ii. hablemos después :)

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Octubre
 Lunes, Semana 1
 10.24 a.m.

Una sacudida lo despertó de su ensueño.

 Sus ojos revolotearon como alas de una pequeña mariposa ante la invasora luz del sol que entraba por aquellos ventanales tan grandes como el mar mismo y, después de ajustarlos a esta, observó su alrededor.

 La mano de Seonghwa, posada en su hombro, se sentía ligera casi nula. Como si tuviera miedo de lastimarlo si llegara a ejercer más fuerza.

 El salón estaba en silencio, interrumpido de vez en cuando por una respiración escandalosa o el golpeteo de los bolígrafos contra el papel.

 —No pudiste dormir, ¿verdad? —preguntó Seonghwa a Hongjoong cuando notó la atención de este último puesta en él—. Vi la luz de tu habitación encendida cuando me levanté al baño en la madrugada.

 Hongjoong parpadeó una, dos veces y asintió.

 —¿Son las pesadillas de nuevo? —la voz del chico de largos cabellos plateados retumbó queda en aquel salón. Uno que otro estudiante volteó a verlo, pero la gran mayoría del grupo se encontraba ocupado realizando la actividad encargada por la profesora no hacía mucho.

 Hongjoong volvió a asentir y Seonghwa entendió.

 —No planeas hablar de eso —no era pregunta.

 —No —confirmó Hongjoong.

 —Está bien —Seonghwa concedió—. Pero recuerdas lo que siempre te digo, ¿no es así? —esperó a que el chico a su lado, con la cara un poco hinchada y los labios fruncidos, captara sus palabras—. Estoy aquí por si necesitas hablar.

 Hongjoong respondió un quedo "gracias" al pasar unos momentos, pero su atención se vio cautiva por otro objetivo segundos después.

 —Bue... buenos dí... días —una conocida y molesta voz se escuchó en el aula cuando la puerta se abrió repentinamente. Parado ahí, bajo el dintel de la puerta de robusta madera, estaba Mingi jadeante y sudado—. ¿Puedo pasar?

 La profesora le dedicó una mirada incrédula al personaje de agitada respiración que obstruía la entrada.

 —¿Ocurrió algo que no te permitió llegar una hora y media más temprano, Song? —habló. Su voz retrataba la curiosidad que todos los presentes sentían, mas en esta no se percibía un ápice de desdén.

 Con largas zancadas, Mingi se acercó al escritorio de la mujer y se posicionó frente a ella; y su excusa, aunque patética, fue suficiente para robarle una sonrisa.

 —¿Me quitaría la inasistencia? —preguntó de repente con voz fuerte y clara.

 La mujer negó derrotada, sabiendo muy bien que cedería ante la petición.

 —Tienes suerte de que me caigas bien —replicó.

 El rubio rio.

 —Obviamente le caigo bien —expresó—. Tengo carisma, belleza y, además, soy el mejor de la clase.

 Veintiún pares de ojos, incluyendo aquellos de Seonghwa, Mingi y la maestra, se posaron en Hongjoong casi de inmediato. Algunas personas reían mientras otras cuchicheaban incesantemente. Abucheos se escuchaban en una esquina siendo que en otra sonaban vítores.

 —¿Me equivoco, Hong? —Mingi sonrió una sonrisa ladeada a la par que se acercaba a su autodesignado asiento al lado del chico al que acababa de dirigirse.

 Hongjoong bufó, acostumbrado a ese tipo de interacciones, para seguido argüir:

 —¿No crees que es mejor si comienzas a trabajar, Song? Con la cantidad de faltas que tienes es más factible que recurses la clase a que seas el mejor de esta.

The Thoughts I Thought I Had Were You All This Time -minjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora