Siempre había considerado ejemplar que nuestra escuela hubiese implementado en cierto modo la costumbre japonesa de limpiar algunas partes de la escuela, aunque fuese tan solo los miércoles de cada semana; siempre, hasta entonces. El día no me había salido del todo mal: mi grupo de amigos estaba animado, había tenido tiempo para estar con mis amigas antes de irnos a nuestras aulas, las clases habían resultado amenas y Chan no quería matar a Hyunjin (aún, al menos). Todo iba bastante bien hasta que vi la expresión sombría y molesta de mi compañero de castigo, que ya llegado el recreo me esperaba dentro de la sala, frente a la puerta, en sepulcral silencio.
-Joder, Casper, vaya susto. -Me quejé, llevándome una mano al pecho.
No hubo ningún tipo de respuesta por su parte. Le observé por cerca de un minuto con absoluta confusión, tratando de descifrar el porqué de su modo de actuar, hasta que al fin terminó hablando con voz apagada.
-Es... Es día de limpieza.
Aunque en un primer momento estuve a punto de limitarme a decir: "¿y?" e irme, tardé poco en comprender lo que aquello suponía para nosotros.
-Oh, no. Hyunjin, dime que es todo mentira. Dime que no estamos castigados, y que yo estoy soñando.
-Me quiero morir.
-Genial, ya somos dos.Normalmente no solía importunarme que llegase aquel día de la semana, pero en aquella ocasión era distinto: el mayor problema que en aquel instituto suponía estar castigado el día de limpieza era que debías ser tú mismo quien se encargase de hacer todo en tu aula, al final del día. Lo había considerado hasta entonces una medida disciplinar interesante, pero en aquel momento no podía hacer más que desearle lo peor a quien se le hubiese ocurrido implementar aquel tipo de castigo. No me apetecía pasar el resto del día tan muerta por dentro como Hyunjin lo estaba, así que le sujeté por ambos hombros y le arrastré hasta nuestros ya asignados sitios, para luego sentarme sobre la mesa y cruzarme de piernas.
-¿Pero qué haces? -Preguntó, confuso.
Maravilloso. Había vuelto a la vida.
-Prepararme para una intensa sesión de meditación y desarollo personal.
-¿De qué balcón te caíste esta mañana?Me limité a ignorar su comentario para indicarle con un par de golpes sobre la mesa a mi lado que quería que se sentase, y sonreí con aire burlón. Tras pensárselo por un par de segundos, terminó accediendo y dejándose caer sobre la madera de la mesa.
-Vale. Pero no voy a hacer ninguna sesión estúpida de espiritualismo ni de meditación.
Estuve a punto de echarme a reír, pero traté de mantener cierta seriedad.
-¿Te lo has tomado en serio?
-No sería tan sorprendente. Estás loca.
-¿Y eso lo has asumido en base a...?
-Ese plato de comida que me vaciaste encima hace un par de días.
-No se llama estar loca, sino ser vengativa.
-¿Vas a volver a hacer que me disculpe?Me giré sobre la mesa para quedar de frente a él, que se había acomodado ya. Había dejado caer las piernas a ambos lados de la mesa y había inclinado ligeramente el cuerpo en mi dirección, mientras que yo me limité a mantenerme con las piernas cruzadas.
-Puede. ¿Vas a disculparte?
-Lo siento.Llevé la mano a su hombro para propinarle un muy suave golpe con las puntas de los dedos, riendo.
-Otra vez.
-Lo siento.
-Otra.
-Perdón.Aunque a penas llevase un par de días hablando con él, ya casi estaba acostumbrada a que Hyunjin soliese negarse a expresar por más de un par de segundos sus emociones, de modo que verle sonreír con calidez ante la situación y reír por lo bajo de vez en cuando me hizo sentirme un tanto relajada.
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Fuck you. *:・゚✧ Hwang Hyunjin fanfic.
Fiksi Penggemar"Hwang Hyunjin, eres un jodido imbécil" pienso, en sepulcral silencio, cuando sus labios se fruncen para lanzarme el más desagradable beso que podría haber recibido en la vida. Le miro y las comisuras de mis labios se elevan para dibujarme en el ros...