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-Beomgyu, no estoy seguro, es que es raro... - Yeonjun era sujetado de la mano por Beomgyu, conforme avanzaban por la escuela. Tenía puesto su uniforme impecable y estaba mejor peinado de lo normal, Beomgyu se había encargado de eso. Sus pequeñas manos estaban entrelazadas de sus dedos con firmeza, Beomgyu también se encargaba de eso.

-Es normal que estés nervioso, pero tranquilo, confía en mí ¿está bien? – Beomgyu le sonrió amablemente una vez que ambos llegaron a un banco que estaba cerca de su salón ambos se habían puesto de acuerdo para llegar temprano ese día, antes que la mayoría, porque era el día del mes en el que Soobin los visitaba, y Yeonjun estaba demasiado nervioso.

-Beomgyu, yo nunca tuve novia, o novio, somos muy chiquitos todavía ¿no? – Yeonjun se sentó en el banco, mirando hacia el suelo, incomodo. Los últimos días había estado leyendo una y otra vez la nota que había escrito, penando en si estaba bien. Pensaba también en que Soobin era grande y el pequeño, eso le generaba inseguridad.

-Sí, creo que lo somos, pero ¿Qué tiene? Puede ser divertido ¿no crees? – Beomgyu sonrió encogiéndose de hombros, ciertamente él no parecía ser un nene que pensara mucho las cosas, o por lo menos no como Yeonjun lo hacía. Mientras Beomgyu decidía las cosas sin meditar en las consecuencias, Yeonjun ya había analizado la situación dos veces.

-Sí, puede ser, pero... - Yeonjun sonrió un poco.

-Además Soobin hyung te gusta, y es normal si queres que sea tu novio. - Yeonjun creía que Beomgyu podría tener un poco de razón, eso hacían también sus compañeros, a decir verdad muchas personas. Estaba bien si él lo intentaba, no pasaría nada malo con intentar jugar eso tan nuevo y emocionante. Intentaba convencerse de eso.

-Bueno... - Yeonjun se encogió de hombros con sus manos recargadas en las orillas del banco, meciendo sus pies de atrás hacia adelante.

-Yeonjun, prométeme algo. - Beomgyu se puso de pie frente a Yeonjun, cruzó sus brazos y bajó un poco la vista, como alguien que oculta algo.

-Sí, ¿de qué se trata?

-Prométeme que yo voy a seguir siendo tu mejor amigo y que no me vas a dejar de querer si
Soobin acepta ser tu novio. – Beomgyu alzó su mano con el meñique levantado, esperando por el de Yeonjun. Yeonjun sonrió un poco, porque Beomgyu estaba más serio de lo que debería y porque sus labios se fruncían de una manera que le parecía graciosa y tierna al mismo tiempo.

-Te lo prometo. – Yeonjun enredó si dedo con el de Beomgyu, tiendo un poco, pronto Beomgyu lo acompañó con su risa.

-Qué bueno, porque enserio hay tantas cosas que todavía tenemos que hacer como mejores amigos - exclamó Beomgyu después de relajarse un poco – viviremos juntos cuando seamos grandes, estudiaremos juntos, e incluso trabajaremos juntos, también...

-Beomgyu – Yeonjun lo interrumpió sonriendo divertido – sí, sí, te lo prometo.

Beomgyu también sonrió agradecido. Solamente sentía esa necesidad de que Yeonjun supiera sus deseos, de que no se olvidase de él, porque sería algo muy doloroso para su noble corazón, así como Yeonjun quería la atención de Soobin, Beomgyu deseaba mantener la de Yeonjun.

Yeonjun miró a su alrededor, dejando que Beomgyu acomodaba su cabello como si estuviese despeinado. El patio de repente se había llenado y sabía que las clases estaban por comenzar. Soltó un suspiro, porque estaba pensando en que era un niño serio la mayoría de las vece y que se perdía muchas cosas para su edad, se daba cuenta de cuan diferente era, se daba cuenta de muchas cosas, y estaba agradecido de que Beomgyu le ayudara a no perdérselas.

El timbre estaba sonando y al mismo tiempo la rapidez del latir de su corazón. Se apartó de Beomgyu y decidió que no sentiría inseguridad, ni se avergonzaría de hablar, o de equivocarse, quería esas decisiones por aunque fuera un momento en su corta vida. Ya no quería ser el tímido Yeonjun, al que no elegían para sus equipos o al que no le dirigían más que cortas oraciones, al que le pedían la tarea, al que era atemorizado por su padre.

