Diosa Ilegitima (Saint Seiya fanfict) +18

Cap 2

Ese día dejamos a Shun durmiendo en el sillón, nadie se fue, ni siquiera Julián, estábamos muy preocupados, apenas pude dormir.

A la mañana siguiente estaba haciendo el desayuno cuando escuche que Shun despertó, entonces corrí a la sala.

Shun: Mm~ mi cabeza. . Amor tuve un sueño muy extraño. .—miro a su alrededor y todos lo estaban viendo.– No fue un sueño ¿verdad?

Hyoga: Tranquilo mi amor —tomó su mano.– cuéntanos lo que ocurrió 

Shun: Bueno. . Fui a la cocina, y me empecé a sentir muy raro, sentí que mi cuerpo se adormecía, y de un momento a otro no tenía control del mismo. . —Julían suspiro suavemente.-

Julián: Así es como se siente cuando Poseidón se apodera de mi cuerpo. . —Shun lo miró confundido.- 

Shun: ¿Qué? —parecía muy asustado.- 

Hyoga: Después de que te desmayaras atacaste a Ikki. . —Shun lo miro muy sorprendido.- 

Shaka: Creemos que fue Hades. . —tome una de las manos de Shun.- 

Artemisa: Te prometo que encontraremos una manera de salir de esta. . —Shun me miro y sus ojos se llenaron de lagrimas.- 

Shun: No. . Deben matarme. .

Hyoga: Eso nunca, ni en un millón de años —lo abrazo fuerte.- 

Ikki: Esa no es una opción —dijo serio.-

Shun: ¡Soy la reencarnación de Hades! No podre controlarme si el me posee. . —dijo mientras sollozaba.- Si podemos detener la guerra, entonces mátenme. .

Julián: Yo. . —miramos a Julián.- Creo que tenemos una oportunidad y esa es Artemisa. .

Artemisa: ¿Yo? —el asintió.-

Julián: Nunca hubo ninguna fuerza que sacara a Poseidón del control, hasta que tu llegaste —lo mire sorprendida.- 

Ikki: También sacaste a Hades del cuerpo de Shun. . —suspiré.- 

Artemisa: Haré todo lo posible, no dejaré que nadie muera. . —sonreí levemente.-

Shun: Si pierdo el control y Artemisa no puede hacer nada, prométanme que me matarán. . 

Hyoga: No amor, encontraremos la solución no digas eso —se aferró a el.-

Shun: Por favor mi amor —Hyoga negó muchas veces.- 

Ikki: No dejaremos que llegue esa circunstancia, soy tu hermano mayor, así que te protegeré —en el rostro de Shun se formó una pequeña sonrisa de dolor.–

Shun: Siempre ha sido así, incluso fuiste a la isla de la muerte por mi. . —se levantó y abrazó a Ikki.– gracias por estar para mi y por favor hermano, no dejes que lastime a nadie. .

Ikki: Lo prometo —correspondió el abrazo.–

Shun: Siento haber arruinado tus planes de mudanza. . —Ikki le tapó la boca.— Mmm~

Artemisa: ¿Mudanza? —incline mi cabeza confundida.– ¿ibas a irte?

Ikki: Gracias hermanito —dijo sarcástico.–

Shun: Lo siento, olvide que era una sorpresa —razco su nuca nervioso.–

Milo: Mierda habíamos guardado tan bien el secreto~ —mire a Milo también.–

Artemisa: ¿De que hablan? —mire a Ikki y el estaba muy sonrojado.–

Ikki: Yo. . En realidad no estuve entrenando 9 horas diarias. . —fruncí el ceño.–

Artemisa: ¿Dónde estabas entonces mi amor?

Ikki: Bueno. . 4 entrenaba y 5 las pasé en un trabajo de medio tiempo, quería reunir algo de dinero —lo noté algo nervioso, su mirada estaba fija en el suelo.–

Artemisa: ¿Para qué? —baje un poco mi cabeza buscando su mirada con una leve sonrisa.–

Ikki: E-encontre una cabaña, apartada pero lo suficientemente cerca como para llegar rápido si algo pasaba, además estaba a buen precio —mis ojos se iluminaron.– Me preguntaba si aceptarías vivir conmigo. . —lo abrace fuertemente y besé sus labios con mucho amor.–

Artemisa: Claro que si. . —roce nuestras narices.– cuando arreglemos esto iremos, me pondré a trabajar también para mantener nuestra casita. . —vi una sonrisa de ternura formarse en el rostro de Ikki.–

Milo: ¿No le vas a decir todo? —mire a Milo confundida.–

Ikki: Cállate —se aferro a mi.– aún no. . —acaricie su cabello.–

Artemisa: Está bien

Milo: Cobarde. . —Camus le dió un zape.– ¡Oye!

Camus: No le hables mal al cuñado de nuestra bendición —reí levemente.–

Hyoga: Ya oíste papi~ —le sacó la lengua.–

Milo: Bien —arrugó su nariz.–

Artemisa: Volviendo al tema. . ¿Qué haremos?

Julián: Llamaré a mis Marines, necesitarán toda la ayuda posible

Artemisa: No los metas en esto. . —el tomó mi mano.–

Julián: Cualquier pelea tuya también es nuestra —suspiré levemente.–

Sorrento: El tiene razón, haz hecho demasiado por nosotros

Isaac: No podemos arriesgarnos a perderte —negué.–

Artemisa: Tampoco voy a arriesgar sus vidas —escuche una risa salir de los labios de Saga, ni siquiera había visto cuando entro en la habitación.–

Saga: Ninguno de nosotros es tan valioso cómo tu. . —lo mire sorprendida.–

Artemisa: ¡No me vengas con- —el me interrumpió.–

Saga: Impediste tres guerras y tienes bajo tu control a 3 templos. . —me quedé callada.– perderte, sería igual a perder esa alianza. . ¿Tienes una idea de las vidas que haz salvado? . .

Artemisa: Exacto, nada de eso importaría sin ustedes, las alianzas serían promesas vacías sin las vidas salvadas, si por el contrario hubiéramos llegado matando a todos los protectores ¿qué quedaría? —miré que se quedó serio.– La paz construida a base de sangre no es paz, es una mentira. . Mientras yo este viva, mientras mi corazón lata, ninguno de ustedes morirá en mi nombre. . —hubo un silencio largo y se escucho la puerta abrirse, entonces entraron mis padres, ellos nos miraron y notaron lo serios que estabamos.–

Shura: ¿De que nos perdimos? —suspiré levemente.–

Artemisa: Necesitamos un plan de nuevo. .

Después de eso, llegamos a la conclusión de que tarde o temprano vendrían espectros por su Dios, después de una larga discusión, se decidió que los dorados se quedarían cada uno en sus casas y tanto Shun, Ikki, Hyoga, Seiya, Shiryu y yo nos quedaríamos a los pies de las doce casas, especialmente con la esperanza de poder llegar a un acuerdo.

Gracias a los Dioses había una casa cerca de ahí, por lo que decidimos pasar las noches ahí, no había mucho espacio pero era acogedor.

En cuanto a Shun, fue poseído por Hades algunas veces más, por suerte estaba ahí para sacarlo de su trance antes de que lastimara a nadie, sin embargo esto cada vez me costaba más, la conexión entre el peli verde y el Dios de la muerte era cada vez más fuerte, esto también me decía que no faltaba mucho para que sus protectores vinieran por el.