iii. realmente se gustan mucho, ¿no?

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 Octubre
 Lunes, semana 2
 04.00 p.m.

Un dulce deje de incienso de lavanda acarició el sentido del olfato de Hongjoong apenas puso pie en aquella habitación situada en el segundo piso de un edificio antiguo del centro de la ciudad.

 Con sus paredes acromáticas y acabados mayormente metálicos o de cristal, el consultorio de la psicóloga que el pelinegro visitaba desentonaba totalmente con las vibras exteriores del lugar.

 —Buenas tardes Hongjoong —le saludó la mujer. Sus ojos claros observaron amablemente al chico que le devolvió el saludo con una sonrisa—. ¿Cómo has estado? ¿cómo te ha ido esta semana?

 Hongjoong tomó asiento en uno de los sillones acolchonados de la habitación antes de responder:

 —Normal... supongo —sus ojos se desviaron a una de las tres únicas ventanas del lugar.

 —¿Puedes definir qué es normal para ti?

 —No ha habido muchos cambios desde la última vez que nos vimos —rio y volvió la mirada a la mujer de tez oscura sentada enfrente de él—. Bueno, en realidad, hubo un cambio. ¿Recuerda a Song Mingi? El chico del que le he contado últimamente.

 La mujer asintió.

 —Sí. El chico con el que has tenido uno que otro percance. ¿Qué hay con él?

 De la forma más detallada posible, Hongjoong se apresuró a contarle a su psicóloga todo lo sucedido con el rubio que ahora debía llamar "compañero" y no "imbécil". Desde la imposición por parte de la profesora para que trabajaran juntos hasta las ridículas ideas que pensaron los chicos para amistarlos a ambos, la mujer escuchó atentamente al muchacho hasta que sus labios por fin se cerraron y su mirada se desvió nuevamente.

 —¿No te parece que las actividades que tus amigos pensaron son una buena forma de hacer las paces con Mingi?

 Debido a lo absorto que estaba en sus pensamientos, Hongjoong se tomó un momento para responder.

 —Tal vez. Aunque me parece bizarra la idea de ser amigo de ese —esperó a que la psicóloga le pidiera continuar antes de seguir hablando—. Bueno, es por el hecho de que, en todo lo que llevamos del cuatrimestre, no hemos hecho otra cosa más que pelear e insultarnos. No me imagino tratándolo bien de entre todas las cosas.

 Hongjoong empezó a reír despacito casi discreto. Tenía miedo de que la mujer que lo acompañaba en esa habitación pensara que estaba loco. Obviamente eso no sucedió.

 —Está bien pero, si la profesora no los hubiera puesto a trabajar juntos y todo esto no estuviera pasando, ¿odiarías a Mingi durante toda la vida?

 —¿Podemos hablar de otra cosa? —el pelinegro comenzaba a hartarse del tema.

 —Por supuesto —la mujer sonrió—. La sesión pasada me contaste que has tenido pesadillas recurrentes de nuevo. ¿Cómo te ha ido con ellas?

 Hongjoong carraspeó.

 —Me piden que me muera.

°°°

 06.00 p.m.

El turno del trabajo apenas comenzaba y Hongjoong ya sentía la necesidad de salir corriendo de ahí y esconderse entre los brazos de Seonghwa.

 La sesión no había sido mala como tal. Sin embargo, los temas tratados seguían incomodando a Hongjoong aún después de pasada la hora del fin de esta.

 Clientes entraban y salían por aquella puerta transparente que daba hacia los navíos embarcados a unos cuantos metros. Y con ellos, el aroma a magia.

The Thoughts I Thought I Had Were You All This Time -minjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora