¿Cómo te detengo?

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Antes de entrar con el médico, Götze recibió una llamada al celular, se alejó de Reus, al parecer no quería que nadie lo escuchara. Cuando regreso, su actitud era más extraña, como si ocultara algo, Reus solo le sonrió. Al rubio le importaba estar bien con su amigo, con su mejor amigo del Borussia Dortmund.

-Que malas noticias Mario…- dijo Reus una vez que ya estaban en el automóvil. Ya se estaban marchando del lugar con un diagnostico negativo.

-Si, en verdad…- Götze le contesto mirando por la ventana. El silencio los invadió, era extraño ya que por lo regular, el castaño sacaba cualquier tema para no tener esos silencios, ahora era turno de Reus.

-No te preocupes, tal vez no juegues pero estarás con nosotros… aunque ojala pudieras jugar tu último partido de amarillo…-Rio suavemente.

-Discúlpame Marco…-Por fin Götze despego la mirada del cristal. De manera cabizbaja.

-No es tu culpa…

-No Marco, en verdad discúlpame…

-¿De… de que hablas?- En el interior de Reus comenzaba a sentir un vuelco, algo no marchaba bien.

-Por todo. Por lo de Ann, por la estúpida despedida en tu casa, por irme, por el partido, por lastimarte…

-¿Ann? –El haberla mencionado le llamo la atención. Creyó que lo demás se desencadenaba por el fichaje. Apretó el volante. La sensación se volvía mas extraña.- ¿A qué te refieres con lo de Ann?

-Es que…- Reus escuchaba los sollozos de Götze.- Es que ella lo sabe.- Volteo a ver a Reus a los ojos y estos estaban a punto de llorar, consecuentemente, bajo la cabeza prefirió no mirar a su amigo temía como fuese a reaccionar. De repente se comenzó a sentir como el vehículo estaba desacelerando y así, quedo totalmente detenido.

-Necesito aire…-Reus se bajó torpemente, estaba desesperado.

Götze no dijo nada, se recargo en el asiento y apretó los ojos, estaba realmente afligido. Apretó los labios y entonces lo escucho.

-¿Marco? ¿Estás bien?- Por fin se animó a bajar para encontrar a Reus vomitar a lado del camino.- ¡Marco!

-Solo… necesito…-Volvió a expulsar lo que en la mañana había desayunado. Rápidamente, Götze volvió al auto y busco su botella de agua.

-Toma…-Se la entrego, Reus bebió un poco y después escupió. De nuevo volvió a beber y esta vez se la tomo.

-Termínatela…

-Gracias…-Se sentaron ahí mismo, en el camino. La mirada del de los ojos verdes estaba perdida mientras que el de ojos marrones lo miraba preocupado.

-Si te sientes mal, puedo manejar yo….

-No… -Se precipito a contestar. En cuestión de segundos, volvió al asiento de piloto mientras que Götze corría para volver a su lugar del copiloto.

-¿En verdad estas bien?- Se colocó el cinturón de seguridad mientras miraba a Reus.

-Si…- Respiro profundo y exhalo despacio. Volvió a encender el vehículo, aún faltaba para llegar a la casa de Götze. Mientras que el menor se estaba adentrando en sus pensamientos, Reus lo interrumpió.

-¿Por qué ella no ha dicho nada?

-Porque…- Götze se sentía mal por él, pero el decirle que su fichaje lo hizo más por ella que por sí mismo, mataría Reus.

-¿Sabes qué? No me digas nada. Sé que te está chantajeando, ¿Cómo? No tengo idea, pero es obvio ¿O me equivoco?

Götze solo asintió con la cabeza y el silencio volvió. Debes en cuando, Reus hacía gestos, parecía estar molesto por la notica.

-¡Maldición!- Reus golpeo el volante y su acompañante se sobresaltó.

-Marco…- susurro en respuesta a lo que veía. Cuando lo miro detalladamente noto su particular sonrisa de lado que conocía bastante bien. Esa sonrisa que hacia cuando quería que hicieran una jugada riesgosa.

¿Qué decir de la mirada? Götze la conocía muy bien.

Solo faltaban unos días para que Mario partiera.

Solo faltaban unas cuadras para dejar a Mario en su casa.

Solo faltaban unas palabras reales para que Mario no se fuera.

-Aquí estamos…-dijo lo obvio el menor.

-Si…- murmuro Reus. Comenzaba a apretar los dientes.

Götze le dedico una mirada temiendo que algún día olvidara su rostro. Pronto tomaría un avión y su cercanía se rompería.

Por fin el castaño abrió la puerta y al estar a punto de estar completamente afuera del carro…

-Mario escúchame bien.- Reus logro detenerlo. Tomo un poco de aire para armarse de valor.- lo diré una vez y tu tomaras la decisión.- Busco en sus bolsillos las llaves de su casa.- Ten, agárralas.- Götze las sujeto y lo miro extrañado.

-¿Para qué…?

-Guarda silencio. No hables, solo escucha.-Reus nunca miro a Götze.- Justo cuando sea la media noche quiero que estés en mi casa. Como si fuera tuya también.

-¿Qué pretendes Marco?- La preocupación se escuchaba en la voz del pequeño. El frio hacia que temblara un poco, comenzaba a calar. Una tormenta se avecinaba.

-Quiero que pases un día entero conmigo. Si Ann ya lo sabe qué era de quien más nos ocultábamos, ¿qué más importa?- Götze parecía estar sorprendido, sin embargo Reus no lo miraría.

Porque si lo miraba, sus ojos cristalinos romperían en llanto.

Porque si lo miraba, se abalanzaría sobre él y se lo comería a besos.

Porque si le dedicaba otra vez esa mirada, no lo dejaría.

-Solo te pido un día Mario. Como si no nos importara lo demás. Como si nada mas tú y yo existiéramos en el mundo.

-Marco yo…- Götze vio las llaves en su mano y las apretó. No encontraba las palabras.

-Mario, es solo un día. Si llegas seré feliz y tu partida no me dolerá. Pero si decides no aparecer, prometo estar bien.

-¿Y tus llaves?- Pregunto un poco decaído. Quizás ya había tomado la decisión.

-Tengo la de repuesto. Ya sabes cuál. La que tú utilizabas.

De nuevo el horrible silencio los embargo. Reus ya había lanzado la apuesta, solo faltaba que Götze apostara.

-Mira, en verdad, la decisión que tomes yo estaré bien.

-¿Lo… lo prometes?

-Sí. Te lo prometo.

Sin más que agregar a la conversación. El castaño cerró la puerta del auto y camino hacia su casa. A lo lejos escucho el arrancar del coche.

“¿Por qué me haces esto?”

Reus comenzaba a perderse en sus pensamientos…

El inicio de un "Adiós"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora