Capitulo trece: Confiar

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Lucerys aún no había vuelto a dormir en la misma cama que Aemond, si bien lo había perdonado, tenía una vocecita en la cabeza que aún le gritaba que no confiara, así que todavía desconfiaba y tenía cierto recelo hacia Aemond, nunca sabía que esperar, si su tío se había dado cuenta de eso, no decía nada, pues desde que ambos hablaron hace tres días, comiendo juntos.

"¿Qué hiciste hoy?" Preguntó Aemond mirando a Lucerys comer, a este no le molestaba su presencia pero si lo ponía nervioso la forma en la que siempre lo estaba observando.

"No mucho, estuve aquí casi todo el día, luego fui al patio de entrenamiento y estuve entrenando, me enseñaron un movimiento nuevo" respondió Lucerys tranquilo dejando de comer, iba a preguntar de vuelta cuando su esposo lo interrumpió.

"¿Quien te enseñó?" Preguntó Aemond, Lucerys volvió a comer evadiendo la pregunta, podía decir que Daemon pero su padre había ido ayer junto con Jacaerys a Dragonstone a traer más cosas.

"¿Qué hiciste tú?" Preguntó Lucerys sirviendo un poco más de verduras en su plato.

"Daor udlitan taoba (No has respondido niño)" Lucerys miro a su tío y se movió nervioso, no sabía porque estaba nervioso por responder aquella pregunta ¿Tal vez porque la respuesta no le guste a su tío?

"Un caballero" dijo dejando el cubierto en el plato para ver a Aemond.

"¿Qué caballero?" Lucerys sabía el poco cariño que le tenía Aemond a Ser Henry y que prácticamente había amenazado al caballero sobre acercarse a él, pero Lucerys no entendía eso, él no sería capaz de engañarlo.

"Me parece que sabes cual" respondió Aemond se acercó hasta él.

"¿Haces esto para molestarme?" Lucerys negó "¿Entonces Lucerys? No entiendo porque no ves lo que yo, le gustas a ese caballero y..." Lucerys por primera vez en su vida notó inseguridad en la mirada de Aemond y tuvo que parpadear para saber si enserió lo estaba bien, no era una miedo a perderlo, era miedo a que él lo deje, eso lo sorprendió.

"Y yo estoy contigo, eres mi esposo" Lucerys tomo el rostro de Aemond entre sus manos, si querían que las cosas entre ellos funcionen, tenían que confiar en ellos, empezando por los celos e inseguridad de Aemond.

"Pero podrías estar con él" esta era una parte de Aemond que nunca había visto, un estado vulnerable, donde mostraba una parte de él que tenía miedo que lo dejen.

Lucerys pensó un poco a lo que se debía y dio con la respuesta, durante años Aemond siempre había sido dejado de lado, por ellos, por su hermano, por su padre, Lucerys se arrepintió de las cosas que hizo de niño, Aemond solo buscaba compañía y ellos solo se burlaban de él por no tener un dragón, ahora veía porque tanta inseguridad de ser dejado de lado.

"Él no eres tú" Lucerys tenía los ojos brillosos de lágrimas contenidas, Aemond lo miró interrogante "No te dejaré Aemond, no lo volveré a hacer"

"¿Lo prometes?" Lucerys negó y se apresuró a decir el porqué.

"Las palabras no valen nada cuando se traicionan con acciones, terminan siendo solo aire y se vuelven vacías, prefiero demostrarlo" Aemond asintió y aceptó la respuesta de Lucerys.

"Quiero que vuelvas a confiar en mi, pero se que debo ganar tu confianza y lo haré" Aemond lo dijo con la seguridad característica de él, Lucerys se levantó de su lugar y abrazó a Aemond.

De verdad esperaba que poder volver a confiar quería seguir conociendo a Aemond, quería saber sus miedos y todo lo que antes no sabía de él.

******

El abrazó de Lucerys le dio la confianza que necesita y que no sabía que había perdido, por alguna razón ese abrazó le confirmó que no importaba cuantos quieran a Lucerys, su sobrino era suyo, a él no tenía que demostrarle ser el mejor en algo para que siga a su lado.

Cuando el abrazó acabó, Aemond supo que era hora de que se vaya y deje a su esposo solo, sin embargo, Lucerys tomó su mano y lo sorprendió con un beso.

Sus labios se movieron juntos y él sentía que su corazón saldría de su pecho por la emoción de probar los labios de Lucerys otra vez, el ritmo que siguieron era lento, era una bienvenida y a la vez una promesa de que siempre volverían a ellos sin importar los problemas, Aemond podría vivir toda una vida besando los labios de Lucerys y no le importaría nada más.

El beso duro para él horas, aunque en realidad fueron solo segundos, Lucerys se alejó de él lentamente y sonrió.

"Puedes quedarte a dormir si quieres" Aemond sabía que Lucerys había pensado en eso desde que llegó, pues no era posible que solo se le haya ocurrido sabiendo que aún tenía cierta desconfianza, Aemond asintió levemente.

"Gracias" Lucerys negó ante lo que dijo

"Somos esposos creo que no tiene sentido que sigamos separados" Aemond sonrió y quiso besarlo de nuevo pero respetaría el espacio de Lucerys, tenía la esperanza de que todo vuelva pronto a la normalidad.

Aemond salió de la habitación para buscar a alguna sirvienta que traiga su ropa de cama, cuando lo hizo regreso y encontró a Lucerys sentando en la cama.

"¿Estas bien? Si quieres puedo..." antes de que diga algo, Lucerys se levantó y negó.

"No, quiero que veas algo" Lucerys ya se había vestido con la ropa de cama "Siéntate" Aemond lo hizo, Lucerys se paró frente a él y levantó un poco la camisa de lino que tenía puesta dejando al descubierto una cicatriz.

"¿Puedo?" Lucerys asintió a su pregunta, Aemond levantó su mano y con delicadeza paso sus dedos por ella, era extraña no parecía hecha con algún tipo de arma, era más como un...

"Apareció de la nada, al inicio no eran reales, pero luego..." Aemond no estaba entendiendo del todo, tenía su vista fija en la cicatriz que se plazamaba en aquella delicada piel.

"¿Cómo que no eran reales?" Preguntó sin apartar la vista.

"Solo yo las veía, estaban en mi mente creo" explico Lucerys que había empezado a jugar con su larga cabellera, pasando sus dedos nervioso "cuando una de las doncellas la vio, fue que me asuste porque era real y ahora estaba ahí, no tenía idea de a qué se debía o porque, incluso ahora no lo sé" Lucerys estaba asustado pudo notarlo

"No te asustes" Lucerys lo miró.

"Aún me asusta pero ya no tanto, Helaena me dijo que una decisión lo iba cambiar y lo hizo, pero me asusta que no se haya borrado que siga ahí" Aemond tendría que hablar con su hermana para saber lo que esta quería decir, pero por ahora tenía que calmar a su esposo.

La sirvienta entró y dejó la ropa, antes de irse llevándose los platos vacíos, Aemond fue a cambiarse y volvió, encontró a Lucerys acostado en la cama.

Subió a su lado, pero Lucerys no lo miro aún seguía pensado en la cicatriz que tenia lo noto porque su mano izquierda aún estaba sobre esta, Aemond cubrió esa mano con la suya, captando la atención de Lucerys que sin pensarlo mucho lo abrazó.

Esa noche durmió con Lucerys abrazado a él, pero pensado en aquella marca que llevaba y no pudo evitar culparse, una que no hubiera tenido si su madre no fuera tan ambiciosa.

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Pues aquí algo dulce y bonito, solo ellos mostrando cuanto se aman.

Espero que les guste<3

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