CAPÍTULO 11 🖤

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Procuró no hacerse ver por lo que se quedó allí a unos cuantos metros observandola detenidamente desde lejos. Notó que le hablaba y se pregunto qué sería aquello que los uniría con su tío.

Saco un cigarrillo y lo encendió mientras esperaba que se fuera.
Y como para todo él era demasiado desconfiado, lo primero que se cruzó en su mente fue la idea de algún amorío entre ellos.

Dejo que la mujer hiciera la señal de la cruz y tocara la foto que acompañaba la lápida. Luego, vio que se incorporó y se alejó de allí dejando un pequeño ramo de flores.
Se alejo en dirección al taxi que la había traído mientras él se acercaba al lugar.

Aquella visita lo dejo pensando un buen rato. Cada vez sentía que aquel asesinato estaba cubierto de un gran misterio, sin embargo, le prometió a su tío hacer pagar a quien le había quitado la vida.

****

Al: ¿Entonces?

F: Cristina dijo que me amaba Alfredo...
Cómo yo a ella.

Al: Bueno pues, me alegro por ti amigo.

F: Hoy la veré nuevamente. Nos encontraremos en unas horas y la llevaré a la cascada (mientras se colocaba un chaleco de cuero).

Al: ¿A la cascada?? Vaya, vaya, no conocía este Federico tan romántico. (Rió)

F: Búrlate, no me importa...hoy, soy el hombre más feliz.

***

Hacienda El Platanal

Cristina se estaba dando una ducha. Mientras lo hacía recordó las caricias de aquel ranchero que se había convertido en el dueño de sus pensamientos. Aquellos recuerdos no hicieron más que volverla a estremecer y desear querer estar entre sus brazos, volver a ser suya. Sonrió feliz porque en la tarde él la esperaría.

Salió del cuarto de baño y mientras se vestía, Agripina, otra de las mujeres que trabajaban en la casa, le comunico que en la sala alguien la estaba esperando.

Fue directo sin dudarlo, había extrañado mucho a esa persona y ansiaba abrazarla.

Minutos después, té de por medio, las amigas se ponían al tanto de todo lo que había acontecido.

C: Lo siento tanto Luisina...

Lu: No, no tienes por qué, la culpable, la que echó a perder nuestra amistad fui yo. Pero simplemente sucedió.

C: No digas eso, no echaste a perder nada.

Lu: Entonces, ¿podrá ser posible seguir como antes?

C: Claro que sí...

Lu: Pero quiero que me cuentes todo, que confíes en mi.

C: Luisina, han pasado cosas... no quiero lastimarte con lo que pueda contarte.

Lu: No, no te preocupes. Puedes decirme lo que sea.

Luego de una larga plática, Cristina estaba lista para irse a encontrar con Federico, por lo que su amiga se ofreció a llevarla hasta la hacienda.

Lu: Bien, ¿quieres que te acompañe hasta la puerta de la casa? (mientras apagaba el motor de su coche.

C: No, no es necesario. Gracias por traerme Luisina. Federico debe estar por aquí cerca. ( Comentó mientras descendia)

Lu: No quiero dejarte so...la

C: ¿Qué sucede?

Lu: Nada, aquí viene. Hola Federico.

Rivero había llegado en su caballo y bajaba de él.

F: Hola...

C: Oh, Federico ella es Lusina, la otra abogada que ayudó en tu caso.

Redención ⚖️ (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora