[mariano × camilo]
La madre de Mariano está empecinada con una cosa: nietos, pero Mariano aún no se ha ni casado. Una cosa lleva a la otra y Mariano termina comprometido a la fuerza con Isabela Madrigal, la hija de su mentora, y pareciera que Marian...
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─ ¿Camilo?
Mariano abrió la boca y el nombre del chico fue lo único que salió.
─ ¿Mariano?
Mientras que el jovencito le sonrió por inercia.
─ ¿Doctor?
Nadie entendía nada y ellos mucho menos.
─ ¿Hola?
Pero debía ser cosa del destino, si no no había explicación de cómo se volvieron a encontrar los dos en ese lugar y momento específico.
─ ¿Doctor? ¿Está bien? ¿Qué pasa?
La enfermera movió sus manos delante del doctor Guzmán porque éste no salía de su asombro. Y cómo salir, si Mariano estaba delante de Camilo y una pierna perforada.
─ ¿Q-qué haces aquí?─ balbuceó Mariano─ ¡¿TE LASTIMASTE?! ¡¿TE DUELE?! ¡QUÉ DIGO, CLARO QUE TE DUELE! ¡NO TE PREOCUPES, YO TE CURO, CAMILO!
─ Tranquilo Mariano─ se rió el jovencito─ estoy bien, no fui yo quien se lastimó─ y señaló a su amigo junto a él con una pierna atravesada por el palo de una pala.
Si Camilo no era el herido seguramente algo había tenido que ver con la herida de su amigo.
─ Oh, y-ya veo... ahora te reviso, no te preocupes, amigo de Camilo.
─ Marcos.
─ S-sí, eso. Permíteme.
En cuestión de segundos Mariano llamó a su equipo para que removieran el objeto de la pierna de Marcos, él le bajó la inflamación y dio a Marcos un sedante, todo esto con Camilo en medio observando fascinado el procedimiento.
─ ¡Ak!─ se quejó Marcos. Él solía aguantar muy bien el dolor pero esa cosa era otro nivel─ duele... Esto es tu culpa, Camilo. Nunca más te hago caso, no importa cuántas veces cacarees llamándome "cobarde".
─ Oye, fue divertido─ se defendió el aludido─ para mí.
Tanto Mariano como Marcos arquearon una ceja, ¿Camilo no le temía a nada?
─ Muy bien Marcos, respira hondo y... ¡afuera!
Fue rápido, como un pinchazo.
Marcos pudo sentir como la madera pasó a través de sus dos huesos, le cortó la piel e hizo un sonido como "¡zas!" seguido de un ardor impresionante. Por suerte la anestesia hizo efecto rápido y el dolor no fue ni la cuarta parte de lo que había sido al atravesarse la pierna.