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─ Y cuando termines avísame y llamo a radiografías, ¿sí?

─ Hum.

─ Mariano.

─ ¿Hm?

─ ¿Me estás escuchando? ¡Mariano!

El doctor Guzmán recibió un golpe seco en la nuca de parte de su enfermera.

─ ¡¿Qué te pasa, Michelle?! ¡eso me dolió!─ se quejó Mariano. Ella lo sacó de su trance con un buen estatequieto y Mariano retrocedió desestabilizado.

─ Por supuesto que te dolió, ¡es que no estás prestándome atención!

─ Lo siento... he tenido una semana difícil.

─ ¿Huh?

En efecto, la semana de Mariano había sido la peor semana de su vida.

Desde que había aceptado salir con Isabela, y que extrañamente ella estuvo de acuerdo, Mariano no tuvo descanso, su mamá constantemente le daba consejos para que su relación floreciera, Alma Madrigal se puso en contacto con él y lo presionaba para ser el novio perfecto, y con el empleo tan demandante que tenía Mariano su tiempo se había reducido a "atender a Isabela + ganar dinero para atender a Isabela".

Apenas habían transcurrido un par de meses y Mariano estaba tan agotado, física y mentalmente, que su cerebro estaba sufriendo un cortocircuito.

─ Ve a descansar, Mariano─ dijo Michelle─ si no lo haces probablemente alguien muera, y no estoy segura de que seas tú.

─ No puedo─ negó el mayor─ tengo que ganar dinero para consentir a Isabela...

─ ¿Qué? ¿De qué demonios estás hablando?

Mariano ignoró las quejas de su enfermera que muy bien justificadas estaban y se ocupó de los pacientes que esperaban frente a su consultorio.

Nada del otro mundo, Mariano sólo debía aguantar unas horitas más antes de pensar en descansarse.

─ Mariano, ¿terminaste?, creo que debes dormir una siesta hasta las seis que tienes que ir a atender el área de-.

Apenas los ancianos dejaron de entrar y salir del consultorio del doctor Guzmán, Michelle se acercó a recordarle a su compañero que si no dormía empezaría a funcionar de forma deficiente en su empleo y un médico deficiente es más peligroso que mono con cuchilla.
Para su sorpresa y gusto Mariano estaba durmiendo a pata suelta en el escritorio.

─ Menos mal, si no podría acabar muerto algún paciente. Yo me encargo de gerontología.

Lentamente Michelle cerró la puerta del consultorio y espantó a cualquiera que decidiera molestar al doctor en su urgente siesta.

𝐂ARIÑO 𝐌IO | MarianiloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora