Capitulo veintiuno: La aceptación traerá paz.

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Aemond había estado nervioso, sin embargo hasta ahora todo iba bien, el plan de Ser Criston estaba funcionando, Aegon lo miraba con nerviosismo, era ridículo puesto que estaba montado en un dragón. Nadie se atrevería a acercarse.

Aun no había señales de algún dragón, pero dentro de poco las habría, Dragonstone no estaba tan lejos del reposo de Gajo.

Pasaron unos días más, con cada día que pasaba Aegon comenzaba a inquietarse h Aemond compartióel sentimiento después de tres dias, fue el quinto día donde por fin, se les dio aviso de que un dragón se acercaba, montaron sus dragones y esperaron hasta que la reina roja llegara a velocidad hacia ellos.

La princesa Rhaenys montaba orgullosa a su dragona, la plata de su traje resplandecía al sol y tenía una mirada seria y fiera.

"Espero que vengan a hincar la rodilla" habló en voz alta "Porque a mi no me interesan las maldiciones de los dioses"

Aegon lo miró desde Sunfyre, en su cabeza llevaba la corona del conquistador y se agarraba con fuerza a las cuerdas, sin vino, la valentía desaparecía de su hermano.

"Así es princesa" grita él, hablando por ambos "Si es tan amable, podría guiarnos"

Rhaenys Targaryen no es una mujer amable, ella ha conocido la crueldad de la vida, por lo que solo se ríe con burla de ellos, no los ve como un peligro y Aemond esta seguro que se enfrentaría sin pensarlo a ambos, aún sabiendo que podría perder.

Solo imagina lo que se ve desde abajo, tres dragones en el aire frente a frente, debe ser un panorama aterrador para aquellos que lo presencian. La dragona más rápida contra la más experimentada y Sunfyre un dragón que tiene suficiente tamaño para considerarse amenaza.

"No sería de otro modo, príncipe. Mi dragona es la más veloz de todos." La princesa da vuelta y se aleja volando.

Aemond mira a Aegon, antes de seguir el camino de la Reina Roja, su hermano se adelanta y ambos ignoran los gritos de Criston mientras la siguen.

Su madre no entenderá, pero hacen esto para salvarse, Lucerys no dejará que su Rhaenyra o Daemon le hagan daño, mientras que Aegon solo quiere renunciar a cualquier responsabilidad que conlleve una inminente muerte.

Solo lamentan tener que dejar a los niños, por más que Aegon no hizo más que engendrarlos, sabe lo importantes que son para Helaena.

Es casi un día de viaje hasta Dragonstone, la vista que los recibe es siniestra y atrayente, tal como debe ser el hogar de los dragones, con un atractivo peligroso.

Divisan a Dreamfyre a lo lejos, eso los anima, Vhagar parece feliz de regresar y Sunfyre se aleja en cuanto Aegon toca el suelo.

"Que bueno que me quiere" dice su hermano siguiendo el camino hasta las escalinatas y el puente.

"Esta isla es de los dragones, es su hogar, y huele a ellos." Explica la princesa. "Es normal que sienta curiosidad por explorar, nunca estuvo aquí."

"Abuela" Rhaena los recibe en la entrada la acompañan tres guardias "Nuestra Reina los espera"

Aemond esta por preguntar, quien le dio esa información a Rhaenyra, pero pronto la duda se resuelve escuchan el rugido de Caraxes desde arriba.

Son guiados a través de escaleras, pasan por tres torres y muchas estatuas antes de llegar a la correcta, la boca de un dragón los recibe en la entra de la sala del trono, donde Rhaenyra esta hablando con Joffrey.

"Madre, déjame ir, los llevaré a salvo si es necesario" Rhaenyra es impasible al negar "Quiero hacerlo, pelear por ti."

"Por ahora, se ofreció términos de paz"
Explica Rhaenyra.

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