꒰⁠ O11 ꒱

302 40 5
                                    

━━━━━━━━ ꒰⁠ ♡⁠ ꒱ ━━━━━━━━

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

━━━━━━━━ ꒰⁠ ♡⁠ ꒱ ━━━━━━━━

─ ¿Debería llamar a tu mamá otra vez, Camilo?

─ No...

─ Eso imaginé. Espero que no se repita, no quisiera tener que expulsarte... de nuevo.

Y Camilo se levantó de la silla que estaba frente al escritorio del director para irse a su casa hubiera más clases o no.

─ ¡Milo! ¡Milo! ¡Espérame!

Mientras soltaba insultos al aire detrás suyo fue Mariano que había esperado fuera a que saliera de la oficina, y lo siguió a través del pasillo camino a la salida de la preparatoria.

─ ¿Tú qué quieres?─ se volteó con gesto malhumorado.
La cara con la que miró a Mariano consiguió asustar un poco al mayor.

─ Estás... ¿enojado conmigo...?

Y al mayor le dio miedo preguntar porque, a pesar de que Camilo no era alguien que se enojara con facilidad, él seguía teniendo un carácter fuerte que te hacía sentir como una basura con las palabras correctas.

─ Ah... Mariano...─ suspiró Camilo agarrándose el puente de la nariz.

No es que estuviera enojado con el hombre, simplemente era que Camilo no estaba de ánimos para aguantar a nadie, ni siquiera a Mariano, la persona que mejor le caía en todo el mundo.
Había ocasiones en las que incluso Camilo, un desesperado por contacto social, se hartaba de las personas. Generalmente gracias a la escuela.

─ No, no estoy enojado contigo, sólo... déjame solo, ¿sí?, no quiero estar con nadie ahora.

Pero si algo sabía Mariano es que alguien que pide estar solo generalmente no quiere estarlo, si no que necesita que lo escuchen sin interrumpciones, y Mariano era estupendo en eso.

─ Milo─ dijo poniendo una mano en la espalda del aludido─ estás enojado, se te nota. Quizás te haga sentir mejor si te desahogas, ¿porqué no vamos a tomar un café y dices lo que quieras?, no es sano guardarse todo eso... y puedes golpearme si te hace sentir mejor.

Como Camilo soltó una risita, Mariano relajó sus hombros.

─ Jamás podría golpearte...─ dijo el menor en tono enternecido ganándose una sonrisa de Mariano─ sin provocación─ pero ahí nomás el hombre se puso tenso de nuevo─ ¡Es mentira, Mariano, te estoy molestando!─ se rió Camilo en su cara─ ¡tendrías que haber visto la cara que pusiste! ¡no puedo creer que te la hayas creído!

Bueno, en defensa de Mariano su miedo estaba justificado, Camilo recurría a la violencia con demasiada frecuencia para ser alguien que pesaba menos de 50 kilos y medía 1,60. Sin embargo él estaba feliz de ver a su adorado Milo contento de nuevo, aunque fuera riéndose de su miedo a ser agredido en una gasolinería.

𝐂ARIÑO 𝐌IO | MarianiloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora