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Beomgyu estaba de pie en la entrada del living, con una taza de café en sus manos; su cabello peinado con detalle, su rostro y su atuendo preparados casualmente, sumamente atractivo. Observó a su amigo, sentando en el sillón del departamento que compartían, lo notó mirando por los últimos cinco minutos consecutivos aparentemente con demasiado interés hacia la pantalla apagada de su celular entre sus manos.

Retuvo un gran suspiro que surgió de lo más profundo de sus pulmones, verlo asó le hizo sentir mal también y no podía encontrar una forma digna de explicarlo, debido a eso era que su dignidad había estado cayendo segundo a segundo a su lado. No podía hacer mucho, sólo resignarse y fingir un poco, después de todo era muy bueno en eso, tanto tiempo de práctica no era en vano.

-Yeonjun. - Lo llamó después de unos segundos, lo decidió entonces, tomar el papel que le correspondía sin tomar mucha consideración y sin complicarse tanto, aunque eso significara un profundo dolor. Sería su amigo en ese situación difícil, lo fue antes de cualquier cosa, así estaba destinado y nada más que aceptarlo podía hacer. - Tomate esto, te va a hacer bien.

Levantó la mirada al darse cuenta de la presencia de Beomgyu, lo miró acercarse con una taza humeante que dejó sobre la pequeña mesa ratona frente a él. Suspiró  y se movió con incomodidad en su lugar, lo miró a los ojos sólo por un segundo, porque se sintió cansado al enfrentarlo, se sintió  rendido ante su presencia y no le gustó la sensación.

-No quiero. - Murmuró con seriedad, dejando su celular en la mesa al lado de la taza, el aroma a café le inundó los sentidos como la perfecta representación de Beomgyu, una taza de café sanadora. Beom notó su ceño fruncido, como si estuviese demasiado concentrado en alfo que no entendía y quería aclarar, lo analizo a detalle, su atuendo oscuro hacia un buen contraste con su saco color vino y su cabellera castaña, se había vestido más formal de lo que acostumbraba para salir, aún cunado estaba acostumbrado a verlo de esa manera.

-No pregunté si querías. Tómatelo, por favor. - Estableció el rubio, cruzándose de brazos y sentándose frente a él en el sillón. Yeonjun miró la taza, frunció un poco sus labios ante la espesura del café que alcanzaba a percibir, Beom siempre utilizaba el café como medicina a todo, aún cunado para el mal de amores no había un tratamiento y debería padecerse inevitablemente. 

-No tengo ánimos para salir. - Decidió agarrar la taza, no le gustaba mucho, pero tampoco tenía ánimos de discutir. Antes de ser obligado por su amigo a que se bañara y se arreglara, había intentado decirle que prefería no asistir la invitación y quedarse en casa, pero había olvidado que las cosas siempre son como Beomgyu quiere.

-Vamos a salir con ellos, ya esta decidido. - Sonrió aún cuando el castaño no lo miró. En realidad, era que desde hacía mucho tiempo no miraba las sonrisas de Beomgyu. Acercó la taza a sus labios y el sabor amargo pronto lo hizo arrepentirse, más lo tomó, sin ganas ni pacer, obligado porque si Beom decía que le haría bien, así sería.

-De verdad, Beomgyu. - Insistió, sintiendo sus palabras calientes en sus labios. Levantó la vista y su estómago se  revolvió al encontrarse con la mirada de su amigo. No era justo para ninguno de los dos, eso pensaba Yeonjun, ir hacia un lugar en donde ambos sufrirían ¿Pero no estaban haciéndolo ya, en la compañía del otro?

-Nunca fuiste cobarde ¿Vas a serlo ahora? - Esas palabras lo atacaron abruptamente, porque él hace mucho había decidido no ser cobarde y sin embargo ahí estaba, teniendo miedo de enfrentar a Soobin.

-Es que no sé, no sé qué hacer. - Confesó, lo confesó con el recuerdo de las palabras de Soobin en mente. Él parecía haber decidido por los dos ¿Tan pronto estaba pensando en rendirse ya?

-Bueno, sólo tenés que hacer lo que sea necesario para solucionar las cosas. No te quiero ver más así. - Yeonjun dejó la taza en medio de la mesita, sintió que en cualquier momento se le resbalaría de las manos. Esas palabras ya las había escuchado muchas veces antes, porque Beom nunca ha podido soportar verlo triste, aún en su propia tristeza.

-Beomie... - Cerró sus ojos un momento y tomó aire, tenía en su interior una maraña de nervios que se retorcían con el afán de insultarlo desde que Soobin lo había golpeado con sus palabras, se intensificaba al darse cuenta de todo lo malo que estaba haciendo, de cómo las cosas no pasaban como desearía. - Perdóname.

Beomgyu levantó automáticamente una sonrisa mecánica al monteó en el que Yeonjun abrió sus ojos para pedirle perdón, no necesitaba una disculpa y tampoco quería que su mejor amigo siguiera sintiéndose culpable por algo de lo que nadie merecía culpabilidad. Los riesgos se aceptan cuando quieres ser feliz, sólo es la causa y el efecto, él lo tenía muy presente. Contaba además, con la ventaja de que sus sonrisas siempre lo convencían, él estaba siendo muy sincero, tanto como su corazón quebrado o su taza de café.

-¿Es por mi que estás así? tonto. - Rió flojo, aligerando su postura y tensando la contraria. Yeonjun sólo podía seguir sorprendiéndose de lo que Beom hacía, se veía tan bien, se veía tan sano e irrompible, le hacía creer que nada pasaba, que podía confiar en esa felicidad artificial. - Yo sabía en lo que me estaba metiendo, vos déjame a mi con mis problemas.

-Vos siempre estas encargándote de mis problemas, no es justo que yo... - Y no sabía qué más decirle, sus palabras y sus pensamientos no eran congruentes con sus acciones y sus sentimientos, porque todo en un lado parecía querer proteger y agradecerle pero todo el otro obedecía a sus emociones necias. Muchas mañanas despertó deseando enamorarse de Beomgyu, muchas noches durmió sin lograrlo.

-No es justo que vos te sientas obligado a corresponderme. Las cosas no son así. - Se levantó del sillón, ya era hora de dejar clara esa situación, más por su bien que por el de Yeonjun. Estar en esa prisión de amor no era sano por ningún lado que lo pudiese mirar, tenerlo a medio día, perderlo las tardes, olvidarlo en las noches, fingir sonrisas, jugar con besos, reírse de amargura; no deseaba eso, deseaba todo lo contrario y Yeonjun no podía dárselo, no era su culpa no amarlo, no era la suya amarlo tanto. El amor de uno no es suficiente para unir a dos y era algo que estaba entendiendo con sufrimiento. - Con Soobin todavía tenés oportunidad, si hablas con él, ustedes tal vez puedan...

Yeonjun también se levantó, lleno de sentimientos de culpa, porque si pudiera sentirse de la misma manera que Beomgyu, las cosas serían más sencillas para todos. Sentía la asfixiante necesidad de hacer algo pero la agobiante respuesta de que no había nada por hacer. Siempre pensó que él podría proteger a Beomgyu así como lo hacía con él, pero no contó con que él mismo sería el peligro más grande, de quien no podría salvarlo jamás.

Recibió un suspiro tenue de parte del rubio, un grisáceo óleo de resentimiento, de resignación y de dolor, cansado y humilde al mismo tiempo, con la amargura de su taza de café y con su calidez también, con la llegada de un final, con la anticipación de una despedida. Simplemente con algo que ambos ya sabían pero habían ignorado como los hombres siempre suelen hacerlo, suelen evitar el dolor a toda costa.

-Termina tu café, Soobin hyung nos va a pasar a buscar en un rato.

<3

Crecer - YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora