CAPÍTULO 8 🖤

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Ca: Señora Cristina aquí les traigo su café.

C: Gracias Candelaria

A.L: Gracias...
Entonces, ¿como estás?

C: Bien, el trabajo me mantuvo bastante ocupada...
Ángel Luis ¿a qué has venido?

A.L: Vine a pasar unos días aquí, y a buscarte para la consulta con el médico.

C: Gracias, pero te dije que de eso me encargaría yo.

A.L: No seas orgullosa Cristina. No en cuestiones que impliquen tu salud.

C: No, no es que sea orgullosa... ¿qué es lo que esperas de esto?

A.L: Que me perdones y que volvamos a ser como antes.

C: No puedes pedirme eso...

A.L: ¿Por qué? Acaso ya no sientes nada por mi.

C: Ya no sé ni lo que siento...pero me demostraste que no puedo confiar en ti.
Te olvidaste que estaba aquí prácticamente y luego admitiste que era porque tenías miedos y dudas de nuestro futuro. En fin, no puedes venir ahora y pedirme que volvamos como si nada paso.

A.L: Cristina entiendeme que no era fácil

C: ¡Pues para mi mucho menos!

A.L: Déjame ayudarte...ya pedi mís días en el hospital y sinceramente quiero estar a tu lado.

C: No, Ángel Luis no es buena idea y yo no quiero que lo estés.

A.L: Déjame demostrarte que sí puedes volver a confiar en mi.
Me quedaré en un hotel de la ciudad y si me lo permites, vendré a visitarte.
Cristina ( le tomaba de las manos) de verdad todo será como antes

C: Es que...

A.L: Anda, por favor. Dame la oportunidad de volver a hacerte feliz.

C: En estos momentos, no puedo. Mí cabeza no está para pensar en recomponer nuestra relación.

A.L: Vendré como...amigo, sin compromisos.

C: Ángel Luis...

A.L: Sólo amistad, con eso me conformo.

****

Ojo de Agua

Caía la tarde y su malhumor empeoraba mientras las horas pasaban. Cristina no le devolvía las llamadas y por más que volvió a insistir su número lo llevaba al buzon de voz.

Hacia la noche, Alfredo llego a la hacienda con la noticia de que al día siguiente iban a hablar con un abogado por si las cosas volvían a ponerse en su contra nuevamente.

Al: Mañana iremos a Villahermosa y hablamos personalmente con él para ponerlo al tanto del caso.

Federico solo asintió

Al: ¿Qué te pasa?

F: Nada...

Al: Ah por favor, se nota a leguas...es por Cristina. ( Se animó a insinuar)

El ranchero suspiro dando a entender que lo que ocurría se relacionaba con ella.

F: ¿Quieres un trago?

Al: Si...

Federico tomó dos copas y echó dos buenos chorros del whisky más fuerte que tenía.

Al: Cuéntame...

F: Es complejo...
Entregó uno de ellos a su amigo.

Al: La extrañas...

Federico se sentó en el sillón de su despacho.

Redención ⚖️ (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora