[Mía] 6

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Rosé

—Haz algo para que deje de gritar—. Mascullé, sin aminorar mi paso hacia el elevador.

—¡Señora, debo insistir en que no puede entrar al hotel sin identificarse!— Le eché una mirada hastiada a Moonbyul, que rodó los ojos y se giró para interceptar al molesto gerente del hotel, que venía detrás de nosotros cinco, protestando.

Sin esperarla, subí al elevador seguida de mis tres hombres.

—¿Hay gente en las escaleras?

—Sí, señora, también enviamos algunos al techo, todo está cubierto, no tiene a dónde escapar.

—Perfecto— Susurré, tomando entre mis manos las dos armas que llevaba escondidas dentro de la chaqueta.

Las puertas del ascensor se abrieron en el piso diez del hotel, y salí caminando con decisión hacia la habitación 129.

Había un solo guardia en la puerta, escuchando música con un par de auriculares y mirando hacia otro lado.

Jack se apresuró a adelantárseme y golpearlo en la cabeza con la culata de la pistola una sola vez. Calló como un peso muerto sobre la alfombra verde, y asentí en dirección a la puerta.

Jack golpeó una vez, y luego de un minuto y medio, alguien comenzó a abrir la puerta.

—¿Qué mierda suce-

Myoui Mina nos observó con los ojos como platos durante un par de segundos, antes de intentar voltearse y volver a entrar en la habitación a toda velocidad.

Fui la primera en adelantarme y tomar su cabeza con una mano, mientras la apuntaba con la otra.

—No, no, Myoui, no corras como la cobarde que eres.

Ella se revolvió en mis brazos, gruñendo e insultando mientras era empujada dentro de la habitación.

—Lárgate de aquí—. Una muchacha de unos veinte años, rubia y desnuda sobre la cama, temblaba sin control, y levanté un brazo en dirección a la puerta para dejar claras mis intenciones. —Largo.

La chica no tardó ni dos segundos en irse corriendo, arrastrando una sábana tras ella, mientras mis hombres se encargaban de atar a Mina sobre una silla de madera que descansaba en el centro de la habitación.

—Bueno, bueno, Mina...— Me senté tranquilamente en una silla frente a ella, mientras la veía fulminarme con la mirada, temblando de rabia.

—¡Suéltame, hija de perra!

—No hasta que sepa lo que he venido a averiguar. ¿Por qué mierda me atacaste la otra noche?

—Vete a la mierda.

Rodé los ojos y me incliné hacia adelante, apoyando mis codos sobre mis rodillas.

—Te daré una segunda oportunidad. Dime por qué lo hiciste, y puede que salgas viva de aquí.

Mina volvió a forcejear contra las ataduras y luego me miró con más odio todavía.

—Fue por Shin.

—¿Ryujin?— Fruncí el ceño. —¿Qué mierda tiene que ver esa hija de puta aquí?

—Shin era mucho más astuta e inteligente de lo que tú nunca serás, Park.

—¿De verdad?— Arqueé una ceja, divertida. —¿Entonces, por qué ella está a tres metros bajo tierra y yo estoy aquí?— Mina volvió a revolverse, insultándome. Bufé. —Myoui, me estás aburriendo, y créeme que eso no es algo bueno para ti, porque en cuanto me canses y decida marcharme, este amigo mío de aquí—. Levanté mi pistola, señalando a Max, otro de mis hombres. —Va a volarte la cabeza de un tiro. Así que más te vale hablar claro y rápido. No estoy para juegos.

Suya | ChaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora