Faltaba menos de una semana para su próximo celo y detestaba la idea. Para cualquiera esos días de hormonas descontroladas era como el éxtasis, pero para él no lo era.
Si recordaba bien años atrás, Jimin siempre había sido codiciado por bastantes alfas que buscaban siempre llamar su atención. En ese momento solo los había rechazado de la forma menos penosa, y tal vez por esa razón los mismos alfas rechazados no se rendían.
Pero todo cambió después de su accidente.
Ese detestable accidente.
De suerte no había entrado en coma, sino que apenas duró unos días en la inconsciencia, sus familiares estuvieron demasiados felices al verlo despertar.
Lo que no sabían era que lo fuerte recién se avecinaba. El doctor encargado le había realizado una revisión para ver si había daños en su memoria u otra cosa fuera de lo normal.
Y así se supo que él ahora tenía un inconveniente o mejor dicho una discapacidad.
Ya no podía caminar. No sentía las piernas.
Realizaron diferentes estudios y determinaron que lo suyo no sería para siempre, solo si accedía a las terapias.
A pesar de todo él se motivó a sí mismo a seguir y no rendirse. Pero le molestaba mucho que a pesar de todos sus esfuerzos, no viera avances.
Ese fue como un detonante para alejarse o aislarse de todo.
Todo había cambiado para él, ahora no podía tomar el bus al instituto, tampoco podía llegar a clases solo, su anterior casillero ya no le pertenece por estar en un lugar alto y ya no hay flores ni cartas de alguien interesado en él.
¿Quién querría estar con un inválido? La respuesta es clara, nadie.
Esos pequeños cambios hicieron estragos dentro de él por lo que tomando de excusa a lo cansado que son las terapias, les pidió a sus padres un tiempo para retomar las clases y al notar el evidente decaimiento del único hijo que tenían, decidieron aceptar.
No fue solo un año, con este ya iban para el segundo en el cual Jimin se había encerrado consigo mismo.
Tal vez Jimin se estancó, pero el tiempo no. Y con eso su cuerpo siguió su avance; se preparó para recibir una marca, un nudo y para mantener un bebé.
Aunque claro que lo último, no quería todavía. Pero lo de marca y nudo pues...
Igual ni siquiera había un alfa que guste de él.
Desde hace dos años que se había presentado como Omega, y en total ya eran cuatro celos que lo pasaba sin compañía. No recuerda bien lo que sucedió con él esos días, pero lo que sí sabe es que cuando termina despierta con un horrible dolor de cabeza, ojos hinchados y mirada triste.
Estar sin ayuda de un alfa era deprimente, como también un alfa sin la ayuda de un Omega.
Cada vez su lobo entristecía más, además de no parar de exigir compañía.
<<Quiero un alfa, alfa>>
Su lobo se ponía más ansioso días previo al celo. Siempre diciéndole que se consiga a alguien.
Al no encontrar solución no tuvo más remedio que comentárselo a su madre concluyendo así en una visita al doctor para bajar la intensidad del momento ya que los supresores no hacían un buen efecto en él.
Por no decir que prácticamente el efecto supresor ya casi no funcionaba en él.
— Lamento decirle que no puedo recomendarle un supresor más fuerte, para ti esto es lo máximo que puedes tomar — le entregó un supresor parecido al que toma él — todavía eres pequeño, normalmente estos que son más fuertes — tomó otra muestra de pastillas — es para alfas.
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El celo de Jimin |Kookmin|
FanfictionJimin se había mantenido solo en su celo por su condición, él no podía caminar y no tener compañía en esos días lo estaba debilitando mucho por lo que sus padres preocupados deciden recibir ayuda para su hijo. Jungkook, un alfa que trabaja para comp...