Toda la semana transcurrió con normalidad. No hubo grandes revelaciones a nadie más, en general, puesto que Hyunjin y yo decidimos esperar hasta el fin de semana para contarle las buenas noticias a su madre, y mis amigos se habían enterado todos el mismo día. Hyunjin empezó a quedar con nosotros todos los recreos, haciéndose cada vez más amigo de todo el grupo -y sin mucho esfuerzo, pues gracias al Señor encajaban muy bien-. Sin embargo, entre toda la oleada de cosas magníficas que me estaban sucediendo, seguía destacando la terrible gestión emocional de Chan. No solo era obvio que no pensaba quedar con nosotros al estar Hyunjin, sino que siquiera se presentó a clases en toda la semana; estaba desaparecido, sin explicaciones, y arriesgándose a tener problemas escolares por no saber gestionar vernos juntos. Aunque comprendiendo su dolor, no podía evitar pensar que se estaba comportando como un niño pequeño molesto que se niega a escuchar o hacer lo que debe para solo patalear y patalear sin parar, y eso me enfadaba. No me enfadaba porque me hiriese, me afectase a nivel personal o en general me importunase, sino porque a pesar de todo no quería verle sufrir y no podía evitar sentirme culpable.
Y de repente, nos encontramos. Él cruzaba el paso de peatones en dirección a la calle por la que yo caminaba y yo le vi primero; se veía exhausto, como si llevase días sin dormir y arrastrando los pies con cada paso que daba. Frené la marcha en seco, sujetándome con fuerza a las bolsas que llevaba en las manos, y esperé a que me viese. El problema entonces fue que en cuanto me vio su expresión cambió por completo y se convirtió en una mueca que, si bien no podría decir qué expresaba, no era nada bueno. Se dio la media vuelta en un santiamén, dejándome confusa pero sobre todo muy, muy, pero que muy enfadada. ¿Así que ya no nos conocíamos? ¿Se suponía que su fase de duelo le permitía hacer lo que le viniese en gana sin ningún tipo de consecuencia? Era ridículo. Quise ir corriendo tras él para tirarle a la cabeza una de las cajas de huevos que había comprado, pero terminé por seguir mi camino. Sin poder parar de pensar en el tema, llegué a casa de Hyunjin y llamé un par de veces a la puerta con suavidad, ante lo que su madre abrió la puerta en a penas unos segundos, con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Qué tal está la nuera más guapa, preciosa, bonita, inteligente y maravillosa del mundo?
-Hola, suegri. Bien, ya compré todo lo que hacía falta. Está todo dentro de la bolsa, también el cambio.No es que yo hubiese decidido activamente llamarla "suegri", pero en cuanto supo que Hyunjin y yo habíamos comenzado a salir, tardó menos de dos segundos en pedirme que la llamara así; y parecía tan ilusionada al respecto que no me vi capaz de decirle que no.
-Perfecto, pues acabo ahora de hacer la comida. Jinnie está en la habitación.
Tras darle un beso en la mejilla, le ofrecí la bolsa y fui directa a la habitación de Hyunjin. Le encontré de espaldas, poniéndose la camiseta, y empecé a pensar en la ridícula cantidad de cosas buenas que debía haber hecho en mi vida anterior para poder llamar a aquel hombre "novio". Como la vida era una y estaba para ser disfrutada, me quedé mirando cómo se vestía en silencio, fingiendo no estar ahí.
-Ji, sé que estás mirándome. Te he escuchado abrir la puerta. -Dijo, haciéndome sentir entonces un tanto idiota.
-Bueno, aquí cada uno con sus cosas, ¿vale? Por ejemplo: tú eres guapo y yo te miro. Esas son nuestras cosas. Las de cada uno. Tú y yo. Yo y tú.
-Dios mío, qué boba que eres a veces. -Dijo, soltando una carcajada y acercándose a mí para darme un casto beso en la comisura de los labios.Aún no terminaba de acostumbrarme a sus muestras de afecto, porque tampoco terminaba de hacerme a la idea de que ese increíble hombre era mi pareja. Cad vez que se aproximaba a mí sentía las mariposas en el estómago y un increíblemente reconfortante calor en el pecho que no podía explicar, que iba mucho más allá de cualquier palabra que el ser humano jamás hubiera escrito o pronunciado. Su aroma me volvía loca, su mirada me arrancaba el aliento, su toque me llevaba al cielo y su existencia me hacía creer en algún Dios en los cielos; no había forma de que alguien así existiese sin ser una obra divina.
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Fuck you. *:・゚✧ Hwang Hyunjin fanfic.
Fanfic"Hwang Hyunjin, eres un jodido imbécil" pienso, en sepulcral silencio, cuando sus labios se fruncen para lanzarme el más desagradable beso que podría haber recibido en la vida. Le miro y las comisuras de mis labios se elevan para dibujarme en el ros...