Suya | Chaesoo

[Mía] 9

Jisoo

—¿¡Quién mierda es!?— El grito de Lisa terminó de despabilarme, y corrí lo más rápido que pude hacia el primer piso de mi nueva casa mientras me ataba el cinturón de la bata con manos temblorosas.

En cuanto llegué al recibidor, me encontré con la espalda de Lisa, mientras ella observaba por la mirilla con el ceño fruncido.

Echándole un vistazo rápido al reloj de pared comprobé que recién eran las seis de la mañana.

—¿Qué haces aquí, Moonbyul?— Masculló Lisa cuando abrió la puerta, y miré de arriba abajo a la guardaespaldas y socia de Chaeyoung.

Estaba agitada, desarreglada y asustada.

Un estremecimiento de alarma me recorrió entera.

—Hay problemas—. Dijo simplemente, y por la mirada desenfocada que tenía, supe que algo andaba realmente mal.

Siete minutos más tarde, Moonbyul ya estaba sentada en el sillón de la sala con un café en la mano, mientras yo arrullaba a Sophie en mis brazos, que había comenzado a llorar por todo el barullo.

—Necesitamos información clara, Byul, así que deja de jadear, ¡y habla de una maldita vez!— Lisa estaba fuera de sí, caminando de lado a lado en la habitación, mientras se pasaba las manos por el cabello nerviosamente.

Eso debía ser algo de hermanas. Quizás ella lo había aprendido de Chaeyoung.

—Rosie me ofreció dejarme todos sus negocios ahora que se estaba saliendo de la mafia. La rechacé— Comenzó mientras inspiraba hondo. —En las últimas semanas todo ha sido un desastre con lo que está haciendo. Despidió a todos sus guardaespaldas excepto a los que están aquí ahora, ha desbaratado miles de negocios y se ha ganado una buena cantidad de enemigos. Habíamos estado hablando ella, Jennie y yo en un restaurante ayer por la noche, y allí le dije que debería tener más cuidado, pero ustedes saben lo terca que es...— Sacudió la cabeza lentamente, y yo estuve a punto de sufrir un colapso nervioso.

—¡Dime de una vez que le sucedió a mi novia!

—La secuestraron, Jisoo— Susurró Moonbyul lentamente. —A ella y a Jennie, las secuestraron ayer al salir del restaurante. Namjoon se contactó conmigo en la madrugada para hacer que le pasara el dinero de Chaeyoung a su cuenta bancaria. Piensa asesinarla, pero no creo que sea pronto.

Cerrando los ojos con fuerza, me dejé caer sobre el sillón de un cuerpo frente a ella, y Lalisa se cubrió el rostro con ambas manos.

—Es mi culpa—. Susurré, estrechando a mi hija más fuerte contra mi cuerpo.

—¿Tú culpa? ¿De qué hablas, Jisoo?— Moonbyul me observó como si repentinamente me hubiera salido un tercer ojo en medio de la frente.

—Si yo no le hubiese pedido que se saliera, nada de esto hubiera sucedido, nada.

—Hubiera ocurrido tarde o temprano. Esto no es culpa de nadie.

—¿Gajes del oficio?— Mascullé amargamente, mientras bajaba la cabeza y besaba la mejilla de mí hija nuevamente dormida.

Lisa suspiró, y se sentó junto a Moonbyul.

—¿Qué podemos hacer?

—No mucho. Prácticamente, yo y tres tipos que están protegiéndolas allá afuera somos los únicos empleados que le quedan a Chaeyoung. No somos nada en comparación a todo lo que tiene Namjoon.

—Debemos sacarlas de allí— Susurré, con la vista perdida en algún punto fijo, y noté la mirada de Moonbyul fija en mí.

—Es prácticamente imposible, Jisoo.