Por una ola de repentina honestidad, aquellas palabras habían escapado de sus labios, su cuerpo sintió el alivio de poder compartir aquello con alguien, sintió aquella carga siendo liberada, aquel miedo disminuir, se tomó unos segundos para respirar sin ser consiente de que la persona a su lado, su ahora esposo se había quedado frío como un lago congelado en invierno, saliendo de su burbuja de alivio personal, prestó atención a la persona a su lado.
Aemond ni en sus sueños más crueles había pensado en matar a su sobrino, se había visto torturándolo, quitándole el ojo, haciéndolo pagar sus deudas de distintas maneras, pero en todas había un factor en común Lucerys respiraba, estaba vivo y frente a él, Aemond nunca había pensando en su sobrino muerto y terminó descubriendo que no le agradaba el sentimiento que surgía en él al pensarlo, nunca pensó que la obsesión con su venganza llegaría matar a Lucerys.
Cuando escuchó esas palabras salir de los labios que había besado, un frío lo invadió derrepente congelando su cuerpo en su lugar, no sabía que decir, ni que hacer, en parte quería preguntar como sucedía para evitar ello, pero otra parte de él no quería saber, tal vez antes de sus encuentros se habría reído y celebrado ello, no lo sabia, era un tal vez y siempre lo sería, no había modo de saber como hubiera reaccionado antes de estos días, aun no descubría que eran estos sentimientos creciendo dentro de él o está sensación que Lucerys producía en su cuerpo, un deseo que no había experimentado antes, era emocionante y aterrador estaba nadando a ciegas en un mar inexplorado y ahora Lucerys va y le dice eso, fue como un golpe directo, recordando lo mucho que odiaba a Lucerys ¿lo dijo en pasado?.
Sintió a Lucerys levantarse a su lado, no podía dejarlo ir, no sin decir nada, no podía no decir nada, eso significaría que no le importó para nada lo que Lucerys dijo y claro que le importó, suavemente tomó la mano de Lucerys, aún no tenía idea de qué diría pero un simple gesto era mejor que nada.
Lucerys miró sorprendido a Aemond, su toque era tan delicado, que por un momento se arrepentía de haberle contado.
"No pienses en eso" ante sus palabras Aemond rio por la ironía, era él quien tenía que decir eso y no al revés, pero ahí estaba Lucerys preocupándose por él.
"Me acabas de decir que me ves a mi matándote y me dices ¿que no piense en eso?" Aemond suspiro mirando los ojos de Lucerys, tenían un brillo de tristeza. "¿Puedo saber como?" Pregunto causando que los ojos de Lucerys se mostrarán confundidos.
"No" Lucerys se soltó de su agarre y salió de la habitación "Estaré en mis lecciones de Valyrio" Dejo a Aemond pensando.
Lucerys, Lucerys, Lucerys...¿Qué era Lucerys para él? ¿Su sobrino?¿Su esposo por obligación?¿El niño que le quito un ojo? Era todo eso, si, pero también era más que eso, era la persona que lo había marcado, también quien le dio algo para probar al mundo, que no importaba como podía ser el mejor guerrero y el mejor jinete de dragón, era el que hacía todo más emocionante para él, en todos estos años no pudo dejar de pensar en el día que viera a su sobrino y cobrar su venganza, las situaciones son muy distintas a como se las imaginaba.
¿Lucerys era feliz? Ciertamente Aemond no lo era, su vida hasta que Lucerys llegó al desembarco, había sido tan monótona y aburrida, entrenaba, estudiaba, escuchaba a su madre hablar de cómo Rhaenyra los mataría, pensaba la mayor parte del tiempo en Lucerys, en lo que estaría haciendo el bastardo de su sobrino, su vida carecía de algo que Lucerys tenía amor, consideraba que su madre le daba amor, pero luego de ver hace días los ojos de Rhaenyra brillar como si pudiera sentir los miedos, preocupaciones o ansiedad de Lucerys, ver como lo veía con adoración y total devoción, lo hizo pensar, ninguno de sus hermanos había recibido tal mirada antes por parte de su madre, cuando Lucerys le quito el ojo su madre estaba preocupada por él y furiosa llena de ira, pero no parecía sentir su dolor, él no era feliz, tenía una vida simple y cómoda pero no era feliz, siempre tenía que probar algo a los demás y eso era cansado, lo curioso es que no sentía aquello con Lucerys, por algún motivo había encontrado paz y descanso en Lucerys, no tenia que probarle nada, ni quisiera taparse el ojo de zafiro, a él podía mostrarle aquello con una libertad que nunca hubiera pensado.
La puerta de la habitación volvió a abrirse y Lucerys encontró a su tío en la misma posición en la que lo dejó hace dos horas, caminó sin prestar mucha atención, se paseo por la habitación, para dejar algo de su ropa en lugar visible para que las doncellas lo guarden.
"¿Kirine taoba iksā?" Lucerys se detuvo al escuchar a su tío hablarle en valyrio nunca lo había escuchado, miro a Aemond sorprendido.
(¿Eres feliz niño?)
"No me llames niño, un niño no está casado" se sonrojo en cuanto termino de decir eso.
"Dejaras de ser un niño cuando yo diga que no lo eres" Lucerys quiso irse sin responder la pregunta.
"Taoba..." Lucerys volvió a detenerse y esta vez camino hacia su tío.
"Issa, kirine iksān" el sorprendido está vez fue Aemond, no tenía idea de qué Lucerys manejara el lenguaje más allá se entenderlo.
(Si, soy feliz)
"¿Incluso con el causante de tus pesadillas durmiendo a tu lado?" Lucerys no pensó que sus palabras afectarían de tal modo a su tío.
"Son sueños tío, los sueños no se vuelven realidad, a menos que los hagas realidad, a veces son profecías que se interpretan de distintas formas, otra veces son cosas que pudieron ser pero no fueron, el miedo que tengo es una simple reacción natural, de algo que no quisiera que pase, estoy aquí frente a ti, aunque suene raro, no estoy muerto, por milagroso que parezca" Aemond miro a Lucerys darle una suave sonrisa.
Sus ojos brillando por preocupación por él, la manos de Lucerys tomaron suavemente su rostro y sus dedos acacriaron sus mejillas, Aemond cerró el ojo ante el suave contacto, subió por instinto las manos hacia la cintura de Lucerys, este comenzó a acariciar su cabello, Aemond besó la palma de la mano de Lucerys, un sentimiento nuevo llenó su corazón, está vez era algo más que deseo, se sentía cómodo con Lucerys, quería reír por todo, no sabía si así se sentía la felicidad, pero si así era no quería dejar de sentirla.
"Debería ir y darme un baño" susurro Lucerys tan suave que si no hubiera estado cerca no lo habría escuchado.
"No, tengo una mejor idea" Lucerys fue tomado por la cintura y dejado con suavidad en la cama, con Aemond subiendo sobre él.
"¿Aemond qué...?" Sus palabras fueron calladas por un beso, se habían dado besos antes pero había algo en este que lo hacía distinto, no solo era deseo y Lucerys podía sentirlo, más no diría nada, ese beso era algo nuevo para ambos y ninguno quería detenerse a pensar en que era diferente.
🔥
Los sentimientos van saliendo a la luz, me emocioné.
Espero que les guste<3
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Start again
FanfictionLo último que ve cada noche en sus sueños son los grandes dientes de Vhagar, lista para comerlo y cada mañana al despertar tiene que ver al jinete de esta. En su supuesta 'muerte' Lucerys regresa al día de la cena. Donde en medio de un arrebato el R...