Sus días en la fortaleza roja se alargaron, más de lo que tenían planeado aún así su estancia era tranquila, tres días pasaron desde su boda, Aemond no permitía que duerma con él, así que el incómodo sillón se volvió su cama, rogaba que acabarán esos días lo antes posible, cada noche permanecía despierto hasta que el sueño podía con él y despertaba siempre a causa de la misma pesadilla, Aemond siempre lo miraba pero nunca preguntaba, el por el contrario nunca lo miraba al despertar.
Ese día quiso caminar un poco por el que antes había sido su hogar, pero estaba tan cambiado que por un momento se perdió y acabo en un lugar donde estaba la servidumbre y algunos caballeros comiendo, al verlo todos dejaron de comer y se levantaron o le hicieron una reverencia, Lucerys sonrió.
"Disculpe príncipe, estábamos en descanso" se escuchó el hablar de un caballero parecía ser jovén y nuevo porque uno de los mayores lo golpeó, diciendo que no podía hablar con él.
"Yo debería pedir disculpas por interrumpir su tranquilidad, pero alguno podría ayudarme, es que me perdí" escucho algunos suspiros de doncellas, el mismo joven caballero que antes había hablado se acercó a él.
"Me permite guiarlo hasta sus aposentos, mi príncipe" se reverencio hacia él.
"Usted me indica el camino" ambos salieron en silencio.
"¿Dígame....?" Pregunto Lucerys mirando al caballero.
"Henry, príncipe" Lucerys asintió.
"Dígame Sir Henry ¿como llegó hasta aquí?" Camino a paso lento no había motivo para llegar rápido a la habitación de Aemond.
"Pues mi padre me envió aquí, antes el también fue caballero pero se retiro porque ya no ejercía correctamente" respondió el joven caballero a su lado.
"Creí que los caballeros no podían tener esposas" Dijo mirando al joven pido ver sus ojos verdes bajo el casco.
"Fue caballero durante el reinado del rey anterior por un par de años, luego se retiro cuando este murió" explicó mientras pasaban un pasillo ya podía más o menos reconocer donde estaba
"Entiendo, eso quiere decir que tiene la edad de mis tíos" afirmó el príncipe y para su sorpresa el caballero asintió.
*****
Aemond pasó por los pasillos caminado a su habitación, esperaba encontrar a Lucerys, su madre estaba molestando muchísimo acerca de la consumación del matrimonio, tenía que ver la forma de como mentirles.
Escucho la risa de Lucerys cerca, pero no podía estar con sus hermanos o primas ellos estaban justo donde él había estado hace poco, entonces ¿con quien se estaba riendo tan libremente?
Vio a su sobrino caminar al lado de un caballero, que no era de la guardia real, este parecía joven y su armadura era negra y roja ¿que hacía con su esposo? ¿Es más que hacía Lucerys con él? Hablaban como si fueran grandes amigos desde niños, los ojos de su sobrino brillaban con diversión y confianza, muy diferente a lo que era cuando lo veía a él, aquello le molesto.
Camino a paso firme hasta ellos y se detuvo frente a Lucerys, logrando que este lo vea.
"Hola tío" no supo porque pero el que lo llamara tío frente a ese caballero le enojó mucho.
"Lucerys" su voz sonaba como advertencia, su esposo lo vio confundido por ello.
Su mente no dejaba de repetirle que era su esposo, por lo tanto no tenía porque ponerle atención a nadie más, su esposo, solo de él, no del intento de caballero a su lado, Aemond estaba seguro de que podría proteger mejor a Su esposo que cualquiera.
"Tío...¿estas bien?" Lucerys miro a si tío que parecía querer matar a alguien, fue tomado de la mano, para luego ser arrastrado por su tío.
"¿Qué crees que haces?" Pregunto Aemond cuando ingresaron a la habitación
"Yo no entiendo tío" Aemond lo tomo de las manos y lo empujó hacia la cama, Lucerys no sabía que estaba pasando
"Fuera de aqui" les grito Aemond a las doncellas quienes rápidamente desaparecieron.
"Deja de llamarme tío" Lucerys se sentó en la cama confundido por la petición.
"Pero eres mi tío" respondió en cambio, eso pareció enojar a Aemond.
"No, ya no soy tu tío, soy tu esposo Lucerys" el tono de Aemond, le recordaba a cuando escuchó a su madre celosa, por algo que Daemon dijo sobre la comida, estaba embarazada y todo le enojaba y se ponía celosa por el más mínimo comentario.
Pero su tío no podía estar celoso.
"¿Y eso que?" Respondió Lucerys levantándose para enfrentarlo.
"No puedes decirle a todos que soy tu tío, soy tu esposo y todos deben saber eso" Aemond tomó sus manos y jalo de ellas hasta que Lucerys choco contra su pecho "Me has entendido, tu eres mi esposo y yo soy el tuyo" susurro en su oído y Lucerys se estremeció, Aemond sintió el escalofrío del cuerpo contrario, bajo su mano a la cintura de Lucerys para pegarlo más a él "Dime que lo has entendido"
"Si" respondió Lucerys mirándolo con sus ojos oscuros, el ojo violeta de su tío.
"¿Qué soy yo?" Pregunto hizo caminar a Lucerys en reversa hasta que este quedó sentado en la cama.
"Mi esposo" las palabras salieron de los labios de Lucerys, al mismo momento en el que Aemond junto sus labios con los de él.
No tenía idea de que hacer, movió sus labios tratando de seguir el ritmo de Aemond, llevando sus manos a los hombros de su tío, a la vez que este las llevaba a su cintura, se acostó en la cama y Aemond coloco una de sus piernas entre las suyas, el placer recorría su cuerpo entero, un gemido escapó de su boca cuando su tío introdujo su lengua comenzando un baile dentro del beso, Aemond como pudo metió una de sus manos para acariciar la piel de abdomen de su sobrino, el toque frío lo hizo mover su pierna, el movimiento rozó la entrepierna de Aemond que gimió en la boca de Lucerys, quien se iba acostumbrando a las sensaciones nuevas que experimentaba su cuerpo, cuando Aemond se levantó de forma brusca y salió de la habitación sin decirle nada.
Se quedó acostado en la cama, confundido y con un deseo latente pasando por todo su cuerpo, se suponía que eso no debía pasar ¿o si? ¿Por qué Aemond lo besó? Claro que esto no quitaba el miedo que aún tenía por el jinete del dragón que lo mataba.
🔥
Vayan a ver a mi perfil, subí nueva historia Lucemond.
Los celos no son buenos para Aemond, lastima que tendrá mucho de eso.
Espero que les guste<3
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Start again
FanfictionLo último que ve cada noche en sus sueños son los grandes dientes de Vhagar, lista para comerlo y cada mañana al despertar tiene que ver al jinete de esta. En su supuesta 'muerte' Lucerys regresa al día de la cena. Donde en medio de un arrebato el R...