"Ahora sigue el interrogatorio número 2".
Charlie sentía como su corazón palpitaba más y más conforme se acercaba al comedor, si bien, la conversación previa con Vaggie no requirió que ella revelara información delicada sobre la habitación del recuerdo, sabía que la situación con su socio sería distinta debido a su envidiable capacidad de persuasión para lograr escuchar siempre lo que quería; bueno, casi, ya que la rubia se vanagloriaba al hacer memoria de su primer encuentro, cuando se negó perspicazmente a realizar un trato con él.
Sin embargo, ahora la situación era un tanto diferente para ella dado a que en los últimos meses se percató del surgimiento de emociones extrañas, probablemente por culpa de la convivencia.
Al verlo más seguido llegó un día en el que su gallarda figura le pareció llamativa; el deseo de tocar, aunque sea mínimamente sus vistosas y esponjosas orejas crecía y crecía conforme las miraba revolotear por los pasillos del hotel; asimismo empezó a sentirse hechizada por el carmín esplendor de sus grandes ojos cuando él sonreía naturalmente, e incluso cuando sus pupilas se transformaban en antiguos botones de radio al momento de mostrar sin recato alguna malévola intención. Su graciosa personalidad y finura al hablar también lo hacían difícil de ignorar al resaltarlo de los seres amargados, groseros e irreverentes que comúnmente habitan en el infierno; por último, su sonrisa tan versátil era capaz de atraer o aterrorizar en cualquier segundo. Charlie entonces comprendió mejor las razones de su popularidad, todo lo anterior en suma a su gran historial de maldades lo convertían en un gran ejemplo de lo que un demonio debía ser, dando solo dos opciones: el admirarlo o tenerle miedo.
Para la gerente la elección resultó fácil e imprevista, concluyó no solo lo primero, sino además que le gustaba, aunque no simpatizara con algunas de sus prácticas. "Pero solo gustar está bien ¿No? Sería como una más de sus fans", pensó al momento de aceptarlo, después llegó el temor a ser descubierta; Vaggie se lo reprocharía, Angel podría burlarse y Alastor... ¿Qué diría? ¿sería una grata fanática? Lo más complicado no era controlar sus palabras de fascinación cuando este actuaba sino sus reacciones, el martilleo de su corazón, el hormigueo y ardor en sus mejillas que no cesaban de expresarse en un prominente sonrojo; el desbalance del resto de su cuerpo... Ya era un suplicio una reunión con él.
"Concéntrate Charlie, debes ser fuerte... Ignora las expresiones que haga por más hipnotizantes que sean".
La gerente se dio unas palmaditas en sus mejillas y entró decidida a no caer en los encantos del Demonio de la Radio.
– ¿Hmm? pensé que tardarías más querida– dijo el apuesto motivo de su inestabilidad emocional sentado mientras leía un periódico atentamente.
– Ah, es que fue una charla bastante rápida.
Alastor arrojó su lectura hacia la pared trasera, directamente a su sombra como si esta fuera una inmensa bolsa.
– ¡Fantástico! Entonces no es algo difícil de explicar.
– ¿Huh?
El demonio ajustó su lente y chasqueó los dedos haciendo que la puerta y las ventanas se cerraran con seguro estrepitosamente, alterando a la rubia quien volteó a su alrededor constatando la situación.
– Porque ya lo debes de haber notado ¿Cierto?
Charlie giró con la intención de ver nuevamente a su acompañante para contestarle.
– ¿Qué...qué cosa?
No vio a nadie. Parpadeó para comprobarlo y de la nada él apareció en su campo de visión a casi un metro de ella.
"¡Ah! ¡no de nuevo!".
La chica empezó a retroceder lentamente, queriendo evitar la conmoción que sintió en la habitación del recuerdo cuando él se le acercó; a lo que Alastor reaccionó avanzando con prudencia a su par, no permitiendo que se alargara la distancia entre ellos, hasta que Charlie soltó un chillido al golpear sus caderas contra una cajonera antigua, provocando que su compañero riera divertido.
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HH-La Luz que se negó a apagarse
Fiksi PenggemarEl infierno, la condena definitiva de las almas terrenales que fueron en contra de los mandamientos de Dios, no obstante, Charlie Magne, hija de Lucifer no está de acuerdo con esto y funda el Hazbin Hotel para ayudar a los pecadores a redimirse, tal...