[mariano × camilo]
La madre de Mariano está empecinada con una cosa: nietos, pero Mariano aún no se ha ni casado. Una cosa lleva a la otra y Mariano termina comprometido a la fuerza con Isabela Madrigal, la hija de su mentora, y pareciera que Marian...
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Mariano se sentó en el sofá a oscuras mientras la familia Madrigal se amotinaba en el comedor y suspiró.
¿Porqué había accedido a relacionarse con una familia tan loca? Si amara a Isabela lo haría por ella, pero sus sentimientos por la mujer eran tan insípidos que hasta él sentía asco de sí mismo. Y luego estaba Camilo.
Había algo en aquel jovencito de cabello rizado cobrizo, ojos verdes perezosos y figura delgada que le llamaba poderosamente la atención a Mariano, quizás era su personalidad magnética, astuta y divertida, quizás era su manera particular de reaccionar ante las cosas, o quizás era lo auténtico que era. Sea como sea, Mariano se divertía con él y sentía que, por primera vez, alguien en esa familia le caía bien. Sin compromisos, sin falsedades, sin mentiras de por medio.
─ Mariano, ¿no vienes?─ Agustín se asomó en el umbral de la sala y el aludido asintió─ ¡Apúrate entonces, Isa ya va a soplar las velitas!
El señor desapareció por donde apareció y Mariano tuvo que levantarse del sofá, acomodarse el cabello y respirar hondo para no sucumbir a la locura. Irónicamente Camilo era quien lo mantenía cuerdo en esa familia.
─ ¡Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz, que los cumplas Isabela, que los cumplas feliz!
─ ¡Sopla las velitas!
─ ¡Pide un deseo!
─ Ya está.
─ ¿Y qué pediste?
─ No puedo decirte, Mirabel, si te digo no se hará realidad.
─ ¡Owww!
La familia Madrigal lucía contenta, eso era bueno, y se reían, cantaban, abrazaban a Isabela y se sacaban fotos con ella, todos excepto Camilo, que estaba parado en silencio sin expresión en su rostro mirando fijamente a su prima.
¿Qué le habrá dicho Isabela? se preguntó Mariano más atento al pequeño colorado que a su novia.
─ ¿Camilo?─ susurró a su oído inclinándose a un costado─ ¿Qué pasó con Isabela? ¿qué te dijo?
Camilo apenas le dio un vistazo de reojo a Mariano, su expresión no cambió en absoluto. Sólo hizo un pequeño movimiento y Mariano sintió algo en su bolsillo delantero del pantalón.
─ ¡Oye!─ exclamó Félix─ ¡aléjate de mi hijo! ¡¿entendiste?!
─ ¿Qué-?
─ ¡A abrir los regalos!
Mariano abrió la boca para responder pero la cerró enseguida sopesando las consecuencias, no tuvo otra opción más que obedecer o los presentes se darían cuenta que se traía algo con el primo de su novia.