete.
Su abuelo también estaba ahí, el ambiente era pesado, si Otto Hightower estaba ahí entonces seria un interrogatorio acerca de cómo iba avanzando el nuevo plan, solo con ese pensamiento Aemond comenzó comenzó ponerse incómodo, no quería hablar de Lucerys con su madre y abuelo, no después del último beso que compartieron.
"Aemond, toma asiento" el príncipe se sentó, mirando con su único ojo tanto a su madre como su abuelo.
"¿Hijo como esta Lucerys?" Y ahí estaba su madre no iba alargar más esto, así que iba directo a lo que quería.
"Bien madre" Aemond no quería decir mucho de Lucerys, no quería hablar de él con otras personas.
"No te hagas el tonto Aemond ¿dinos como va?¿Ya hubo consumación del matrimonio?" Su abuelo fue menos sutil que su madre, reprimió un gesto de disgusto.
"No abuelo, Lucerys no esta interesado en hacerlo" La verdad es que el había detenido cualquier movimiento que los llevara a eso, porque su mente estaba confusa no quería seguir el plan pero ya había aceptado.
"A quien le importa lo que Lucerys quiera, tienes que consumar el matrimonio, sino todo se irá a la basura y será tu culpa, la muerte de tus hermanos" Alicent sostenía la mano de Aemond tan fuerte que el príncipe sabía que dejaría marca.
"¿Por qué tengo que hacerlo? ¿Acaso no hay otra forma?" Pregunto Aemond, cuando había accedido a utilizar a Lucerys para el plan de su abuelo, no sabía como era su sobrino, tampoco sabía que acabaría tratando de alargar el plan para que no suceda.
"¿Otra forma? ¿No deseas a Lucerys? Bien claro que hay otra forma, llevamos una puta a sus dormitorios y la miras a ella mientras te follas al bastardo, pero tienes que hacerlo" Las palabras de su abuelo causaron repulsión tanto en su madre como en él.
Por los dioses, el no deseaba ver ninguna puta, él deseaba a Lucerys, pero no quería ser participe más en el plan de su abuelo.
"Padre creo que Aemond puede enamorar al príncipe sin necesidad de ello, aquello solo sería deseo y..." Alicent trato de hablar y puede que tenga razón, aunque sus motivos para ello sean equivocados, pero Otto no pensaba lo mismo.
"¿Enamorar tu hijo, a ese bastardo mimado? ¿Acaso eres ciega? ¿No has visto como lo defienden, no has visto como le dan todo? Aemond no podría enamorarlo, si no es con deseo sexual, es más fácil que Lucerys lo enamore" Esas palabras lo hicieron enojar, en serio su abuelo pensaba que los hijos de Rhaenyra eran mejores otra eso que ellos.
"Padre, más respeto para mi hijo" pidió Alicent, su madre suavizó el agarre en su mano.
"Escucha Aemond o consumas el matrimonio o mandaré a una puta y haré que consumes ese matrimonio" Aemond no soportó más y se levanto saliendo molesto de ahí, su abuelo no tenía límites ni respeto cuando se trataba de buscar formas para ganar el trono, pero utilizar a Lucerys para ello, parte de él aún quería seguir el plan.
*****
Lucerys leí el nuevo tomo, que el maestre Gerardys trajo para él desde Dragonstone, todo estaba en valyrio aquello hacia un poco lenta su lectura, pero le ayudaba a aprender mejor el idioma, aquel que manejaba mejor que su hermano, era divertido ver a Jace practicando, el aprendió más rápido porque empezó a estudiarlo más joven, en cambio a Jace le parecía aburrido hasta los ocho donde empezó a interesarse más.
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Start again
FanfictionLo último que ve cada noche en sus sueños son los grandes dientes de Vhagar, lista para comerlo y cada mañana al despertar tiene que ver al jinete de esta. En su supuesta 'muerte' Lucerys regresa al día de la cena. Donde en medio de un arrebato el R...