ix. ¿puedo?

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 Noviembre
 Lunes, semana 4
 01.33 a.m.

Hongjoong nunca pensó que llegaría el día en el que se pelearía con Yunho, con su bebé.

 La idea no cruzó por su mente en ningún momento y su corazón no estaba preparado para el suceso.

 La llegada del rubio a su cuarto fue banal, similar a todas las miles de veces en las que el muchacho había tocado con sus nudillos la puerta e ingresado a la habitación con una sonrisa en el rostro.

 Se apreciaba feliz, aunque Hongjoong lo conocía bastante bien como para saber que realmente no lo estaba.

 —¿Qué pasó? —le preguntó mientras hacía espacio en su cama para acogerlo. Yunho se aventó inmediatamente y se dejó rodear por los brazos del pelinegro—. ¿Qué tienes, amor?

 El rubio negó con su rostro hundido en el cuello de su amigo.

 —¿No quieres hablar de ello? —Hongjoong sonrió e intensificó la fuerza del abrazo—. No tienes que hacerlo si no lo deseas... podemos llorar sin hablar si es lo que prefieres.

 —Yo quiero hablar de todo contigo, Hong —murmuró Yunho—. Pero no encuentro las palabras para hacerlo.

 —¿Quieres que las busquemos juntos?

 Yunho se despegó sólo un poco de Hongjoong, lo suficiente para poder alzar la cabeza y mirarlo a los ojos: sus ojitos que expresaban la sinceridad de sus palabras. Asintió.

 —¿Qué es lo que sientes, amorcito? —aquellos dedos pequeños peinaron los suaves cabellos del otro chico—. ¿Qué o quién te hizo sentir así?

 —Me siento —se tomó unos segundos para sopesar su sentir—... mal. Me duele. Aunque no es culpa de él, Hong.

 El pelinegro suponía ya a quién se refería Yunho, pero aun así preguntó:

 —¿Hablas de... Mingi?

 Yunho no respondió.

 —¿Qué pasó en el viaje, Yunho?

 —Me rechazó —el rubio rio. Un sonido seco y corto, adolorido—. Era obvio que lo haría.

 —¿Por qué dices eso?

 Yunho contestó la cuestión con otra pregunta:

 —¿Te gusta Mingi, Hong? —ante el mutismo de su amigo, el rubio confirmó sus sospechas—. Te gusta —no cabía la duda en sus palabras.

 —No me gusta —Hongjoong habló finalmente—. Lo quiero así como te quiero a ti... o a Hwa.

 —No sigas mintiendo, por favor —Yunho se desenredó de los brazos de su amigo y se alejó, sintiéndose cansado de la dinámica de siempre, del siempre dar pero nunca recibir. Del siempre ser escuchado, pero nunca escuchar—. ¿No confías en mí lo suficiente como para contarme cómo te sientes? —soltó sentándose en el colchón.

 —No, Yunho —se apuró Hongjoong—. No es eso. Es sólo que...

 —Hongjoong —el rubio cortó—. Te juro que estoy harto de ti —el nombrado miró a su amigo con un semblante serio—. Estoy harto de que siempre hagas esto.

 —Yunho...

 —No, Hongjoong. No intentes detenerme, por Aaruh —sonaba bastante exasperado. Lo suficiente para mantener a Hongjoong en estado de quietud—. ¿Por qué simplemente no puedes aceptar que te gusta Mingi? ¿Por qué mierda tienes que guardarte todo siempre para ti?

The Thoughts I Thought I Had Were You All This Time -minjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora