Penélope, bueno, su nombre no da el mejor de los inicios ¿cierto?
Empecemos de nuevo.
¿Alguna vez has querido simplemente despertar en el cuerpo de un personaje ficticio? pues Penélope no. Probablemente eso era lo más alejado a lo que realmente quer...
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Pansy tenía que estudiar para los exámenes, que terminarían el día de la
tercera prueba, la pelinegra había pasado la última semana enfocada sobretodo en pociones. La idea de morir envenenada debido a su propia incompetencia aún la perseguía.
— No voy a lograr pasar — se quejó la pelinegra mientras recargaba la cabeza sobre el libro de pociones que había estado leyendo. Eran cerca de las once de la noche y la sala común ya estaba desértica, la pelinegra se había sentado en una de las mesas para poder estudiar. La luz era tenue, pero cada mesa contaba con una pequeña lámpara de mesa, además de la crepitante chimenea.
— ¿No deberías estar dormida? — preguntó repentinamente una voz, asustandola. La chica levantó la mirada rápidamente encontrándose con un muchacho rubio.
— yo podría decirte lo mismo — mencionó ella.
El rubio sonrió ligeramente. Luego pasó su mirada de la pelinegra al libro en la mesa. — ¿Pociones? — preguntó.
— Si, bueno... No se me dan muy bien — admitió ella.
El muchacho asintió casi de forma imperceptible y enseguida tomo asiento frente a Pansy. — ¿Qué es lo que no entiendes? — preguntó él.
Pansy lo miró anonadada, no entendía que sucedía. — ¿Qué?
— ¿Qué es lo que no entiendes? — repitió la pregunta pacientemente — Voy a ayudarte.
— ¿Por qué? — preguntó ella en un susurro.
— Porque quiero — mencionó Draco restándole importancia — Ahora dime antes que me arrepienta.
— Bueno, es en esta poción en específico — comenzó a explicar Pansy — la hago al pie de la letra pero el color no es el que debería.
— ese libro está mal, debes mezclarlo 25 veces en sentido del reloj en lugar de 15 — le dijo el rubio — Snape lo dijo, ¿Acaso no le prestaste atención?
— Bueno, quizá me haya quedado dormida en esa clase — confesó Pansy avergonzada, un ligero sonrojo cubrió sus mejillas.
Draco la observaba fijamente, en ninguno de los años anteriores se había percatado de lo guapa que era la pelinegra. En realidad apesar de haber prácticamente crecido juntos nunca le había prestado especial atención a la Parkinson. La imagen que el menor de los Malfoy tenía de Pansy siempre había sido la de una seguidora molesta, pero de un tiempo para acá la pelinegra había mostrado ser completamente diferente.
— ¿Y que hay de esta poción? — preguntó Pansy sacando al rubio de su ensimismamiento.
El chico miró la página que la chica señalaba y respondió casualmente — Los tentáculos son innecesarios.
—¿Y está? — preguntó nuevamente Pansy señalando una página diferente.
