Interacciones

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     Steve y Kathryn volvieron a Estados Unidos para mencionar algunos puntos que encontraron en la fábrica de Hydra

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     Steve y Kathryn volvieron a Estados Unidos para mencionar algunos puntos que encontraron en la fábrica de Hydra. Por primera vez, la Alemana se vistió formalmente aunque se quejó de que su vestido era demasiado ajustada para ella, revelando su bonita figura. El rubio indicó en el mapa de Europa donde se concentraban las demás bases de Hydra mientras que la Alemana los marcaba con un lápiz.

—Solo le dimos un vistazo —Mencionó Kathryn, algo tensa.

—Pues nadie es perfecto —Animó Peggy, sin despegarle la vista a Steve.

—Son las fábricas de armas que conocemos —Retomó la palabra Steve para el Coronel Phillips—. El Sargento Barnes dijo que enviaron las partes a otro edificio que no está en este mapa.

—Agente Carter, coordínese con la MI-6, quiero que todos los aliados busquen esa base importante —Ordenó el Coronel mientras avanzaba un par de pasos.

—¿Y qué hacemos nosotros? —Consultó la Inglesa, esperando más órdenes.

—Haremos una fogata en el trasero de Johann Schmidt, Carter —Una muchacha rubia se acercó al Coronel para entregarle unos papeles—. ¿Qué dicen, Marshall y Rogers? Es su mapa, ¿Creen poder acabar con Hydra?

—Sí, señor. Necesitaremos un equipo —Afirmó la castaña en nombre de ambos.

—Ya estamos reuniendo a los mejores hombres —Determinó el Coronel.

—Señor, con todo respeto, nosotros también —Mencionó con firmeza Steve.

     Mientras que el Coronel y el Capitán América discutían la posibilidad de añadir a más personal en el equipo, Kathryn sugirió un nombre que merecía ir tras de ellos, ya que quería darle una oportunidad de demostrar que podía ser alguien mucho mejor de lo que era anteriormente, a si que miró a la Agente y ambas se retiraron del establecimiento en dirección al hogar de esta última, para poder vestirse a tiempo para la pequeña celebración a la que iban a ser partícipes.

     Mientras que el Coronel y el Capitán América discutían la posibilidad de añadir a más personal en el equipo, Kathryn sugirió un nombre que merecía ir tras de ellos, ya que quería darle una oportunidad de demostrar que podía ser alguien mucho ...

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     Una vez que llegaron al hogar de la Agente, Kathryn se asombró por lo ordenado que todo estaba, ya que estaba acostumbrada a mantener cierto desorden en algún punto de su hogar como algo "personal". Peggy la hizo entrar con amabilidad mientras que la castaña le agradeció por aquél acto. Al cerrar la puerta, Peggy la guió al segundo piso, tenía un conjunto en mente que quería probar en la Alemana. 

—¿Por qué usted hace esto? —Preguntó nerviosa Kathryn mientras observaba el armario de la Agente.

—Nos ayudaste muchísimo a pesar de ser Alemana como Erskine, también te enfrentaste a tu pasado para tener un buen futuro, mereces una recompensa ¿No? —Animó Peggy con una sonrisa.

—Pero, Srta Peggy... —Kathryn Quiso interferir pero Peggy la calló.

—Además, esa vestimenta de guerra no te ayudará a conquistar a Howard —Esto último hizo que la Alemana se sonroja a más no poder—. Este vestido te ayudará.

—Espere, ¿Por qué lo dice? No es que...

—Te gusta Howard, lo veo en tu mirada, no brilla tanto con Steve o su mejor amigo, pero cuando se trata del genio, brillan como nunca —Se sinceró Peggy, entregándole el vestido—. Pruébatelo y si te queda bien, te ayudaré con el maquillaje y el peinado.

—Gracias, Srta Peggy, es usted muy amable —Agradeció algo tartamuda la Alemana mientras se dirigía al vestidor a probarse aquél vestido que seleccionó la Agente.

     La incomodidad de saber que la Agente acertó en el pequeño enamoramiento que tenía sobre Howard la hizo estallar aún más en vergüenza, ya que quedó totalmente expuesta en sus sentimientos, agradeciendo por otro lado que no lo escuchase Bucky, Steve o el mismo Howard en aquella habitación. Al sacarse su ropa, notó que al lado de su abdomen tenía una pequeña cicatriz abierta, para su suerte la sangre estaba seca y su organismo la estaba intentando cerrar, por lo que prosiguió a vestirse.

     Una vez que se colocó el conjunto, salió para que la Agente la viese y comentase, pero Peggy simplemente sonrió al verla que simplemente le dio el visto bueno , guiándola hacia el espejo para que se apreciara mejor el conjunto que Peggy seleccionó.

—¿Cómo te sientes con el vestido? —Preguntó la Agente mientras traía un par de maquillajes según el tono de color de la castaña.

—Un poco ajustado, no podré sacar la panza que tengo —Mencionó con Sarcasmo mientras sostenía el aire.

—Relájese por favor, arreglaré su cabello —Sugirió Peggy mientras tomaba uno de los mechones de Kathryn.

     La castaña inició una agradable conversación para conocerla mucho más a fondo. Ambas mujeres se revelaron cosas bastante íntimas que, en un momento a otro llegaron a sentirse con mucha compasión la una con la otra, llegando a darse consejos de lo que estaba pasando actualmente en la guerra. Hasta que una pregunta surgió en la mente de la castaña, devolviendole el incómodo momento que tuvo antes de probarse aquél precioso vestido.

—¿Está usted enamorada del Capitán América? —Preguntó sin rodeos Kathryn, terminando de pintarse los labios como le enseñó Peggy.

Peggy suspiró, llevando su mirada a otro lugar. —No lo sé, Kathryn, es difícil...

—Oh... chica, ese hombre te adora, antes de llegar aquí y confesar todo no me hablaba de otra cosa que fuera de tí —Admitió la castaña, dándose la vuelta para mirarla a los ojos—. Deberías darle una oportunidad. 

     La agente se sonrojó a más no poder y le pidió amablemente a la castaña que esperara en la sala común mientras ella buscaba su vestuario. Kathryn soltó una pequeña risita y accedió a su petición, bajando las escaleras mientras se acomodaba el vestido. Revisó su bolsa de mano para verificar que todo estuviese en orden —cosa que así fue— y se paró al lado de la ventana, apreciando la bella noche que se presentó ante sus ojos.

     Al pasar unos 30 minutos aproximadamente, el sonido de los tacones retumbaban aquella sala silenciosa en donde Kathryn se encontraba. Una Peggy vestida de rojo se encontraba ahí, como si fuese un perfecta rosa, era tan bella vestida así que Kathryn se sintió intimidada ante ello. Una vez que ambas estuvieron listas, salieron de la casa rumbo al bar en donde se encontraría Steve y los demás del nuevo pelotón.

¿Tomarás mi mano? - Howard StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora