Mario.- Consecuencias

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Habían pasado apenas dos días con el incidente de su casa, y aún no podían quitar el grafiti de las paredes. Que decir de la puerta, habría que cambiarla. El letrero de “Judas” escrito en la puerta, lo había hecho recapacitar un poco.

Götze ya iba para el Club BVB, todo lo meditaba, no creía que algo tan simple como un fichaje lo vieran tan mal, no solo lo pensaba por lo que había ocurrido en su casa, más bien lo veía por el lado de Reus, sabía que esa noche se había puesto a llorar.

Al llegar, solo podía ver a sus compañeros y sentirse tranquilo. Aquellos dos días, Reus había faltado a las prácticas, Götze tenía la ligera sospecha de saber el por qué de su ausencia, no pudo evitar sentirse mal por ello. No había sido su intención lastimarlo, en realidad, eso era lo que estaba evitando al haber firmado el contrato y el trato que había hecho, pero todo le había salido mal.

Y para darle un toque más, Lewandowski, estaba actuando de manera muy extraña, más de la acostumbrada y debes en cuando reía al ver la cara de Götze y para éste último le resultaba incómodo y molesto.

La sesión de entrenamiento iba de lo mejor, ejercicios de rutina, lo normal. De repente, recibió una llama, ni siquiera a su celular, fue directo de una de las oficinas del Club. Era su madre, sonaba realmente alterada. Noticias sobre Félix, su hermano menor, al parecer lo tenían en la dirección de la escuela y tenían que ir por él. Götze término convencido que era su deber, que tenía que hacerlo él, su madre solo le quería avisar, pues las especulaciones empezaban a volar.

Dejó el entrenamiento, se disculpó con Klopp y sin perder más tiempo fue directo a la escuela de su hermano. Antes de irse, había notado que los últimos dos días, los aficionados estaban llegando. Eran pocos realmente.

La escuela ya estaba vacía cuando Götze llegó, el alumnado ya había salido. “¿En qué problemas se habrá metido Félix ahora?”  Pensó. La realidad es que lo único que hizo Félix fue defenderse, los problemas lo habían buscado a él. Al parecer, unos chicos de la escuela lo persiguieron y justo cuando lo alcanzaron, Félix los enfrento y había terminado en una pelea.

Götze volteo a ver ser a su hermano que estaba justo sentado a un lado de él, tapándose la mitad del rostro con la bufanda, su mirada estaba enfrente. Dentro de sí mismo, sabía que Félix no voltaria a verlo.

Salieron de ahí e incluso en el automóvil, su hermano seguía cubriéndose el rostro y no le dirigió la palabra a Götze, a pesar que este trataba de hablar con él para hacerlo sentir mejor. Sin embargo, solo noto las miradas fulminantes que debes en cuando le lanzaba.

-Félix, en verdad, ¿estás bien?- No le hizo caso, solo se dedicaba a mirar el camino, mientras se sujetaba bien la bufanda. -Oye, si está muy mal, vamos de una vez al hospital… déjame…-A próximo una mano para tratar de bajar la bufanda de su hermano pero le dio un manotazo para que la regresara.

-Déjame en paz…- dijo  con una voz muy seria. Götze se orilló, lo miro fijamente.

-Félix, ¿qué te hicieron? ¿Es muy grave?

-No, solo déjame en paz…

-Solo déjame ver…- volvió acercar su mano pero su hermano lo empujo.

-¡DIJE QUE ME DEJARAS EN PAZ!

No le dio otra opción, bajo y abrió la puerta del copiloto donde estaba su hermano sentado. Por fin, pudo quitarle la ridícula bufanda que lo cubría, esa bufanda negro con amarillo.

El labio de Félix estaba partido e hinchado, y sin duda alguna, comenzaba a ponerse de un tono azul, casi morado. En el orificio nasal derecho tenía un torniquete de papel, Götze supuso que era para detener la sangre pero estaba ya prácticamente rojo.

De repente, ya no pudo examinar más, su hermano se le había dejado ir a golpes, no entendí bien por qué lo estaba haciendo, hasta que empezó a reclamar.

-Eres un tonto, ¿¡por qué tenías que cambiar de equipo!?

-Era…- forcejeaban para que su hermano no le diera otro golpe, realmente Götze  no se estaba defendiendo.- mejor…

-¿Mejor paga? ¡Claro! Ahora entiendo por qué te llaman Judas.- Götze no pudo esquivar los golpes y por fin uno de ellos acertado en su rostro.- Yo soy el hermano de Judas! –Entendió el por qué aquellos chicos golpearon a Félix.- ¡Maldito avaricioso! -Entendió todos los sentimientos que tenía su hermano y dejo de forcejear, dejándolo que lo golpeara.

Agotado, Félix se recostó en el piso junto a Götze.

-¿Terminaste?- Estaban un poco agitados, a lo que su hermano solo asintió con la cabeza.-Entonces, sube, te llevare al hospital…- Antes de levantarse, Götze se pasó la mano por el rostro, donde los golpes habían caído para después levantarse. Ayudo a Félix a reincorporarse y este volvió a su lugar. Había algo peculiar, lo noto justo en ese momento antes de subir. Levanto aquella bufanda y vio que era de su ahora antiguo equipo.

Tal vez, en verdad si era Judas.

Tal vez si había tomado una mala decisión.

Aquella tarde, Ann, había marcado a Götze desde Ibiza para felicitarlo, ignorando todo lo que estaba ocurriendo. Él no le comentaría nada de los problemas que estaba pasando y mucho menos que estaba en el hospital por lo de su hermano.

-Cariño, estoy muy contenta por tu gran fichaje.

-Sí, gracias.- Rio un poco nervioso, su familia llegarían pronto, no podía alejarse mucho.- ¿Por qué no habías llamado?

-Lo siento, he estado tan ocupada que no había tenido ni un minuto. Por cierto, espero que en mi ausencia estés cumpliendo nuestro trato.-Al oír eso, Götze bajo la cabeza. Era como si se sintiera avergonzado.

-Sí, de eso no te preocupes.

-No lo digo por preocuparme, sino por tu bien primor.

-Creo que por eso hice lo que me habías pedido, ¿no lo crees?

-Es verdad, no quería que fuese algo tan drástico pero no había de otra…

-¿Podrías bajar la voz?

-Tranquilo, estoy sola, ¿Dónde estás tú? ¿No deberías estar festejando?

-Estoy…-Voltio a su alrededor. Su hermano estaba en la cama un doctor lo revisaba.- Estoy con mi familia.

-Eso está bien. Mientras estés alejado de Marco un rato.- Un silencio los invadió pero casi de inmediato fue interrumpido.-Mario, me tengo que ir. Regresare pronto a Alemania para festejar…-Ann comenzó a reírse, pero era su risa de burla.- Como sea, nos vemos.

Ella colgó, Götze no tenía mucho que decirle con respecto a eso. En ese momento llego sus padres y los miro con mucha atención, ellos también estaban pagando las consecuencias de su decisión y sus acciones.

Solo podía lamentarse por lo descuidados que habían sido y no podía culpar a Reus porque ni siquiera sabía lo que pasaba. Götze estaba seguro que si le contaba algo, él también seria seriamente afectado como ya le pasaba.

El inicio de un "Adiós"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora