Desde aquí podría contarles que no salimos de casa, podría decirles que preparamos pizza, que a partir de la tarde me dedique a atenderlo en todos los sentido. Le regale un masaje de pies (estoy seguro que lo disfruto). Disputamos varios partidos en el Xbox y solo confesare que la mayoría de ellos lo deje ganar. También jugamos Ping-Pong, ahí no podía dejarlo ganar, en el equipo solo él me hacia la competencia en este juego.
Hicimos tantas cosas que guardare con recelo... sin embargo hay algo que debo de relucir. Sabíamos que en algún momento iba a pasar, claro que no era ninguna obligación pero ya teníamos entendido que después de ese día, nada entre nosotros sería igual.
Yo estaba sentado en la orilla de la cama aun con mis jeans, ya me había quitado la playera. Él se acercó, solo estaba en calzoncillos... no podía apartar mi vista del cachetón.
Subió por mis piernas y nos miramos fijamente. Los dos teníamos esas sonrisas tontas de enamorado.
-Me gusta lo que veo...-Estábamos frente a frente, lo tome del trasero y él me beso.
-Es que yo soy tu mejor amante.-Sonrió y acaricio mi mejilla.
-Sí, para mí siempre lo serás.-Mario sabía que él no era mi primer amante y para ser sinceros, no iba a ser el último...-Te amo.
-Yo también te amo.
-Sabes que... no es necesario hacerlo, ¿verdad?
-Pero yo quiero hacerlo...
Me recosté en la cama, él se iba deslizando por mi cuello, por mi pecho, llegando a mi abdomen. Justo ahí, bajo mi ropa...
Era la primera vez que me hacía esto a mí, por lo regular yo era el encargado de hacer esta labor...
En cuanto sentí su tacto masajeándome... se sentía tan bien... fue cuando sus labios cálidos me tocaron y de repente su lengua acariciando mi miembro, su boca tan húmeda...
Yo en su boca...
No quería presionar pero lo hacía tan bien. Recorría mi hombría de arriba hacia bajo, lo humectaba realmente bien. Mi mano fue instintivamente a su cabeza, lo tome de los cabellos e hice que introdujera por completo, de esta forma sentía como él jugueteaba con su lengua...
Lo solté y mis caderas comenzaron a moverse instintivamente... Mario parcia ser un experto por como lo hacía y al momento de usar sus manos, me provocaba una sensación indescriptible... no podía mantenerlo de esa forma. Yo quería hacer mi parte...
-Ven aquí...-Le susurre y lo levante del rostro. Estaba babeando.
-¿Qué pasa?
Lo bese.
Metí mi mano en sus calzoncillos, mis dedos querían jugar en cierto punto de él. No dejábamos de besarnos y sus manos me daban lindas caricias.
Se recostó sobre mí, dejando mi trabajo más fácil, sin embargo, no lo hice desesperar como en otras ocasiones simplemente lo hice a un lado. Me puse de pie para quitarme bien lo poco que me quedaba de ropa. Mario me imito y al tiempo que se acomodaba también se quitaba los calzoncillos.
Amaba verlo así...
Me puse sobre él y lo volví a besar. Sus labios eran una adicción y pronto ya no los tendría.
-Te amo.-Dije al momento de separarnos.
-Yo te amo a ti de verdad.-Su sonrisa parecía tan melancólica...
-¿Estás listo?
-Tu sabes que si...-Comencé a entrar en él, trataba de ser muy cuidadoso, como nuestra primera vez.
Lentamente empecé a embestirlo, me acerque mí oído a su boca, quería escuchar atentamente como gemía. Nosotros teníamos un juego, sabia de mi artimaña, sin embargo no la usaría esta vez y lo noto. Pero para mi sorpresa, él tomo mi mano y la dirigió hacia su miembro para que yo lo frotara. Solo podía embozarle una sonrisa.
Estar era un poco difícil, sin embargo Mario lo disfrutaba. Mi corazón latía muy rápido, empezaba a sentir que pronto llegaría a mí el orgasmo, esperaba que también él lo hiciera pero como era parte de mi costumbre, no quería ensuciarlo. Él lo sabía. Me sujeto con fuerza para que no fuera a ningún lado.
Ya no tenía opción alguna y termine dentro de mi niño y él sobre nuestros abdómenes. Nos tomamos un momento más para que yo me recostara a su lado. Nos miramos a los ojos.
-¿Ya te dije que te amo?- Sonrió y se acercó a mí para besarme.
-Podrías decírmelo las veces que quieras, jamás me cansare de escucharte por que también te amo y mucho...
Lo acerque a mí. Sintiendo el sudor de nuestros cuerpos, solamente abrazándonos. Existiendo el uno para el otro.
-Creo que podría tomar una ducha...
-Ahora no cachetón...-Lo dije al tiempo que lo aprisionaba mas.-No lo hagas.
-¿Por qué no?-Mario comenzó a reír, ya sabía cuál era la respuesta a esa pregunta.
-Por qué me tendría que duchar contigo...
-¿Y que tiene eso de malo?-Volvió a reír.
-Pues tendríamos que volver... ya sabes... "hacerlo" de nuevo...-Yo sonreí, él solo se soltó de mí y se levantó.
-Es tu día de surte.-Extendió su mano para que la tomara.-Anda, levántate.
Tome su mano y fuimos al cuarto de baño, para preparar la bañera.
Algo que me dijo me dijo André aquella vez que le marque desesperado. Lo peor que podría hacer era cuestionarlo y juzgarlo (errores que cometí) que a pesar de todo, somos amigos pero Mario no me contaba todo. Justamente yo lo había puesto en una encrucijada. Eso fue el peor error de todos. Y aun que le regué a André para que me dijera que era lo que pasaba con Mario, él simplemente no lo sabía...
Esa noche, después de la hora del baño, corrí directamente a la cocina para preparar la mejor cena romántica que podría ofrecerle. El clima ya se había calmado, tal vez querría ir a dar un paseo o algo... tenía que salir algún buen plan.
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El inicio de un "Adiós"
RomanceInspirado en el fichaje de Mario Götze y las dos últimas semanas que paso antes de irse al Bayern. También en la reacción que tuvo Marco Reus al enterarse que su mejor amigo se iba del club BVB. Advertencias y aclaraciones: Algunos capítulos puede (...