Observó entonces al tumulto de niños que se aproximó hasta Soobin. Beomgyu sonrió y decidió entrar al aula, detrás de la maestra Choi, junto con algunos otros niños. Yeonjun metió la mano en el bolsillo de su pantalón y tanteo la hoja doblada, la apretó entre sus dedos mientras seguía con la mirada a Soobin, sonrió un poco, porque justo en ese omento se sentía muy valiente, y era agradable.

-¡Soobin hyung! – Yeonjun se acercó hasta sus compañeros, algunos voltearon a verlo, curiosos porque Yeonjun no era de gritar nunca – Soobin hyung, quiero hablar con vos – Yeonjun se abrió paso entre algunos nenes que estorbaban su camino hacia Soobin, aún tenía su sonrisa.

Soobin miró a Yeonjun, jamás lo había visto con esa expresión tan alegre, y exclamando su nombre con tanta emoción. Tuvo que sonreírle de vuelta, porque él no había dejado de hacerlo y porque lo había agarrado de la mano para obligarlo a caminar en su dirección, alejándose de todos. Pronto los demás niños quedaron dispersos detrás de ambos, Yeonjun dejó de caminar cuando por fin notó que nadie estaba a su alrededor, su corazón estaba agitado.

-¿Por qué tan feliz, Yeonjun? – Soobin agarró la carta que Yeonjun le dio - ¿de qué queres hablar?

Yeonjun tomó aire, no había soltado la mano de Soobin y aun entre ellas estaba su carta.

-Quiero preguntarse algo, hyung... - Yeonjun soltó la mano de Soobin y lo miró atentamente, no creyó que se sentiría tan avergonzado, ni que sus manos temblarían tanto o que sintiera que tartamudearía en cualquier momento; solo tenía que decirlo, no podía ser tan difícil como su inseguridad lo hacía ver, simplemente debía confesarlo.

-¿De qué se trata? – Soobin desenvolvió la hoja y leyó lo que decía, y creyó que era alguna travesura o una clase de broma de los niños, se sintió muy confundido entonces, porque se trataba de Yeonjun.

-¿Queres ser mi novio, Soobin hyung? – Soobin había quitado de su rostro toda expresión de felicidad, en cambio miraba seriamente como Yeonjun fruncía levemente sus labios en una sonrisa tímida y nerviosa – por favor...

-Yeonjun... - Soobin de nuevo leyó la carta entre sus manos, la expresión tan seria de Yeonjun no le daba ningún indicio de que estuviera haciéndole una broma, entonces se sorprendió un poco, tuvo que sentarse en el banco que estaba a su espalda, pudo ver de frente a Yeonjun, negó – está mal que un nene como vos sea novio de un chico como yo... -el mayor sentía sus manos temblorosas, estaba impresionado y muy nervioso, solo quería hacerle ver al niño su error.

Yeonjun frunció un poco su entrecejo y bajó su mirada hasta su carta, que estaba arrugada sobre las manos de Soobin. Quería saber por qué estaba mal, y porqué se sentía tan mal.

-¿Es porque somos varones? – el menor abrió sus ojos expectante, estaban brillosos y casi dejaba soltar las pequeñas lagrimas que se habían formado en sus ojos a causa de todo lo que su pequeño corazón estaba sintiendo - ¿por eso no podemos ser novios, hyung?

-No, Yeonjun... claro que no es por eso, Dios... - Soobin soltó un suspiro profundo, ¿Cómo se suponía que debía lidiar con un pequeño de nueve años que se le acababa de confesar? – no tiene nada que ver que seamos varones, y tampoco si se trataba de una mujer, antes de cualquier cosa, comprende que no hay diferencia porque se trata de amor, ¿sí? Y para el amor eso no importa...

-¿Entonces, hyung? – Yeonjun asintió ante las palabras de Soobin, y luego limpió sus ojos para sentarse en el banco en el que estaba el mayor, su tiempo estaba terminándose porque necesitaba entrar a clases – yo quiero que seas mi novio...

-No podemos ser novios, Yeonjunnie... sos muy chiquito para mí, y yo soy muy grande para vos – Soobin se levantó, porque todo estaba siendo muy incómodo para él.

Esa fue la primera y única vez en la que el corazón de Yeonjun fue quebrado, perdió a su primer amor por ser un simple niño, deseaba dejar de serlo para poder estar con Soobin. Lo que más quería hacer era crecer, para así ser novio de Soobin.



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Crecer - YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora